“Oso” Le Mare lleva más de veinticinco años fabricando originales muebles y novedosas piezas artísticas con materiales y maderas recicladas llenas de historia. Desde su tienda taller en El Rungue, se ha transformado en todo un personaje, reconocido por asesorar a sus clientes en la decoración y construcción de sus casas de la zona costera y de Santiago.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés
Quienes visitan la zona de Puchuncaví-Maitencillo, específicamente por el sector de El Rungue, no pueden dejar de pasar por la tienda y taller de Guillermo “Oso” Le Mare, famoso artista, fabricante, diseñador y constructor de muebles, elaborados a partir de materiales y maderas recicladas que ha ido recolectando a través de los años.
En la tienda del Oso, cada rincón es inspirador. Con piezas únicas, diferentes, novedosas, rústicas, simples y, a la vez, con mucho carácter, aquí se pueden encontrar desde puertas, mesas de comedor, sillas, arrimos, respaldos de cama, espejos, bares, cómodas, lámparas, islas de cocina, banquetas, esculturas, rejas… hasta originales veleros decorativos, mascarones de proa y tótems a pedido.
Como buen emprendedor, nos cuenta que su éxito no ha sido suerte, sino parte de una historia llena de esfuerzo y perseverancia. “El buen gusto lo heredé de mi madre, si bien no tuve estudios formales en el rubro, lo artístico lo llevo en la sangre y siempre me ha acompañado. Este negocio nació por el amor al diseño, por eso siempre me he preocupado de trabajar con los mejores maestros y pintores, de crear piezas distintas y de calidad. Pero el alma de todo este cuento es el reciclaje, volver a darle valor a materiales olvidados o ignorados por otras personas”.
“Viví veintiséis años fuera de Chile y, al regresar, quería volver a conocer mi país. Viajé de norte a sur y me llamó mucho la atención las diferentes casas y el uso de la madera. Finalmente, decidí quedarme en Santiago y me hice amigo de un maestro que trabajaba con ‘madera vieja’, obtenida de casas antiguas y botes. Lo primero que vi en su taller fue una mesa de pino Oregón, que era el material más común en esa época, pero lo que me enamoró fue encontrar unas tablas de roble que estaban botadas. Su color y belleza eran incomparables. Entonces, lo entusiasmé y le pedí que me armara una mesa de comedor, plana, sin torneado. También armamos una mesa de centro y las exhibí en mi primera tienda que abrí en La Dehesa”.
“Al poco tiempo entró un cliente, vio la mesa de roble y quedó fascinado… después me pidió las sillas, un escritorio, respaldos de cama, veladores y terminé trabajando en toda su casa. Fue un proyecto muy especial, recorrimos habitación por habitación y le dimos un carácter a cada espacio. Y fue así como nació este camino, por amor al arte, al diseño, la madera y el reciclaje”.
EL RUNGUE
En cada conversación con el Oso hay una historia entretenida; así recuerda cómo fue parte importante de los inicios y la decoración del restaurante Tiramisú de Las Condes, Santiago, o del hostal Las Latas en Valparaíso. También de su especial relación y amistad con el humorista Coco Legrand, a quien acaba de decorarle su departamento.
“Con el Coco creamos un concepto muy entretenido, con cuento, inspirado en que parte de su familia es de Valparaíso. Así jugamos con los materiales reciclados y los rincones con identidad. El encargo fue recrear ciertas famosas escenas, sobre todo del Valparaíso antiguo, como la caleta de pescadores, a los marinos, los burdeles, los bares, las casas, los cerros, los colores, etc. Por ejemplo, colocamos en la terraza redes de pescadores en el techo, un pedazo de un bote con remos; en el baño recreamos las clásicas techumbres y todas las puertas fueron trabajadas por un pintor local famoso por sus fachadas. En general, fue un trabajo súper personalizado, completamente a la medida, y quedamos felices con el resultado. Y eso es lo que me encanta ofrecerles a mis clientes, que se atrevan a ir por más”.
¿Cómo llegas al litoral?
Me aburrí de la vida ajetreada de Santiago y del esmog… y por circunstancias de la vida llegué a la Región de Valparaíso y debo decir que la amo profundamente. Me instalé en un terreno en El Rungue, muy cerca del famoso restaurante Caballito de Palo de Puchuncaví. Hoy es muy fácil ver mi tienda desde la carretera, afuera se me ocurrió colocar un precioso bote de cinco metros que, originalmente, era de pescadores de bacalao.
¿Cuál es tu sello?
El amor por crear cosas bonitas. Siempre tengo piezas especiales, únicas, que no se encuentran en otras tiendas. Por eso la gente siempre vuelve; tengo clientes hace más de veinte años, incluso algunos han traído a sus hijos y nietos que con los años también se vuelven mis clientes. Me encanta involucrarme en todos los procesos, construyo muebles, terrazas, quinchos, pero todo en mi estilo, más lúdico y con buen gusto. Lo bonito es que hay confianza en mi trabajo y me dejan tomar decisiones creativas con libertad.
¿Cuáles son tus espacios favoritos?
Las cocinas, y si son abiertas mucho mejor. Me encanta que se vean desde la entrada de la casa, muy mediterránea, con mesas o mesones grandes. También tengo una debilidad por las puertas de entrada, porque una buena elección te cambia toda la casa… yo soy sincero y le he dicho a mis clientes: “tu puerta es horrible, sin vida, parece de un clóset”, y entre broma y broma terminan convencidos. Los cambios son realmente tremendos y quedan muy agradecidos.
¿Hoy cuál es tu producto más vendido?
Sin duda los espejos, he llegado a venderle ocho al mismo cliente. Los hacemos con molduras de casonas antiguas de Valparaíso y lucen muy bien en distintos espacios, como el baño, una habitación o un living.
¿Tus próximos proyectos?
Tengo un terreno bastante grande, por lo que armé varios locales comerciales pensados para emprendedores; la idea es ofrecer un espacio de relajo y buena onda con productos de calidad. Hoy pueden encontrar a Deli Mai Sushi, quienes se han hecho conocidos como los mejores sushis de Maitencillo. Dulces Vacarezza, famosos en Concón, ya que su dueña, Ximena Vacarezza, prepara tortas y dulces maravillosos. La marca alemana Stihl, especialistas del mundo forestal, agrícola y jardinería. Y la Cervecería Pelícano, originaria de Puchuncaví, que pronto se instalará con un restaurante. En el verano, sin duda será un atractivo polo de turismo, artesanos y emprendimiento que espero que siga creciendo.
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Carretera F-30 E Puchuncaví, Maitencillo