Su estrecho vínculo con el campo motivó a Antonia Maggi a estudiar veterinaria. Una carrera que terminó relacionando con su amor por los caballos y que producto de la pandemia dio origen a Amequina: un especial proyecto al aire libre en Concón, donde grandes y chicos pueden interactuar con estos nobles animales a través de distintos programas y actividades.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés y gentileza Amequina @amequina.vet
En un sector del famoso Fundo Colmito de Concón se encuentra Amequina, un emprendimiento que nació hace más de un año, y producto de la pandemia, gracias a la idea de la veterinaria Antonia Maggi Zamora (26).
“En estos terrenos está la empresa que fundó mi abuelo paterno. Somos una familia muy grande, pero que nos une el amor por la naturaleza y los animales. Aquí mismo mi tía Pamela se instaló con el Campo Educativo, hace veinticuatro años, por lo que desde muy chica he estado en conexión con los animales de granja. Además, mi papá me heredó su pasión por los caballos. Por eso, de manera natural, me fui inclinando hacia todo lo que tuviera relación con ellos. De niña tuve dos ponis, hice equitación, movimiento de riendas y al momento de escoger una carrera mi primera opción fue medicina veterinaria”.“Por otro lado, mi hermano y un primo siempre estuvieron involucrados con el rodeo y decidieron dedicarse a criar caballos chilenos de pura raza. Lo que partió como un pasatiempo se fue perfeccionando y hoy tienen más de treinta equinos en Corral Casa Colmito. Yo aprovechaba de entrenar con ellos y apenas pude me compré una yegua inglesa”.
Con dieciocho años fue la primera de su familia en dejar la región y partió a Santiago a estudiar a la Universidad Mayor, donde se ganó una beca de intercambio. “Por otro lado, siempre he tenido interés en los mamíferos marinos, tomé un electivo y pude hacer una práctica en México. Estuve en un centro muy especial donde tuve la suerte de trabajar con delfines. Si bien estos animales son fascinantes, en Chile no hay un campo muy desarrollado”.
Tu carrera te permite trabajar en diferentes áreas…
Sí, eso me encanta, esta es una carrera larga donde se aprende mucho. La gente a veces se queda con la idea de que uno trabaja en una clínica con perros y gatos. Pero logré unir mi pasión por la veterinaria con la de los viajes. Cuando estuve en Playa del Carmen también pude trabajar con caballos y me he dedicado a conseguir distintas prácticas y pasantías en el extranjero. Me fui por dos años a una de las mejores clínicas veterinarias: el Palm Beach International Equestrian Center en Wellington, Florida; y estuve en España durante la temporada de polo. También fui al abierto de polo en Palermo, Argentina, aunque ahí no hice práctica.
¿Cuáles son las grandes diferencias con Chile?
En cuanto a razas, los equinos son más o menos similares —adiestramiento, salto o polo—, pero lo que cambia mucho es el uso de medicamentos. Además en Chile, gracias a nuestro cordón sanitario natural del mar y la cordillera, no llegan enfermedades que sí hay afuera. Pero lo que sin duda se gana como profesional es la experiencia y los contactos; en el extranjero hay centros veterinarios maravillosos y muy completos. Mi sueño es volver a Estados Unidos y quedarme allá por un largo tiempo.
AMEQUINA
En febrero del 2020, Antonia estaba trabajando en Estados Unidos cuando comenzó a circular rápidamente la noticia del coronavirus. Pero alcanzó a llegar justo a Chile antes de la cancelación de los vuelos internacionales, de la cuarentena y desde ahí es historia conocida. “Estaba con todos los planes de quedarme por dos años más, encontrar algo fijo relacionado con los caballos y estudiar. Pero como tenía que volver para dar mi examen de grado, que había dejado pendiente, tomé este periodo como una oportunidad, di mi examen en abril de manera online y ya titulada me vi en el conflicto de que había regresado a la casa de mis papás, tras ocho años fuera, en medio de una pandemia mundial y sin posibilidad de conseguir un trabajo”.
Entonces creó en el fundo de su familia Amequina —que significa Antonia Maggi Equinos—. “Somos una familia en la cual hay veintidós primos, muchos pequeños, y todos se vinieron a pasar la cuarentena al campo. Ahí me di cuenta de lo bien que les hacía desconectarse de las pantallas. Tras semanas encerrados en sus casas para los niños era liberador montar los caballos, darles una manzana, peinarlos o hacerles cariño. Entonces dije: ¿Por qué no invitar a otras personas a que puedan disfrutar de los mismos beneficios?”.
“Nuestro fundo queda a tan sólo cinco minutos de Concón centro. Y eso permite que muchos papás puedan traer a sus hijos a desconectarse de la ciudad. Pero la idea de Amequina no es sólo ser un lugar para aquellos que gustan de los caballos, sino para quienes quieren perderles el miedo. De enseñarles a otros lo que he sabido desde pequeña, que estos animales son muy nobles y sensibles”.
Así nacieron distintos programas que, según cuenta, no son clases de equitación, sino un encuentro para crear vínculos. “Hay muchos estudios que respaldan los beneficios de relacionarse con caballos, por ejemplo, disminuye el estrés, ayuda a mejorar la autoestima y la paciencia. La conexión entre el humano y el animal es muy especial porque ambos se ven afectados por los sentimientos del otro, hay una conexión. Si tienes miedo, el caballo lo va a percibir, por eso es tan importante ir con calma y a los tiempos de cada uno. Esta es una experiencia totalmente personalizada. A raíz de esto también me puse a amansar caballos, he estudiado mucho el tema y es fascinante”.
¿Qué caracteriza a Amequina?
En Amequina se puede interactuar con los caballos de manera libre, sin presiones. Yo estoy siempre al lado, guiando y preocupada de realizar las actividades en conjunto. Por eso lo primero que hice fue armar un corral redondo y un espacio bonito, bien cuidado, donde tanto los visitantes como los animales se sintieran acogidos.
DORA Y CAMILO
El primer programa es “Una hora con Dora”, donde un máximo de tres personas pueden conocer a una preciosa yegua de seis años (mezcla de inglés y árabe) que la misma Antonia amansó y es ideal para un primer acercamiento de niños o adultos. “Estar en un corral con un caballo, sin duda los llena emocionalmente; Dora es tan mansa como un perrito y de inmediato se siente la confianza que transmite. Es una experiencia muy bonita, donde a través de distintas actividades se busca una conexión con el animal”.
Conociendo a Camilo es un programa muy especial…
Sí, uno de nuestros trabajadores se encontró un potrillo moribundo, botado a orillas del río Aconcagua en un momento en que estaba seco por completo. Lamentablemente, con toda la crisis, muchas personas de campo se han visto en la obligación de abandonar a sus caballos por falta de alimento. Entonces los sueltan para que sobrevivan solos o simplemente mueran. Nosotros lo rescatamos y lo volvimos literalmente a la vida. El pobre estuvo dos semanas sin poder levantarse porque estaba muy débil y también producto de sus heridas. Con paciencia le dimos comida, vitaminas, lo pelamos (estaba lleno de cebo y piojos) y hoy es un caballo precioso. Es muy emocionante mostrar en el programa su historia y evolución porque nunca había tenido un contacto cercano con personas. Y está enfocado para los interesados en el rescate animal y doma natural.
¿Han rescatado otros caballos?
Esa es mi meta, pagarles a los “viejos de campo” por los animales que no quieren y darles una vida nueva. Como Camilo hay muchos caballos en mal estado que requieren cuidado. Quiero amansarlos y algunos venderlos, a precios asequibles, para quienes andan buscando tener animales tranquilos en sus casas y se interesen en seguir cuidándolos con el cariño que se merecen.
¿Qué otros programas ofreces?
Otro programa incluye unos cuarenta minutos con Dora y un picnic al aire libre de un emprendimiento madre-hija que se llama La Cocina Familiar. Es ideal para grupos. También se pueden celebrar cumpleaños de niños; fotografiarse con caballos (para sesiones privadas o marcas comerciales); y tenemos el programa Futuro Médico Veterinario para aquellos adolescentes interesados en la carrera de medicina veterinaria, donde se hace una charla sobre la carrera y actividades relacionadas con la clínica del equino.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Ahora estoy en busca de caballos para reproducirlos, ya que hice un curso profesional de reproducción. Mi plan es tener varias yeguas, potros y ponis para los niños, porque mi sueño es que Amequina sea una granja educativa, pero sólo de caballos. Retomar los talleres que se pausaron por la pandemia, incluir cursos de doma y tener un concept store especializado en caballos con ropa, monturas, joyas, decoración, juguetes, alimentos, etc., pero donde los proveedores sean pymes. A pesar de la pandemia hoy seguimos operativos, este es un espacio al aire libre, seguro e ideal para desconectarse y aportar a la salud mental de las personas.