El Chile que quiero

A poco más de dos meses del estallido social y sus efectos colaterales, el 2020 se avisora incierto y con más preguntas que certezas. A días de un nuevo año, le pedimos a algunos de nuestros entrevistados que miraran hacia el futuro y se preguntaran lo siguiente: ¿qué cambios concretos pedirías para Chile? ¿Dónde debiera estar el foco de las demandas sociales? ¿Cuál es tu aporte desde tu ámbito de trabajo? En estas páginas, las reflexiones de cada uno.

Por Macarena Ríos R.

RENATE NEUMANN, ARTISTA

Yo siempre me voy a abanderar por la verdad, por la justicia, por el amor. Por la dignidad. Siento que necesitamos un país mejor, más igualitario. No se puede aceptar que la gente sufra mientras el del lado se está aprovechando, que las empresas saquen partido, se coludan y suban precios, pero tampoco hay que meter a todos en el mismo saco. Los que hemos tenido una situación razonable, fruto del esfuerzo, también merecemos un buen trato, porque hoy la discriminación es transversal.

Pintar murales para alegrar la vida de niños, enfermos y personas privadas de libertad me llena el alma. Se habla tanto de Chile y se hace tan poco. Este país se mueve por el voluntariado silencioso y eso busco desde mi trabajo: llevar color y alegría a lugares vulnerables, porque la dedicación y el amor incondicional levantan el espíritu.

AGUSTÍN SQUELLA, ABOGADO

Me hace mucha ilusión una nueva Constitución. Una ilusión no ingenua, espero, porque una Constitución es solo eso -una Constitución-, pero tampoco nada menos que eso. Forma del Estado, régimen político, derechos fundamentales: he ahí solo algunos de los importantes contenidos de una Constitución, la primera democrática, tanto en su origen como en su contenido, que habrá tenido el país.

¿Medidas sociales? Pienso que el acceso a la salud y a una previsión oportuna y justa son los asuntos más urgentes, y sin perjuicio de los derechos que a ambos respectos se establezcan en la futura Constitución, con ellos ya se está avanzando con medidas paliativas. Pero habrá que hacerlo luego, estructuralmente, con nuevas leyes y políticas públicas sobre el particular.

 TODD TEMKIN, EMPRESARIO

No son pocos quienes me han preguntado si pienso volver a EE.UU. La respuesta es no. Chile es mi país.  No obstante, me entristece ver el país tan atrincherado. No hay espacio para el encuentro. Hemos vuelto a la dialéctica de la guerra fría. Una especie de yihad entre dos grandes paradigmas. ¿Cuál es la conversación que falta? ¿Cómo se puede construir un país en donde todos los chilenos puedan vivir en paz su propio paradigma?

El país está demasiado centralizado. Las ciudades no tienen la autonomía suficiente para desarrollar una verdadera identidad aunque quisieran. Entonces, Valparaíso se transforma en campo de guerra, una herida abierta, la zona cero del actual conflicto chileno. En este doloroso escenario, sueño ser un agente de sanación, un ser menos ideologizado y más enfocado en el encuentro y la conversación.

CECILIA TOLEDO, GESTORA CULTURAL

¿Qué cambios concretos pedirías para Chile este 2020?
El necesario cambio cultural de nuestro país y de todos quienes hacemos parte de su tejido social. La cultura implica priorizar el conocimiento de nuestra historia y nuestro patrimonio tangible e intangible, para así también entender y valorar nuestro presente y nuestro futuro. “Sólo somos porque fuimos”, esto significa que si no conocemos y no aprendemos a amar nuestros orígenes, es muy difícil que nos sintamos parte, ni que amemos nuestro entorno, incluyendo en él a quienes nos rodean.  No se puede amar lo que no se conoce. Urge un nuevo sentido de identidad que no sólo se limite a mirarnos a nosotros mismos, sino que a querer construir en conjunto, cada uno en su redignificado rol de aporte innegable a la sociedad, un mejor destino en unidad.

¿Dónde debiera estar el foco de las demandas sociales?
En la mejora sustantiva de todo el sistema educacional de Chile enfocada en el conocimiento, la urgente revalidación del sentido e importancia de la cultura. Historia, filosofía, arte, educación cívica, educación física, y ética, son solo algunas de las materias que debieran volver a ser obligatorias en nuestras aulas.

¿Cuál sería tu aporte desde tu ámbito de trabajo?
Como cantante y gestora cultural tengo la suerte y el honor de trabajar en proyectos interculturales e inclusivos, tanto en Chile como en el extranjero, que siempre han estado enfocados en la unidad a través de la música y el canto compartido. Y el resultado siempre ha sido el mismo.

Además de mi labor en las Temporadas Musicales de Reñaca, hace 3 años fundé en Valparaíso el primer coro intercultural e inclusivo de Chile, COROREANDO, en el que junto a ciudadanos de nuestra región y migrantes hemos ido caminando juntos en fraternidad, diálogo, empatía, cariño y aceptación del otro, a pesar y gracias a nuestras diferencias. Nuestra próxima meta es presentar un musical inédito, titulado Del Amor, al Amor”, que habla de nuestra historia, así como de la importancia de la música en su rol sanador y unificador.

Estamos seguros de que vale la pena seguir sembrando la esperanza de un cambio cultural que un día coseche frutos de unión en nuestra patria que hoy tanto lo necesita.

GASTÓN SOUBLETTE, FILÓSOFO

Quiero justicia. Quiero que termine la desigualdad escandalosa en Chile. Quiero un reconocimiento de los pueblos originarios en todo lo que vale su cultura y quiero una educación que sea formativa, no solo informativa.

Mi aporte sería el de la espiritualidad, incluidos los valores cristianos, tan olvidados hoy en día, y por supuesto, la sabiduría tradicional popular chilena.

VALENTINA VALECH, LÍDER SOCIAL

Chilecracia.org ya hizo un sondeo donde se priorizan los temas más simbólicos. Las respuestas las está dando la gente y hay que combinar eso con la viabilidad técnica, porque caer en populismos es la gran amenaza, entendiendo que las medidas toman tiempo.

En Ashoka trabajamos con agentes de cambio, llamados fellows, quienes conocen de cerca las carencias de la gente y lo que necesitan. Estos emprendedores sociales pueden ser puentes conectores para traer la voz de la ciudadanía y hacerlo de manera ágil.

Hoy el foco debiera estar en acelerar la construcción en todas sus formas, no la destrucción. En establecer diálogos que logren restablecer la confianza en las instituciones, y que nos permitan ver la política como un espacio de diálogo. No hay otra forma. Dejemos a los expertos trabajar y poner su energía en construir esta nueva agenda social.

VICTORIA VALENZUELA, ESCRITORA

Quiero una Constitución paritaria el 2020. Asegurar la representación igualitaria entre mujeres y hombres en el proceso constituyente que se iniciará con el plebiscito de abril. Pienso que la introducción de la mujer en los dominios políticos, sociales e institucionales, va a permitir desarrollar otro tipo de realidad nacional, donde las relaciones sean más horizontales e inclusivas. La  performance “Un violador en tu camino” del colectivo porteño Las Tesis, que se tradujo y se reprodujo simultáneamente en países tan remotos como Kenia y Turquía, está dando cuenta de cuán urgente es un cambio del sistema patriarcal.

Demandas sociales

Dado el complejo escenario que a nivel mundial estamos siendo testigos, pediría un cambio en las políticas medioambientales que aseguren el término de las zonas de sacrificio y una mayor regulación para las mineras, hidroeléctricas, forestales que exploten nuestros recursos naturales. Esto implica planes de reforestación con especies nativas, inversión en limpieza de las aguas y mayores impuestos para financiar demandas sociales.

El acceso y la calidad en la educación pública son clave para enfrentar la pobreza, al narcotráfico y la delincuencia. Además permitiría que el país se desarrolle más al formar profesionales capaces de desarrollar valor agregado a nuestros recursos naturales, fomentar la innovación y propiciar el desarrollo de empresas «unicornio», que en Chile, lamentablemente, no existen.

Aporte desde mi ámbito de trabajo

Como escritora me siento en la obligación de cumplir mi rol de denuncia sobre la construcción de la memoria colectiva a partir de retratar la vida cotidiana y las prácticas sociales que marcan una época. Las personas que pertenecemos al mundo de las artes y la cultura, tenemos la responsabilidad social fundamental de ser el eco amplificador de un lugar y un tiempo determinado. Nuestra generación de poetas, novelistas, ensayistas, memoristas y dramaturgos van a tener que dar cuenta de lo que se vivió el estallido y cómo éste repercutió en los distintos ámbitos de la vida del Chile de comienzos del siglo XXI.

MUST

La dignidad tiene que ser más que solo un slogan. A las organizaciones y fundaciones que trabajan directamente en ayudar a las familias más vulnerables, les vendría bien una modernización y simplificación de los procedimientos para recibir donaciones de personas y empresas que quieran aportar. Urge modernizar la burocracia estatal que asfixia a los organismos públicos, junto con una verdadera descentralización que permita a las intendencias, gobernaciones y municipalidades apoyar la labor y tener un diálogo mucho más fluido y efectivo con estas organizaciones.

Dentro de las demandas sociales

El suministro de agua potable, la construcción de alcantarillados, la conectividad de comunidades aisladas que, en algunos casos, aún no cuentan con electricidad; la ornamentación y embellecimiento de los barrios con áreas verdes y canchas deportivas, acabar con los acopios de basura y las calles sucias, la construcción de espacios comunitarios que fomenten los procesos formativos de la juventud; todas necesidades que inciden directamente en la calidad de vida de las personas, pero sobre todo, la dignifican.

Aporte desde mi ámbito de trabajo

Uno de los objetivos de MUST es el desarrollo del compromiso social de la juventud y de la responsabilidad que les corresponde en la construcción de un país más justo, otorgándoles una plataforma para que puedan canalizar su tiempo y su energía en pos de generar cambios sustanciales para la Región de Valparaíso y Chile, como lo hemos hecho hasta ahora, por ejemplo, con el apoyo brindado a Fundación Vivienda en la construcción de viviendas en los cerros de Valparaíso durante ciertos fines de semana.

AUGUSTO RUIZ-TAGLE, EMPRENDEDOR

Cambios concretos

Creo que el cambio más importante que pediría es un cambio de actitud de todos nosotros, los chilenos, que volvamos a encontrarnos y encontrar también los puntos comunes que nos permitan avanzar hacia una sociedad más justa, inclusiva, y próspera. Debemos dejar el clima polarizado, debemos tener una actitud de apertura, de escucha, de empatía, pues es la única forma de lograr establecer esa aspiración común.

  1. Medidas sociales prioritarias

Pareciera que una parte mayoritaria del movimiento, que es social y agnóstico a la política, sólo quiere mayor bienestar y justicia. También es claro que las necesidades son muchas pero Chile sigue siendo Chile, nuestro PIB no ha cambiado por lo que la capacidad de hacerse cargo de todo en el corto plazo es poco factible si queremos seguir teniendo un país serio.

Han aparecido herramientas valiosas, como es el caso de chilecracia.org, que con metodologías serias nos ayudan a entender la valorización que hacen las personas en un contexto de escasez. Parte de las medidas más prioritarias buscan mayor justicia: cárcel efectiva para los delitos de colusión, soborno y cohecho. Y estas medidas no han aparecido en la agenda corta.

Aporte desde mi ámbito de trabajo

En Destacame tenemos un propósito claro: ayudar a millones de chilenos y personas en Latinoamérica a lidiar con el sistema financiero, ya sea porque nunca han tenido acceso justo a los servicios que provee o porque los tuvieron en algún minuto pero no terminaron bien. A estos últimos los ayudamos consiguiendo descuentos para que puedan pagar sus deudas y luego los guiamos para que puedan volver a comenzar.

Existen varias mejoras que se deben implementar al sistema financiero: desde contar con mayor información para que las personas puedan ser evaluadas de forma justa, de empoderar a los usuarios a adueñarse de su información, hasta implementar sistemas y políticas que bajen los costos de proveer el servicio, lo que ayuda a generar inclusión financiera.