Dibujos, técnicas mixtas, esculturas y murales. Son varios los formatos en los que ha incursionado y dejado huella. Como el mural en el GAM, la escultura hecha de mosaicos de piedra en un parque capitalino y varios caballos, figurativos algunos, otros más abstractos, hechos de diversos materiales, siendo la madera su favorita y en donde plasma el volumen mediante capas sucesivas. “El caballo es la reminiscencia de una infancia con olor a tierra y gusto a damasco recién cortado del árbol”.
Por Macarena Ríos R./ fotografías Andrea Barceló A.
El jugo de betarraga con aceite, en un plato blanco, es una de las cosas que alucina a Sol Guillon. Como las sombras proyectadas, los reflejos en el agua, las curvas y texturas sobre las superficies. “Es increíble la cantidad de estímulos que hay a tu alrededor que pueden ser traducidos en una labor creativa. Desde pequeña me quedaba pegada al techo con las manchas o los nudos de la madera y empezaban a aparecer imágenes de personajes, era muy entretenido”.
¿Ha mutado tu arte en este tiempo?
Para los artistas, en especial los que tienen talleres individuales, el trabajo es una permanente cuarentena, por lo que el encierro no fue lo que me perturbó, sino ver cómo habíamos caído en una angustiante “distopía”. Me impresionaba ver como denunciaban a los niños jugando en la plaza o a los ancianos paseando por la calle, incluso el señor que trataba de ir oculto en la maleta de un auto a su hogar, era tratado como un delincuente mayor. Esa actitud de las personas me recordó la Alemania Nazi o el libro de Ray Bradbury, Fahrenheit 451.
“En lo creativo, hice muchas obras, es la mejor manera de no caer en estados negativos, y tuve algunas como de catarsis, como una gran cabeza que pretende mostrar las muchas capas que nos van conformando y un par de guardianes alados, que son la representación de la esperanza para apoyarnos en tiempos difíciles”.
Dice que lo positivo de la pandemia fueron las redes sociales. “Me invitaron a ser parte de #13artistaschile, un grupo de artistas chilenas, donde el apoyo, la solidaridad y la comprensión entre cada una de ellas ha sido increíble”.
MURALES Y CABALLOS
El tiempo transcurre sin prisas en el taller de Sol Guillon. Y aunque sus reconocidas esculturas de caballos, instaladas en diversos puntos de la capital, la acompañan desde siempre, los murales, basados en la abstracción geométrica, las proporciones y líneas puras también se han hecho imprescindibles en sus trabajos.
“Es una gran satisfacción que uno de ellos, de tres metros de altura por cuarenta metros lineales, esté en el centro cultural más importante del país. Me encanta que los asistentes se saquen fotos o hagan videos con el mural de fondo, es maravilloso, porque implica que “el vínculo” fue logrado”.
¿Qué buscas generar con los murales?
En los murales se aprecian influencias del arte cinético, que surge de la observación amplificada de tejidos textiles y de entender como en un telar, tejido o bordado, las hebras se van entrecruzando para producir un efecto que se puede mirar a distancia, pero que es fascinante al apreciarlo desde la misma fibra. Los hilos o hebras son reemplazados por listones de madera, en donde el relieve, la trama, y en especial la interacción de color, son protagónicos. Busco motivar la percepción del espectador y aludir a conexiones de tipo sensorial como el encuentro de ritmos, proporciones, equilibrio, centros de interés, interacción de color
El caballo tiene un espacio muy especial en tu obra
El caballo es la reminiscencia de una infancia con olor a tierra y gusto a damasco recién cortado del árbol. Es en recuerdo a un fiel compañero que me permitía llevar mi libertad desde la orilla del río hasta la cumbre del cerro, sintiendo la suave caricia del Raco en la piel. Tal vez, es también un homenaje a un padre que murió tempranamente. Él era un huaso burgués que me trasmitió su amor por los caballos. El caballo es un animal muy noble, muy mágico, que genera un tipo de vínculo y de conexión que no se olvida nunca. Con la película Avatar sentí que esa era la experiencia de mi recuerdo y también lo que quiero transmitir y lograr con mis caballos: “to make the bond” (hacer el vínculo)”.
La artista tiene varias líneas de trabajo, desde dibujos y técnicas mixtas sobre papel o tela, esculturas de mediano formato y composiciones más abstractas en madera, con formatos grandes para adosar a muros. “Me gusta sacar lo superfluo y quedarme con lo esencial de las formas, por eso la abstracción geométrica es mi gran aliada. El uso del color es el otro puntal en el que me afirmo y aquí siempre agradezco a mi maestro del color Eduardo Vilches, que me abrió las pupilas a nivel espectro”.
¿Qué soportes usas?
Principalmente maderas como roble, pino, álamo, madera aglomerada y terciado, pero también he probado con cerámica y acrílicos, obteniendo resultados interesantes. En papel, trabajo con impresión giclèe, pintura acrílica, lápices, tintas metálicas, hilos de cobre, texturas en base a pasta y arena. Tengo una serie hecha con residuos tecnológicos, para crear conciencia de la cantidad de residuos que produce la tecnología, que por otra parte, nos ayuda y conecta. En resumen, en la necesidad imperiosa de crear, uno se adapta, investiga, utiliza. Todo sirve.
¿Qué te inspira?
Me inspira estar viva.