La mente pensante detrás de Lab4U, la plataforma tecnológica y educativa que convierte los smartphones en laboratorios portátiles tiene un sueño: democratizar la educación científica y lograr llegar con la aplicación a un millón de estudiantes. Más allá de los premios y reconocimientos obtenidos en estos doce años, Komal está empujando el carro de las transformaciones desde las STEM. “Si queremos cambiar el mundo necesitamos desarrollar talento y conectarlo al mundo laboral. Pensando en los trabajos del futuro y en lo que se viene: IA, machine learning, automatización, las industrias necesitan con urgencia de ese talento STEM”.
Por Macaren Ríos R./ Fotografías Javiera Díaz de Valdés
Dicen que la curiosidad mató al gato, pero en el caso de Komal —hija de inmigrantes indios, 36 años y un hermano—, esta le sirvió como trampolín para todo lo que vendría después. Pudo haber sido una científica brillante, pero quiso ser un aporte para la sociedad a través de la ciencia desde la educación y se convirtió en una líder en innovación.
El hambre de conocimiento, su curiosidad incansable y las ganas de cambiar el mundo la llevaron a estudiar bioquímica. “Había pasión, había intención, había un sueño. Obvio que puedo cambiar el mundo, decía. Mi familia influyó, piensa que era hija de inmigrantes y la historia de los hijos de inmigrantes es de mucho esfuerzo. Mi papá salió de cuarto medio y fue a la universidad de la vida. Llegó a Chile con cien dólares en el bolsillo sin saber hablar español y con un inglés muy básico. De mi mamá heredé la resiliencia. Siempre me motivó para estudiar lo que yo quisiera y ese esfuerzo para que fuera a un buen colegio y a una buena universidad fue lo que me motivó a dar lo mejor de mí. ¿Cómo no me iba a esforzar para sacar adelante mi carrera?”.
EL PROPÓSITO DE LAB4U
En sánscrito, Komal significa ternura. “No sé si es bueno o malo o si describe quien soy, pero, anecdóticamente, mi nombre en México significa sartén”. Hoy Komal tiene la sartén por el mango.
Extrovertida, simpática, elocuente, Komal gesticula al otro lado de la pantalla y mueve los brazos con vehemencia. Cuesta imaginar que alguna vez fue tímida y que en el colegio sufrió bullying. “En el colegio fui super discriminada por mi color de piel, por mi nombre, por mi religión, por ser vegetariana, me daba vergüenza decir que era vegetariana. Hoy soy vegana y eso es algo visto como cool”.
Al momento de la entrevista venía llegando de Harvard, invitada por el World Economic Forum (WEF) junto a otros jóvenes líderes mundiales para un curso de liderazgo. Durante esa semana escuchó a grandes como Dan Levy, Adam Grant, Farayi Chipungu, Ricardo Hausmann y Max Bazerman. “Ahí estaba yo, junto a una actriz de Bollywood, a un experto en IA de Google, a un miembro del parlamento de Mongolia, a un activista medioambiental, un inversionista de Silicon Valley y una figura pública de Japón. Nos pusieron a todos dentro de la juguera de Harvard con profesores que nos hicieron pensar en cómo podemos solucionar los problemas del mundo”.
“Cierro con una idea que se discutió mucho en este grupo tanto en las palabras de David Rubenstein como de Larry Summers: “We are at 1/3 of our life, so let’s not take for granted the next 2/3”, publicaría más tarde en su cuenta de Linkedin.
Aunque dice que quiere vivir cien años, Komal corre contra el tiempo. Sabe que el setenta y cinco por ciento de los trabajos del futuro, de aquí al 2050, estarán relacionados con las STEM (por sus siglas en inglés: ciencia, tecnología, ingeniería y matemática), de acuerdo con la ONU. “Sin embargo, solo el dieciséis por ciento de los estudiantes están interesados en estudiar este tipo de carreras”.
“Ahí es cuando nace mi inquietud de querer solucionar los problemas de la educación científica para que haya más personas con conocimientos y habilidades, con curiosidad y alfabetización científica que les permita ver el mundo que los rodea para solucionar estos desafíos globales que hoy día tenemos. Así nace mi intención con Lab4U”.
LABORATORIO DE BOLSILLO
En la práctica, Lab4u aprovecha una serie de sensores del celular, como el GPS, acelerómetro, giróscopo y sonómetro —que son ocupados para juegos y navegación— para diseñar experimentos y actividades de física, química y biología sin la necesidad de un laboratorio. “Para realmente aprender ciencia necesitas vivir la práctica de la experimentación científica”.
La culpa de todo la tuvo un cartel. Corría el año 2013. Mientras trabajaba en la tesis de su magíster en Diagnóstico Molecular vio un aviso de Startup Weekend en los pasillos de la Universidad de Chile que decía “cambia el mundo en 54 horas” y se inscribió, con esa curiosidad que es parte de ella, sin saber que le cambiaría la vida y que, más temprano que tarde, colgaría el delantal como una promisoria bioquímica para entrar de lleno en el ecosistema emprendedor. Porque el pitch que daría para Startup Chile, junto con el ingeniero informático colombiano Álvaro José Peralta —su actual socio en Labu4— quedaría seleccionado en el programa junto a una suma de cuarenta mil dólares para que desarrollaran el prototipo.
Ha pasado mucha agua bajo el puente desde el prototipo inicial, su paso por Socialab y el apoyo del empresario Alan Karkas y el presidente de la fundación Ciencia y Vida, Pablo Valenzuela —bioquímico y Premio Nacional de Ciencias 2002—. Han pivoteado cuatro veces y hoy trabajan con cuarenta colegios, doce clientes corporativos y más de diez mil estudiantes, pero Komal es ambiciosa y busca impactar a un millón de aquí al 2030.
QUIÉN ES KOMAL
“Más allá de lo que estudiamos o donde trabajamos creo que es importante recordar que somos el alma. Hay una cita en inglés que dice “We are not human beings having a spiritual experience; we are spiritual beings having a human experience”. Pienso mucho en la trascendencia del alma y del karma para todas las acciones que hago. Por eso trabajo en impacto social, por eso trabajo para las personas. Y es un buen recordatorio para pensar en una bondad y en un mundo más humano”.
A estas alturas del partido el nombre de Komal es un referente dentro de las STEM. Un referente que se forjó a sí misma, que emprendió sin saber realmente lo que ello significaba —“imagínate que cuando hablaban de VC (venture capital) yo pensaba que era una fórmula química”—, pero que nunca claudicó. Ni siquiera cuando se tuvo que devolver de Silicon Valley y, con ello, asumir la pérdida de miles de dólares. Al contrario, esas experiencias la hicieron más fuerte.
Ha vivido en México y San Francisco. Ha participado en muchas rondas de negocios con inversores alrededor del mundo y dado cientos de pitch y conferencias para mostrar su producto y generar alianzas de innovación y tecnología. Davos, Harvard, Dubái. Sabe que va por el buen camino. Una evaluación de impacto, realizada por el BID hace algunos años, validó el modelo pedagógico y arrojó resultados decidores: los estudiantes que realizaban más de tres experimentos con Lab4U aumentaban su conocimiento en física, su autopercepción del conocimiento y el interés por estudiar carreras STEM. “Queremos aprendizajes perdurables en la ciencia, queremos utilizar buenas pedagogías que ayuden a los estudiantes a retener conceptos, no basta con aprender una fórmula de memoria, sino tienen que entenderla para luego poder aplicarla”.
La apuesta de Morgan Stanley —uno de los actores más importantes del mundo financiero a nivel global—, por Lab4U la sindicó como la primera startup chilena en recibir una inversión directa de la multinacional que le permita escalar su alcance.
Su ritmo de trabajo es intenso, pero dice que es parte del juego. “Tienes que seguirles el ritmo a los gigantes si quieres convertirte en uno”, ha dicho en reiteradas oportunidades. “¿Para qué descansar si me gusta lo que hago?”.
CREERSE EL CUENTO
Premiada en innumerables oportunidades por su aporte a la innovación, al fomento de la ciencia y al emprendimiento femenino, Komal comenta que más que el desarrollo de productos y los continuos levantamientos de capital, el desafío más grande ha sido tener a las personas correctas en su equipo. Parafraseando a Jim Collins, get the right people on the bus. “Hacer equipo es fundamental”, insiste. “Más que el talento, buscamos el fit cultural”. Es decir, el grado de compatibilidad entre los valores, creencias y comportamientos de una persona y los de una organización.
Como una Young Global Leader y miembro del Consejo del Futuro del WEF, el año pasado la revista Forbes Chile la incluyó dentro de su selección de las “50 mujeres más poderosas de Chile 2024”. También fue reconocida por Bloomberg y Horse por su trayectoria en el área STEM.
¿Te sientes una mujer poderosa?
Creo que todas las mujeres somos poderosas. Todos los seres humanos tenemos un potencial interno y aunque suena cliché lo de que el talento es universal, pero las oportunidades no, pienso que todas las personas tienen el poder interno para cambiar su vida.
“Me siento honrada, humble, como dicen los gringos, en poder mostrar a los más jóvenes que se puede, que si una niña morena, hija de inmigrantes, que no sabía nada de emprendimientos, pero que tenía curiosidad y una idea pudo hacer esto, entonces tú también puedes. Todos somos poderosos, no necesitas a Forbes que te lo diga, necesitas creerte el cuento tú”.
“¿Viste el documental de TVN?”, me pregunta. “Un amigo mío lo vio con su hija y ella me regaló un cuadro”. Se para y me muestra un dibujo con el logo de Lab4U rodeado de corazones. Más abajo una frase: “De Linda para Komal de México”. “Nunca me imaginé que sería una inspiración. No es mi objetivo, mi objetivo es aportar y ayudar. Si podemos crear un negocio sostenible que tenga impacto y tenga retorno de inversión, yo feliz, buen karma para todos. Pero en los últimos años ver que otras niñas se vean en otras mujeres, me da mucha energía para seguir luchando porque haya más mujeres en STEM, por derribar ese glass sealing, por crear nuevas oportunidades, por equiparar la cancha. Me motiva para que más personas, sin importar de dónde vengan, sin importar su color de piel o su nombre, alcancen sus sueños. Si yo pude, estoy segura de que todos pueden”.
Dice que los mentores han sido clave en su camino. “Sin CORFO yo no existiría”, asegura.
“Estoy llena de mentores, de inversionistas. Mi camino fue pavimentado por un montón de personas, que hoy día son mis amigos, para que yo pudiera tener impacto en Chile y en el mundo. Nunca me imaginé que Pablo Valenzuela y Bernardita Méndez, que son grandes científicos, podrían ser inversionistas míos y miembros de mi directorio. Hoy día son mis socios en Lab4U”.
¿Cuál es el foco hoy?
Nuestro foco son colegios e institutos técnicos profesionales. Históricamente hemos llegado a más de cien mil estudiantes usuarios a través de nuestra aplicación y hoy día activamente trabajamos con más de ciento cincuenta profesores. Tenemos muy buenas métricas de resultados, aumentamos las notas de los estudiantes, aumentamos el interés en las carreras STEM. Y ese es mi objetivo. Siempre digo que Sky is the limit y para eso trabajo.
Detrás de su escritorio hay un afiche con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por Naciones Unidas en 2015. “Para crecer como país necesitas buena educación, buena salud, buena vivienda, oportunidades laborales, talento. Yo trabajo en un área, que es la educación”. Se da vuelta y señala el cartel con los objetivos planteados por la Agenda 2030. “Yo creo que la educación se conecta con varios (de los objetivos). Si no tienes talento, ¿cómo vas a poder desarrollar las distintas soluciones para nuestra industria en cuanto a minería, agricultura, energía y tecnología? Yo creo en el potencial humano de todos y no me voy a rendir. Como me dijo una directora del colegio y que se me quedó grabado: where there’s a will there’s a way.
Desde su vereda, Komal está pavimentando el camino no solo para cerrar brechas y mejorar la educación científica y tecnológica, sino para llevar la ciencia de Chile al mundo.