Tender puentes, no escalar los conflictos, hacer deporte, buscar elementos que calmen, y redefinir los placeres son algunas de las estrategias propuestas por expertos en salud mental para sobrellevar de mejor manera el confinamiento. El sobre juzgar al otro genera no solo agobio y angustia, sino una mayor tendencia a no poder regular las emociones y al descontrol, aseguran.
Por Macarena Ríos R./ Fotografías gentileza entrevistadas.
Las cifras de violencia al interior de las familias se han disparado, producto del confinamiento y la cuarentena. Uno de los efectos colaterales de la pandemia que nos afecta y que nos obliga a poner foco en políticas de salud mental.
“El maltrato que me ha tocado ver es el de gente normal que está superada por las circunstancias. Estamos hablando de personas que han perdido el control y que están tremendamente arrepentidos, de papás que les pegaron a los hijos, que les dijeron cosas horribles que los desvelan: “te odio”, “no te soporto”, “cómo te tuve”. Son personas que se quieren morir cuando vuelven a retomar el control”, explica la sicóloga Pilar Montero.
¿Qué se hace en esos casos?
Tenemos que descubrir cuáles son los gatillantes en las personas que están maltratando. Detrás de las causas uno ve modelos de crianza en los que la violencia es validada de alguna manera. Son papás que suelen decir cosas como “cuando chico me sacaron la cresta y no me traumé”.
La explosión de maltrato que hemos visto últimamente tiene mucho que ver con diversos factores estresores: la mamá asumiendo múltiples roles, los problemas económicos, la cesantía, los niños en la casa, el agobio, la tensión, la frustración. “El maltrato que me ha tocado ver es el de gente normal que está superada por las circunstancias. Veo a mamás muy autoexigentes que han armado unos calendarios preciosos llenos de actividades, pero que en la vida real no resultan. También hay mucha ansiedad ante la incertidumbre, ante lo que va a pasar, ante las preguntas que hacen los niños y que nadie puede contestar”, explica la profesional.
Otro factor interesante que aparece en esta ecuación es el tedio. “Cuando hay demasiada disformidad en nuestro ambiente, en que nos levantamos y acostamos en el mismo lugar, y el fin de semana es igual a la semana y nos cuesta distinguir qué día es, hemos entrado en un tedio en el que nuestro cerebro se aburre y empieza a buscar, necesita encontrar algo que lo rompa”.
EL SEMÁFORO DE LAS EMOCIONES
Pilar asegura que esta dificultad para autorregularnos tiene que ver con las fuertes emociones que estamos sintiendo este último tiempo y que se manifiestan con frecuentes episodios de enojo. “Y no hablo del enojo normal, sino de la ira, de la furia, de esa rabia incontrolable, ciega, cuya característica principal es el descontrol, y que se manifiesta a través de gritos, insultos e, incluso, golpes. Esa rabia que todos, en algún minuto de la vida, hemos padecido, en la que una gota de agua puede desencadenar una bomba”.
Y existe otro factor en la ecuación: los niños. ¿Qué hacer cuando los niños nos desafían y no obedecen? “Lo primero que les digo a los papás es que no “escalen” el conflicto. Cuando el niño pierde el control, lo mejor que se puede hacer es cortar la interacción”, cuenta la sicóloga.
¿Y cómo se logra?
Cambiar de escenario, irse a otra parte, al baño, al patio, salir a dar una vuelta a la manzana. Cuando el adulto se da cuenta de que está perdiendo el control, lo único que tiene que hacer es irse, porque esa emoción negativa, la ira y la furia van a pasar. Cuando tú sientes ira, aparece lo que yo le llamo “la voz que carbonea”, que es una voz que te hace sentir que tienes todo el derecho a estar furioso y toda la razón de gritar, de patalear, de hacer lo que quieras. Esa voz no hay que escucharla. Si estoy en la cocina peleando con mi marido o uno de mis hijos, me voy a mi pieza o me encierro en el baño y me lavo la cara. El agua fría ayuda mucho porque activa el sistema parasimpático, que es el que te regula. Mojarte el cuello, las manos, la cara, ayuda mucho a recuperar la calma.
¿Qué otras técnicas existen para recuperar el control?
Respirar profundo, pero exhalando más largo. Eso también activa el sistema parasimpático. El hacer deporte es un magnífico cambio. Si tú estabas furioso con tu hijo y te vas a trotar o haces yoga o bicicleta unos veinte minutos, cuando vuelvas, te aseguro que lo que antes te parecía gravísimo, ya no te parecerá tanto, o que frente a ese problema, ahora se te ocurren diez soluciones que antes no.
¿Cuándo hablamos de violencia intrafamiliar?
Cualquier conducta de violencia, de humillación, de tratarse mal al interior de la familia ya es violencia intrafamiliar. Hay que llevar los casos a tribunales cuando el maltrato es crónico y se ha intentado de todo sin éxito. Ahí es adecuado trabajar en equipo con los abogados y poner un recurso de protección.
DURMIENDO CON EL ENEMIGO
En estos tiempos de pandemia ha salido lo mejor y lo peor de la gente. A la creciente ola de violencia puertas adentro, se suma el abuso de drogas y el alcoholismo, lo que recrudece el ambiente de estrés al interior del hogar.
“A nivel nacional, las denuncias por violencia intrafamiliar han aumentado en un setenta por ciento”, dice la abogada de familia, Rocío Del Otero. “Es un tema que siempre había estado, pero que a raíz de la cuarentena se transformó en una bomba de tiempo que terminó reventando. Basta con ver los índices internacionales para darse cuenta de que este es un tema mundial dramático”.
Rocío explica que, por lo general, los perfiles violentos de los agresores se suman al confinamiento, al desempleo, al estrés de tener a los niños en la casa, a los problemas económicos. “En cuarentena, las mujeres no tienen una vía de escape y, lamentablemente, les cuesta mucho contar lo que les está pasando, no tienen la fortaleza, y ahí el sicólogo juega un papel fundamental. Muchas veces la violencia la puedes pesquisar a través de los mismos relatos de los niños. Una sicóloga nos llamó porque una niñita de cuatro años había hecho un dibujo de su papá pegándole patadas a ella y a su mamá. El padre ya no vivía con ellos, estaban separados. Entonces, ¿cómo regulas un régimen de visita en que como mamá estás obligada a pasar los hijos fin de semana por medio si cuando ves a la expareja se producen gritos, golpes y amenazas? En ese caso, se puede intervenir y reemplazar las visitas por videollamadas controladas, por ejemplo.
¿Cuáles son las medidas cautelares que pueden aplicar?
Dentro de las medidas cautelares para resguardar a las víctimas, está la prohibición de acercamiento, el ordenamiento para que el ofensor abandone el hogar común, la prohibición de tenencia de armas, y si es necesario derivamos a las casas de acogida del SERNAM que actualmente cumplen con un estricto protocolo de sanitización.
“Hay un rol de la sociedad muy poco comprometido, empático y solidario con esta realidad”, aclara. “Acá no está en juego un bien raíz. Acá está en juego la vida de una persona. Los gobiernos han tenido el deber de implementar distintos protocolos para dar protección, contención y asesoría a una realidad que se ha visibilizado por el encierro”.
Por estos días, las causas que ve Rocío han aumentado bastante. Su compromiso la ha llevado junto a su colega, Jennifer Donoso, a ofrecer consultas gratuitas a través de video conferencias como un apoyo real a todos quienes estén sufriendo de esta otra pandemia: la violencia.
EL TIEMPO PERSONAL
Para Pilar Montero es imprescindible buscar cosas que nos calmen. “Por ejemplo, escuchar música o la naturaleza, hay gente que abraza a un árbol, que va a mirar el mar, a caminar con la mascota, a trotar, hacer yoga, leer, escribir. Lo importante es definir cuáles son esos elementos que nos tranquilizan para tenerlos presentes antes de estallar.
El echar mano a esas herramientas e incorporarlas en nuestra vida diaria ayuda a no agravar la crisis y no agrandar el enojo”.
¿Cómo nos afecta el estrés?
El estrés es como el cloro, en pequeñas cantidades es muy bueno y te ayuda a enfrentar situaciones sumamente difíciles, te ayuda a ponerte alerta, a ser efectiva. Pero cuando es crónico corroe las estructuras cerebrales, te hace pésimo y, entre otras cosas, te hace reaccionar de manera destemplada.
Para la profesional, la casa es el lugar donde más vale la pena invertir, y cuando los padres se dan cuenta de eso comienzan a buscar espacios de autorregulación. “Cuando una mujer anda irritable, llegar de la pega a la casa, intensamente, puede ser una bomba de tiempo. Pero si en el camino come algo, escucha música, medita, cierra los ojos, llama a una amiga antes de bajarse del auto, esos minutos pueden hacer toda la diferencia de cómo llega a casa”.
¿En qué hemos fallado?
Yo creo que una de las cosas más importantes y que se ha perdido en esta cuarentena es el tiempo personal. Es necesario redefinir ese tiempo en un nuevo espacio, en una nueva dinámica, así como también redefinir los placeres, con qué puedo reemplazar el trote o la junta con amigos. Buscar qué otras cosas podemos hacer en casa en estas circunstancias. Leer, ver una película, jugar un juego de mesa, escuchar un concierto, hacer un video de yoga, tomar un curso online. Alternativas hay.
ESTRATEGIAS PARA AUTORREGULARNOS
No agrandar el conflicto
Mojarse la cara
Cambiar de escenario
Hacer deporte
Contar hasta diez exhalando más lento.
Irse a un imaginario lugar seguro durante treinta segundos.
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