Con campañas de publicidad disruptivas, y más de noventa y nueve mil seguidores en redes sociales, Wild Foods busca revolucionar la industria alimentaria con productos sanos, ricos y transparentes en sus ingredientes. Snacks, barras de cereales, galletones, chocolates, granolas, batidos, etc., son sólo parte de una propuesta que apunta a cambiar la mentalidad de Chile y Latinoamérica.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía gentileza Wild Foods
Productos sin azúcar añadida, libres de sellos, endulzados con dátiles y sin colorantes es la marca de Wild Foods, empresa dedicada al desarrollo de alimentos saludables para el consumo masivo, que nació el 2015 por la visión de tres amigos. “Con Pier Colonello y Javier Castro nos conocemos hace muchos años; cada uno trabaja en distintas áreas, pero siempre nos ha unido el gusto por el deporte y la vida sana. Un día estábamos los tres en una famosa estación de servicio y nos dimos cuenta de lo difícil que era encontrar snacks saludables en este tipo de establecimientos y en el comercio en general. Algo que definitivamente no ayuda a los altos índices de obesidad en Chile, donde se estima que tres de cada cuatro adultos padecen esta enfermedad”, cuenta Felipe Hurtado, gerente comercial y cofundador de Wild Foods.
“Queremos revolucionar la industria con actitud, creatividad y demostrar que comer sano es rico y asequible en Chile y Latinoamérica. Nuestra apuesta es entregar formatos de productos que la gente está acostumbrada a consumir, pero haciéndolos de una mejor manera en términos nutricionales, principalmente. Partimos los tres primeros años con barras de cereales energéticas y veganas. Con el tiempo nos fuimos dando cuenta de que las necesidades no sólo estaban en ese segmento y para los deportistas agregamos barras de proteínas”.
Pero, sin duda, una de sus preocupaciones más grandes era el público infantil que no contaba con opciones saludables en el canal tradicional. Así crearon Soul bar, su producto estrella, para las colaciones escolares. Barras de cereal con menos de cien calorías por porción con frutos secos mezclados, avena, harina integral, manzana-canela, semilla, maqui-chía, entre otros. “Con el aprendizaje y nuestro crecimiento como empresa fuimos descubriendo un sinfín de necesidades en torno a la alimentación saludable. Por eso aportamos con variados productos de alto nivel nutricional, sin aditivos ni grasas saturadas, bajos en sodio y colesterol, sin lactosa, etc.”.
La variedad de productos de Wild Foods es muy amplia y está dividida por secciones: barritas y snacks, alto en proteínas, veganos, suplementos deportivos, vitaminas e inmunidad y desayuno. “Siempre tratamos de ir un paso más allá; por ejemplo, hoy estamos trabajando en el mercado de las galletas, porque en Chile hay poquísima innovación. Además de ser exquisitos, nuestro galletones ‘estilo gringo’ son nutritivos y una excelente fuente de fibra y proteína. Hicimos lo mismo con los cereales y creamos granolas con dátiles, sin azúcar y con proteínas”.
SIN SACRIFICIOS
“El problema de la gran mayoría de los chilenos es que tienen muy malos hábitos alimenticios y a los niños se les ha acostumbrado a consumir azúcar desde muy pequeños. Por eso nosotros adaptamos los productos, sin perder el elemento fundamental, que es el buen sabor, y sin sacrificios. Esa es la mejor forma de guiarlos por un camino saludable. Uno de ellos es nuestra versión de la clásica barrita de coco bañada en chocolate, que lleva fibras, proteínas y no tiene azúcar. Las personas creen que comer sano es aburrido, desabrido o derechamente malo y nuestra misión es demostrar todo lo contrario”.
Además se asocia a que la alimentación saludable es más cara…
Sí, por eso nosotros nos enfocamos en masificar o democratizar la alimentación saludable. Hay productos que hacemos que podrían tener precios mucho más elevados. No buscamos ser exclusivos, por el contrario, queremos ser una marca masiva que pueda estar en todos lados. Desde el supermercado más pituco hasta el lugar más masivo, como el metro, una botillería o un almacén de barrio. Nuestra lucha más fuerte es que la gente coma bien y a un buen precio. Y es más, queremos ser líderes no sólo en Chile, sino que en Latinoamérica.
Para esa lucha las alianzas son la clave…
Así es, por ejemplo, el año pasado organizamos, junto a Denda, Servisenior y Springs Digital, un evento llamado #PYMEDAY 2020: Unidos Por Las Pymes Chilenas, porque pensamos que es muy importante ayudarnos entre todos. Desde que nos hacemos cargo de nuestro impacto ambiental con envases ciento por ciento reciclables, hasta crear sinergias con distintas empresas e industrias. Creemos en la colaboración y sabemos que es muy difícil que nosotros solos podamos hacer grandes cambios. Cuando partimos éramos prácticamente los únicos en el rubro y con el paso de los años se han ido sumando nuevas marcas, eso nos encanta porque qué mejor mensaje que la alimentación saludable sea un negocio rentable. La forma de consumir cambió y llegó para quedarse.
¿Qué es lo que falta?
Ojalá existiera una mayor preocupación sobre la importancia de la alimentación saludable desde punto de vista público. Hay leyes que han ido ayudando, como lo es la del etiquetado, pero aún es insuficiente. Faltan incentivos para que las empresas puedan elaborar productos realmente sanos y no que “parezcan sanos”. Además, las maquinarias para este rubro son tremendamente caras, lo que estanca el desarrollo de nuevos productos y que los emprendedores den el siguiente paso.
¿Cuál ha sido la clave de su éxito?
Hoy somos expertos en el desarrollo de productos, en la comercialización, en marketing, desarrollo de packaging. Expertos en generar videos, contenido, pero eso nos lo ha dado el tiempo, el ensayo y el error, saber para qué somos bueno y para qué no. Por ejemplo, no somos expertos en fabricación, partimos con una pequeña cocinita que arrendábamos por horas y hoy trabajamos con seis fábricas a las que tercerizamos los productos. Nuestro modelo de negocios es ser lo más livianos posibles. Además, ello nos ayuda a generar empleo. Nuestro staff fijo es de cuarenta personas e indirectamente llegamos a unas doscientas personas más.
“NO NOS QUEDAMOS QUIETOS”
Debido a la pandemia sus puntos de ventas más importantes —gimnasios y oficinas— desaparecieron de un día para otro. Pero rápidamente comenzaron a potenciar su e-commerce (www. thewildfoods.com) y a desarrollar una gran variedad de nuevos productos que sólo vendían a través de la web. “En febrero del 2020 teníamos a la venta diecisiete productos, ya vamos en sesenta y calculamos que, para fines del 2021, tendremos más de cien”.
“Si bien tenemos muy buenas ventas en el canal tradicional aspiramos a ser un marketplace de alimentación saludable donde se pueda encontrar de todo. Hemos añadido superalimentos y batidos en polvo. Acabamos de lanzar maní y almendras bañadas en chocolate sin azúcar y recubierto intermedio de proteínas. Vamos a seguir innovando en el corto plazo, porque nos apasiona. Además, ello nos ha permitido exportar al extranjero con puntos de venta en Perú y Estados Unidos, este último a través de Amazon y nuestro e-commerce propio. No nos quedamos quietos, queremos seguir creciendo y llegar a más países de Latinoamérica”.
También parte de sus insumos son del extranjero…
Sí, aunque tratamos de que la gran mayoría sea de producción nacional, por temas tecnológicos importamos. En Chile hay poca maquinaria especializada en comparación con otros países y, lamentablemente, muchos procesos aquí siguen siendo a la antigua. Traemos la proteína de soya orgánica de California; dátiles de Irán y Pakistán; y superalimentos de Perú. Asimismo, fabricamos nuestras vitaminas y suplementos en Inglaterra y proteínas en España.
¿Qué diferencia a Wild Foods?
Para generar un impacto tuvimos que “chasconear” a la industria de alimentos. Salir del típico comercial de la familia feliz comiendo el domingo. Queremos que la gente se alimente mejor sin importar quién sea. Por eso tratamos de llamar la atención en nuestras campañas, que den que hablar, pero siempre con buena información… más aún en la era de las redes sociales donde hay tanta sobrecarga informativa y es más difícil hacer la diferencia.