Por mi gran culpa

UNA FAMILIA NORMAL
NETFLIX

Stella tiene quince años, y sus padres la van a dejar al bus que la llevará de viaje escolar por unos días. La adolescente se fija en un asistente del equipo de handball al cual pertenece, un atlético adulto joven. La chica logra llamar su atención, hasta que el flirteo deriva en una escapada a una cabaña, donde los besos se intensifican. Stella, inicialmente, responde, pero cuando advierte que las caricias indican intenciones de intimar, se paraliza. Su negativa y protesta resultan inútiles, hasta ser ultrajada.

Mientras su padre, un sacerdote de la iglesia en Suecia, pretende denunciar al agresor, su madre, una abogada, se muestra reacia. Sabe que el proceso será durísimo para su hija, y que las probabilidades de sanción penal son mínimas por no oponer mayor resistencia. Transcurren cuatro años, Stella termina apenas la secundaria y trabaja en una cafetería.

No tiene perspectivas más allá de un vago proyecto de viaje. La relación familiar es fría y tensa, en particular con la madre. Engancha con un treintañero, un empresario guapo y exitoso. De pronto, Stella es acusada de su asesinato y va a dar a la cárcel. Bajo tratamiento psicológico, la joven comienza a procesar lo que ha sucedido con su vida desde la violación.

Basada en la novela homónima de Mattias Edvardsson, Una familia normal juega con los tiempos al modo de un rompecabezas sobre las circunstancias del homicidio y las vidas —y dobles vidas— de los personajes, manteniendo el suspenso hasta el final de seis episodios de menos de una hora.

A la par, plantea diversas encrucijadas en un entorno promedio. La culpa, la posibilidad de redención quebrantando las normas, la reacción de las amistades ante la tragedia, el tedio y la traición conyugal, son aristas que enriquecen la trama. Cada personaje posee una moral distinta para hacer frente a un descalabro que remece sus existencias, y la institución familiar.

La normalidad resulta frágil, la vida puede estallar de un momento a otro, y recomponer los daños tras fingir que nada ha pasado, es una factura difícil de pagar. Una familia normal calza perfecto en la categoría apta para maratón.