Letras explícitas

“¡Es repugnante!”, comentó el legendario Geezer Butler, bajista y letrista de Black Sabbath, sobre el explícito single WAP de Cardi B, estrella pop especializada en descripciones eróticas sin dobleces. Un hit como Gasolina de Daddy Yankee (“a ella le gusta la gasolina, dame más gasolina”), es Neruda al lado de los detalles extragráficos de la nueva reina del rap. “Pon esta vagina en tu cara”, dice la línea más suave.

En esas mismas declaraciones, Butler reconoció que la música juvenil recibe juicios descalificatorios desde siempre. “Cuando Elvis salió, todos dijeron que era Satanás. Y luego, en los años 60 y 70, se convirtió en el tesoro nacional de Estados Unidos”. El blues, una de las matrices del rock junto al country, fue asociado desde sus orígenes a la lascivia, los excesos y los pactos diabólicos, mientras el rock & roll —término utilizado por los afroamericanos como sinónimo de encuentro carnal— recibió las mismas acusaciones, junto con atribuir al nuevo género responsabilidad en la delincuencia juvenil.

El clásico Tutti Frutti de Little Richard (1955), que en 2010 ingresó al Registro Nacional de Grabación de la Biblioteca del Congreso de EE.UU., aseverando que «la singular vocalización sobre el irresistible ritmo anunciaba una nueva era en la música”, no estaba a mucha distancia de Cardi B. Entre gritos y aullidos, Little Richard canturreaba un manual para gozar del sexo.

A comienzos de los noventa, El General causó furor con el uso del doble sentido en Caramelo (“lo chupas lo sacas, lo chupas lo sacas… caramelooo”), mientras Gerardo se jactaba de estar alejado de vicios en la inolvidable Rico suave (“yo no jalo o fumo, detesto el humo”), pero muy atento a las cualidades de la suegra: “Din-dón el timbre suena, tu madre abre, que vieja tan buena”.

En Chile tuvimos a Hirohito y su conjunto con el clásico Viejito lolero (“Mechupín tocaba el piano, Mechupái…”), Los hijos de Putre con El chinito constructor (“me gusta cuando techo cacha”) y Los huasos cochinos, en rigor un grupo humorístico. Por cierto, la vulgaridad es un recurso viejísimo en las artes. Aristóteles establece en la Poética que la escatología es un mecanismo habitual en la comedia. Cervantes lo utiliza en El Quijote de la Mancha, lo mismo que otros autores del Siglo de Oro como Quevedo. Hablar sucio, ninguna novedad.