Historias de Navidad

Por Marcelo Contreras

Atravesaron períodos de prohibición, y no siempre versaron sobre celebrar el nacimiento de Jesús. El villancico, género musical definido por la Navidad, cuenta con antecedentes previos al cristianismo, cuando canciones, piezas teatrales y fiestas, combatían el ánimo crepuscular propio de la temporada invernal en el hemisferio norte.

En la medida que los seguidores de Cristo se convertían en la principal fuerza religiosa de la Europa medieval, las primeras manifestaciones de villancicos se dieron en Italia en el siglo XIII, extendiéndose luego a Francia, Alemania e Inglaterra. Hacia el siglo XV, los franciscanos interpretaban villancicos bailando en círculos con las manos enlazadas.

Había villancicos por la llegada de la primavera y la cosecha, pero la prueba del tiempo sólo fue superada por aquellos compuestos con motivo de la Navidad. En Gran Bretaña, los villancicos —o “carols”, como se denomina en inglés— fueron vetados en el siglo XVI bajo el gobierno de Oliver Cromwell, rechazados por su origen popular y paganismo. Reinstaurados en la cultura popular, la pieza más antigua que aún se interpreta es O Come All Ye Faithful, que data de fines del siglo XVIII, conocida en español como Venid y adoremos.

En Hispanoamérica, los villancicos deben su nombre a los habitantes de las villas, y no estaban suscritos necesariamente a la festividad de fin de año. Así, algunas creaciones eran pícaras y otras románticas.

En el siglo XVIII, la Iglesia española prohibió los villancicos por considerarlos señal de herejía y libertinaje, para ser aceptados nuevamente en la siguiente centuria.

La popularidad de la canción navideña es tal, que el single más vendido de todos los tiempos es White Christmas de Irving Berlin, con más de cincuenta millones de unidades, un canto a la nostalgia por la nieve, escrita bajo el sol de California, el 8 de enero de 1940, como parte de la banda sonora del film Holiday Inn (1942).

“Sueño con una Navidad blanca / Con cada tarjeta de Navidad que escribo / Que tus días sean alegres y brillantes / Y que todas tus Navidades sean blancas”.