Traigan de regreso al rey

Por Marcelo Contreras

ELVIS. HBO MAX.

Desde su primer tráiler en febrero y su posterior estreno en junio, esta biopic dirigida por el australiano Baz Lurhmann (Moulin Rouge!, The Great Gatsby), despertó expectativas más allá de las posibilidades del film. En Elvis se depositó la fe por confirmar su nombre como el más grande de la música popular. Boomers y la Generación X lo dan por descontado, no así grupos contemporáneos posteriores que apenas saben del rey del rock. No basta con las canciones memorables y la figura legendaria, si la conservación de su legado no está a la altura de su imagen e influencia, como lamentablemente ha sido su caso.

La película de Lurhmann, protagonizada por Austin Butler como Elvis y Tom Hanks en el rol del manager Tom Parker, funciona como un intenso videoclip de 159 minutos. Elvis es un chico pobre inmerso en la cultura negra del sur profundo de Estados Unidos. En carpas y garitos observa shows de cantantes sudorosos e intensos, y esa experiencia la vuelca cuando se lanza como artista, torciendo el curso de la historia. Maquillado, engominado, vestido de rosa y poseído por un deseo irrefrenable de mover las caderas, enloqueció a la juventud. Elvis era sexo hecho música.

La historia se cuenta desde la perspectiva de su representante, autodenominado coronel, como un villano que intenta lavar sus culpas, sugiriendo que la relación con Elvis era una especie de matrimonio por conveniencia. Entre el glamur y la decadencia abordada con discreción, la cinta expone al rey del rock como un soberano superado por una dinámica en función de los fans. Es una manera romántica de plantear una suerte de inmolación por el público, cuando, en la realidad, Elvis se consumió como un yacimiento sobreexplotado.

La cinta no va a cambiar el curso del paulatino desvanecimiento de su figura, pero el ritmo acalorado y las excelentes secuencias musicales, muchas con la propia voz de Austin Butler entregado en cuerpo y alma al rol, permite revivir por un rato el poder de su carisma, la revolución cultural que lideró, y cómo el showbusiness lo devoró sin piedad.