Con el paso de los años, la fotografía se transformó en el lenguaje perfecto para expresar su profunda conexión con la naturaleza, guiada por la búsqueda constante de la belleza y la poesía visual de los paisajes que iba descubriendo en cada uno de sus viajes por nuestro país. “Elegí la fotografía como medio de expresión, para compartir aquello que no podía decir con palabras. Si logro que a través de ella las personas encuentren su mirada, su voz, su propia forma de ver y de sentir la naturaleza, entonces mi trabajo cumple su propósito”.
Texto y fotografías Ana María Casas-Cordero P. Edición: Macarena Ríos R.
“Para mí, la fotografía es una pasión y una forma profunda de conexión, expresión y comunicación. Es el medio que me permite transportar visualmente a las personas, no solo a los maravillosos paisajes de nuestro país, sino también a las sensaciones que estas composiciones naturales provocan en ellas. A través de este arte, busco generar una conexión emocional entre el espectador y la naturaleza, aportando, en alguna medida, tanto a su bienestar como al cuidado de los espacios naturales que tanto necesitamos proteger.
Durante mi época universitaria me compré una cámara réflex, una Zenit 12XP, que se convirtió en mi compañera de viaje. Pero como no tenía conocimientos de fotografía, decidí estudiar formalmente y realicé un Diplomado en Arte con mención en Fotografía en la Universidad Católica. Así comenzó este viaje por la fotografía, que ya lleva veinticinco años, guiado por la búsqueda constante de la belleza y de la poesía visual que nos regala nuestra maravillosa y extraordinaria naturaleza.
Lo que me llevó a entrar al mundo de la fotografía fue el deseo de capturar y transmitir la belleza y las emociones que encuentro en la naturaleza. De ahí nace el concepto de “La emoción del paisaje”, que representa lo que busco en cada imagen y que se ha convertido en el sello de mi trabajo fotográfico: transmitir no sólo la belleza de un lugar, sino las sensaciones, sentimientos y emociones que surgen al relacionarnos con la naturaleza, donde las imágenes adquieren su propia voz.
A través de la contemplación y del silencio busco que el paisaje hable por sí mismo, deteniendo el tiempo en una fotografía que motive al espectador a pensar y a sentir.
Desde un comienzo supe que mi camino estaría ligado a la fotografía de paisaje. Chile es el escenario perfecto, es un país con bellos, diversos y contrastados espacios naturales. Es un territorio privilegiado, de luces variadas y cambiantes que dibujan atmósferas hermosas, desafiantes y motivadoras. Imposible no enamorarme de sus paisajes.
CONECTAR DESDE LA EMOCIÓN
Una de las fotografías más desafiantes fue la del Volcán Parinacota al amanecer y que es la portada de mi libro Chile en silencio. Para poder realizarla tuve que pasar la noche en el refugio de CONAF, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, en una pequeña habitación junto a otras cinco personas. La altura y falta de aire, me provocaron mal de altura y no pude dormir. Al amanecer me sentía muy mal, pero de igual manera, preparé los equipos y me dirigí a fotografiar el volcán. Fue difícil realizar las fotografías, pero la belleza y la magia de ese conmovedor lugar me dieron la fuerza para realizarlas.
A través de mis imágenes, libros y cursos busco motivar a las personas a que se conecten con los espacios naturales desde la emoción, crear conciencia que la naturaleza aporta al bienestar de los seres humanos y potenciar conductas de respeto y cuidado hacia ella.
Me inspira la naturaleza en todas sus expresiones. Me inspira la calma que se siente al estar en medio de un lugar silencioso, la sensación que surge al contemplar una escena simple pero poderosa. En ocasiones es un elemento, una forma, un color, una textura, una línea. En otras oportunidades, es una luz especial. Y, a veces, es un momento en particular. También me inspira la posibilidad de que una fotografía despierte algo en quien la vea, una emoción, un recuerdo, una sensación… Eso me mueve a seguir observando, fotografiando y conectando.
PATRIMONIO NATURAL
Con mis fotografías busco ofrecer un respiro visual, un momento de pausa que permita reconectar con las emociones positivas que despierta la naturaleza. Está demostrado que incluso el contacto visual con paisajes naturales puede contribuir significativamente al bienestar de las personas, y eso es lo que intento provocar, una experiencia visual que aporte serenidad, calma, asombro, admiración, vitalidad y energía.
Mi intención es poner en valor el patrimonio natural que tenemos en Chile, mostrando tanto la grandeza de sus paisajes como la belleza contenida en los pequeños detalles. Y al hacerlo, aportar a una mirada más consciente, respetuosa y comprometida con el cuidado del entorno que habitamos. Creo que cada imagen puede ser una invitación a detenerse, a sentir y a recordar que todos tenemos algo que aportar para proteger este frágil ecosistema del que formamos parte.
Mi pasión por la fotografía me ha llevado a recorrer Chile a lo largo y ancho de su extensa geografía. Esto ha significado innumerables horas de viaje en todo tipo de vehículos e incalculables horas de caminatas por lugares sin ningún otro tipo de acceso. Cada sitio ha sido una experiencia única, con luces, formas y atmósferas distintas que me han permitido seguir explorando y profundizando en este lenguaje visual que me conmueve y que es “la emoción del paisaje”.
Creo firmemente que se puede fotografiar a todas horas. Lo importante es aprender a observar, a leer la luz y a entender cómo esa luz puede aportar a la escena y a la emoción que queremos transmitir con nuestra imagen. La fotografía es, en gran parte, un ejercicio de conexión, contemplación y adaptación, con lo que está ocurriendo frente a nosotros, en ese momento exacto… es casi una forma de meditación.
El principal desafío en fotografía de paisaje es que no tenemos el control, tenemos que adaptarnos constantemente a las condiciones de la luz y el clima y aprender a cultivar la paciencia. El cansancio, el frío o el calor extremo, muchas veces, son nuestros compañeros, y aprender a convivir con ellos es también un buen desafío para cualquier fotógrafo de paisaje.
Chile en silencio es el resultado de once años de trabajo fotográfico, un recorrido a través de ciento diez fotografías que capturan la esencia y el sentido de cada lugar, exhibiendo el importante patrimonio natural que distingue a Chile como uno de los países más hermosos y diversos del mundo.
Este libro busca ser una pausa, un momento de contemplación, una invitación a detenerse, observar y reconectarse con lo esencial. También es una forma de poner en valor nuestro patrimonio natural y de aportar, desde la emoción del paisaje, a su respeto, protección y cuidado.
En estos momentos estoy produciendo el libro a pedido y está dirigido, especialmente, a empresas, como regalo corporativo”.
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