“¿Nacen las personas con discapacidad?, ¿o la discapacidad aparece en el contacto con el mundo?”, con esta reflexión Vianney pone en jaque cualquier postura que podamos tener ante alguien “diferente”. Hace algunos meses, esta activista de la inclusión recibió su título de abogada, la primera en Chile que pertenece a la comunidad sorda y hoy, con más fuerza que nunca, persevera en su lucha por una sociedad más equitativa y justa.
Por Catalina Aparicio
Es la primera mujer sorda titulada como abogada en Chile. Preside la Fundación Nellie Zabel, junto a otras pioneras de la comunidad sorda, es asesora jurídica de algunas organizaciones sociales y está iniciando un nuevo proyecto con el Centro de Apoyo para Personas Sordas (CAPS), cuyo objetivo es prestar servicios de apoyo legal, social, educativo y laboral a las personas sordas y personas con discapacidad auditiva.
A todas estas actividades se suman los viajes, pues Vianney Sierralta divide su vida entre Santiago y Calama, su ciudad natal, donde reside junto a Gabriel, su marido y compañero desde hace casi veinte años, quien confiesa ser el fanático número uno de su mujer. La familia la completan Catalina, de dieciséis años, y Fernando, de trece.
Su diagnóstico médico es enfermedad autoinmune del oído interno, abreviatura inglesa AIED (Autoimmune Inner Ear Disease), que se caracteriza por la pérdida de audición progresiva y/o vértigo que se produce cuando los anticuerpos y las células inmunológicas atacan el oído.
“Hay una historia común —entre los pacientes sordos—, que es ir a un médico tras otro o de intentar una operación tras otra”, recuerda Vianney. En todo este proceso, su madre optó por asumir los desafíos y entregarle herramientas a su hija. “Me enseñó a leer a los cuatro años, cuando aún escuchaba y eso fue perfecto, porque es muy complejo aprender un idioma que no se oye o en el cual no estás sumergido”.
¿Cómo fue tu proceso de niña para poder adaptarte a una sociedad que no entiende mucho sobre discapacidad?
Mi infancia transcurrió en una época en que la discapacidad era asumida desde la caridad y la beneficencia. Creo que todas las personas tienen una evolución distinta por lo que no me considero referente, ya que para mis padres la palabra “discapacidad” no tenía cabida. He sido una persona privilegiada y por eso insisto en la importancia de la inclusión, no con foco en las personas “exitosas”, sino en cómo podemos hacer que existan políticas públicas que mejoren las posibilidades de todos los niños y niñas sordos.
¿Cuál es tu opinión respecto a la ley que obliga a contratar al uno por ciento de personas con algún tipo de discapacidad?
La ley 21.015 es un avance porque no existía nada parecido en Chile. Es una ley que aún se encuentra en un período de implementación y, por lo tanto, las empresas están en plena etapa de aprendizaje para lograr el crecimiento profesional, la instalación de culturas corporativas diversas y, sobre todo, la permanencia de los trabajadores con discapacidad en sus puestos de trabajo.
¿Cómo nos posiciona esta ley en el contexto mundial?
Desde una mirada crítica, Chile tiene un porcentaje muy bajo de cuotas por normativa interna; por ejemplo, en países como España en el sector público se reservan el siete por ciento de las vacantes en cada convocatoria pública. En Argentina, del cuatro por ciento, tanto en el sector público como privado, y en Brasil el porcentaje es gradual, pues a mayor cantidad de trabajadores el porcentaje varía entre el dos y el cinco por ciento. Según la OIT, debe preverse un mecanismo de ejecución y en eso estamos aún bastante débiles, ya que los empleadores no saben muy bien qué hacer después de dar cumplimiento a la norma con sus trámites administrativos. Además, se está generando un modelo de discriminación por discapacidades, pues los empleadores podrían preferir a trabajadores con discapacidad con menos dificultades de inserción aparentes y por eso es necesario generar un mecanismo de incentivos adicionales que permitan a los empleadores darse la oportunidad de trabajar con personas con diversas discapacidades. Actualmente tengo varios exalumnos que están buscando trabajo y les ha costado bastante, pero estoy segura de que muchas personas quieren contratarlos, así que para eso también está la Fundación Nellie Zabel de la comunidad sorda.
¿Crees que Chile es un país inclusivo?
Para responder esta pregunta siempre les digo a las personas que imaginen un día de su vida diaria, cotidiano, común y corriente movilizándose en una silla de ruedas o siendo una persona sorda que se comunica como idioma primario en lengua de señas. Si eres una persona sorda y te enfermas, ¿cómo te comunicas en el hospital? ¿Cómo consientes un tratamiento médico? ¿Cómo se respeta tu dignidad personal y autonomía si no hay servicios de interpretación en lengua de señas? Entonces esas pistas te dicen si vives o no en un país inclusivo.
¿Por qué saber lengua de señas es importante para una persona oyente?
Qué interesante pensar en esto, ¿sabías tú que en el espacio fuera de la atmósfera el sonido no existe? El sonido existe solo en esta atmósfera; el aire produce el sonido. Cuando conoces un idioma de señas tienes la facilidad de comunicarte en un medio visual, trátese del fondo del mar o el espacio infinito. Si eres oyente, pero sabes la lengua de señas chilena solo necesitas un día o dos para tener una comunicación fluida con otro usuario de la lengua de señas de otro país, porque cada país tiene su propia lengua. ¡Uno o dos días! Y es que la gramática visual se comprende y entiende en forma natural entre seres humanos de diversas partes del mundo, lo que facilita la comunicación aun entre personas de orígenes muy distintos.
ABOGADA TODO TERRENO
¿Por qué decides estudiar Derecho?
Me animé luego de conocer, el 2009, al abogado sordo, graduado de la Universidad de Harvard, Michael Steven Stein. Él, desde su fundación Deaf Legal Advocacy Worldwide, entrega becas a personas sordas de todo el mundo y que estudian leyes. Obtuve la beca e hice mi ingreso a la Universidad de Aconcagua el 2013, y egresé el 2017. Estos dos años cumplí con el proceso de titulación. Recibí mi título de abogada el pasado 24 de enero 2020. La beca cubrió mi acceso, ya sea a través de intérpretes de lengua de señas, y también con el sistema de closed caption en tiempo simultáneo.
¿Cómo fue tu experiencia al ingresar a esta carrera?
Creo que viví lo mismo que todos quienes trabajamos y estudiamos. Yo era profesora jornada completa de niños con discapacidad, y después tenía que darme la suficiente energía para ir a estudiar a la universidad en la noche. Salir tarde y dormir poco, buscar todos los momentos libres para estudiar. Siempre me ayudó mi esposo, él siempre me alentaba. Por eso le dedico todo esto a él. En cuanto a los compañeros, el primer día de clases conocí a una asistente jurídico, Abigaíl Díaz, quien llegó a ser mi amiga y compañera durante estos siete años, al punto de convertirse en una facilitadora de lengua de señas en el Tribunal de Garantía. Tanto tiempo pasamos juntas que terminó aprendiendo a comunicarse fluidamente en LSCh, fue una compañera única y genial desde el primer día hasta el último.
¿Cómo te sientes al ser la primera mujer sorda titulada de abogada en Chile?
Con una responsabilidad tremenda. Más allá del honor de haber recibido ese reconocimiento, estar en los anales de la historia, y que las niñas sordas digan “yo también quiero ser abogada”, creo que mi rol representa un deber de visibilizar los infinitos casos de vulneración de los derechos de las personas sordas en Chile, especialmente en la situación de las mujeres y niñas sordas, muchas de ellas víctimas de violencia intrafamiliar, abusos sexuales y esterilizaciones forzadas, sin poderse comunicar ni denunciar. Sé que no podré solucionar todos los problemas que existen, pero al menos puedo hacer esas cosas pequeñas en lugares pequeños que contribuyan a cambiar un poco el mundo.
¿Qué propones para mejorar el sistema de inclusión en Chile?
Creo que se debe promover una educación y una percepción de las personas con discapacidad y de las personas sordas como titulares de derechos. Implementar los preceptos de la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), que ya ha sido ratificada por el Estado Chileno el 2008, y que sin embargo ha tenido procesos demasiado lentos para que realmente funcione. Si miramos alrededor y seguimos viendo que las personas con discapacidad no están accediendo a la salud, a la educación, a la justicia y a los servicios públicos en igualdad de condiciones que las demás personas, entonces tenemos un problema que persiste.
Fundación Nellie Zabel
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