Tras diez exitosos años desde Viña del Mar —y tiendas en Vitacura y Reñaca—, Pichintún se ha posicionado como una empresa reconocida y querida en el país. Con productos y juguetes de primer nivel, traídos principalmente desde Europa, se han dedicado a apoyar a los padres en las etapas de crianza de sus hijos.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés.
«Con Seba nos conocimos en la universidad, en la carrera de Ingeniería Comercial de la Adolfo Ibáñez de Viña del Mar. Pololeamos desde los veintiún años, luego nos casamos y fuimos papás. Pichintún nació en paralelo con nuestra historia de pareja. El 2014, con mi hermana decidimos abrir una tienda pequeña y lúdica con productos novedosos para niños. Partimos en 5 Norte, cerca de la antigua Panadería Modelo, pero al poco andar nos dimos cuenta de que en ese barrio la gente buscaba lo relacionado con alimentos y no una tienda de estas características. Por otro lado, nuestros productos los comprábamos a empresas en Chile, obteniendo de esta manera márgenes muy bajos. Es por esto que decidimos cambiar de estrategia y salir a buscar marcas reconocidas a nivel mundial, innovadoras y, sobre todo, de calidad”, cuenta Francisca Vymazal, dueña y fundadora de Pichintún, junto a su marido y socio, Sebastián Nervi.
Fue así que se incorporó Sebastián para restructurar el concepto inicial de la tienda, mejorar la rentabilidad y, además, ayudar al cambio en una nueva ubicación que, hasta hoy, sigue siendo su icónica casa de 14 Norte, en Viña del Mar. “El mundo de los regalos es complicado. Si las personas no tienen dónde estacionarse o un fácil acceso se van a otra parte. Por eso buscamos un punto estratégico de la ciudad, al lado de un mall y donde, también, pudiéramos captar potenciales clientes que van de paso por la zona. El cambio fue muy positivo, rápidamente nos hicimos conocidos”.
¿Cómo ha sido trabajar en familia?
Los primeros años de mucho sacrificio, porque tenemos hijos pequeños, de dos y siete años. Con harto trabajo y dedicación hemos logrado ir coordinando tanto los tiempos familiares como los de las tres tiendas. Cuando salen contratiempos nos apoyamos, y a medida que hemos ido creciendo como empresa, también lo ha hecho el equipo de trabajo. Hasta hace cuatro años atrás hacíamos de todo, éramos “unos pulpos” (ríen). Hoy tenemos apoyo en la gestión y nosotros vemos las labores gerenciales. Sebastián es parte del directorio y yo me dedico a estar in situ, el marketing y productos que es lo que me apasiona.
DETALLES QUE ENCANTAN
Al entrar a las tiendas Pichintún se nota que hay dedicación y cuidado por los detalles, por eso la experiencia de compra se vuelve muy especial. “Cuando trabajas en una tienda calle, es decir, que no forma parte de un mall o multitienda, por ejemplo, el público es mucho más exigente. Si tienes una tienda pequeña o mediana, buscan un mejor servicio y en lo posible personalizado. Por eso los clientes se van felices si los asesoras, te das el tiempo de ofrecerles las mejores opciones y, al terminar la compra, les preparas un paquete de regalo bien armado, con cariño. Además, en caso de cualquier problema, ofrecemos postventa donde siempre buscamos solucionar de manera rápida y directa para un buen uso del producto.
¿Qué los diferencia de otras tiendas?
Visitamos personalmente ferias internacionales para traer los mejores productos, bajo las últimas tendencias y calidad, ese es nuestro sello. Para este año, ya tengo viajes programados a distintos países donde se concentran las ferias infantiles más importantes del mundo del juguete y nursury (principalmente accesorios para mamás y bebés). Además, tengo reuniones laborales con nuestras marcas, tenemos representación exclusiva con varias de ellas, los que nos permite no sólo vender en Pichintún, sino que a terceros para sus propias tiendas o emprendimientos.
“En Pichintún estamos enfocados en ser una marca importante del mundo infantil donde encuentres todo lo que necesites. Ser los partners de los padres de hoy”.
Sus productos tienen un sello muy especial…
Así es, abarcamos todo el mundo del juguete, no buscamos moda, personajes, ni licencias. Son productos que trascienden, que siguen siendo útiles para otro bebé o niño. Se pueden heredar entre generaciones e, incluso, donar en perfecto estado, porque no se rompen con facilidad. Por eso nuestra búsqueda es dedicada, siempre innovando, al igual que los accesorios. Hoy los papás buscan lo mejor para sus hijos y su familia, desde alimentación y lactancia, mamaderas, coches, cunas, baño, seguridad, triciclos, corre pasillos, etc. Tenemos soluciones probadas para todas las etapas.
“Una de nuestras grandes metas es alejar a los niños de las pantallas, volver a los juegos tradicionales y atemporales, de rol, de mesa, de memoria y lectura, pero también interactivos, mezclando un poco de tecnología a través de luces y sonidos entretenidos. El año pasado, por ejemplo, trajimos cámaras de fotos, para sacarlos del celular, que puede ser tan nocivo. Un juguete para experimentar, salir al mundo y tomar tus propias fotografías. Este año tendremos unas radios magnéticas que cuentan cuentos y les hacen preguntas a los niños, son una maravilla.
MODELO DE ÉXITO
“El 2016 ya habíamos probado nuestro negocio en Viña del Mar, con un público exigente, difícil de encantar, pero lo logramos. Es por eso que decidimos expandirnos a Santiago y sectorizar muy bien la ubicación: cerca de colegios y en una calle reconocida para encontrar productos infantiles. Es por eso que abrimos nuestra segunda tienda en Luis Pasteur, Vitacura. Fue una apuesta ganadora, la gente también conocía la marca Pichintún en Santiago y, desde entonces, hemos logrado posicionarnos en esta ciudad que tiene mucha más competencia”.
¿Cómo enfrentaron la pandemia?
El desafío en cuanto a clientes fue poco, porque nos pilló bien preparados. Unos pocos meses antes del estallido social, habíamos lanzado nuestra página web. Si bien no era el fuerte en ventas, ya realizábamos despachos desde la tienda de Santiago y cuando comenzó la inseguridad en las calles, inmediatamente nuestras ventas aumentaron. Pero con la pandemia tuvimos que reestructurar todo. Dejamos sólo la tienda de Viña del Mar para los pedidos online y la usamos como una gran bodega y base de operaciones. Teníamos cajas hasta el techo… desde aquí se repartía a todo Chile. Fue desafiante en términos logísticos, sobre todo porque había muchos factores que no podíamos controlar, desde la salud a los tiempos del courier. Al comienzo, por una empresa externa, se nos llegaron a perder más de ciento cincuenta paquetes, pero siempre respondimos a tiempo.
“Desde allí nuestra página web quedó fortalecida, entendimos que estábamos trabajando para públicos diferentes, pero que también buscan la mejor atención posible. Al terminar la pandemia la gente quiso volver a las tiendas, pero hemos mantenido las ventas online con clientes de nuevas zonas y para todo Chile”.
En ese periodo abren Reñaca…
Sí, en septiembre del 2021. En términos de clientes hay una pequeña diferencia con el público de Viña del Mar, pues estamos ubicados bajo el centro médico de Ciudad del Mar que tiene un piso entero de ginecología y pediatría. Aquí llegan muchas mamás y embarazadas, por eso potenciamos los productos maternales, de lactancia y de los primeros años del bebé.
¿Tienen proyectado seguir creciendo?
Sí, tenemos dentro de nuestras proyecciones abrir más tiendas, en el mediano o largo plazo, principalmente en Santiago. Como emprendedores hicimos una apuesta desde Viña del Mar, que no es fácil logísticamente, especialmente con los tiempos de entrega, pero lo hemos logrado. El mundo del emprendedor desde región es más ingrato, pero todos estos años nos han dado la razón de que nuestro modelo de negocios era el correcto. Estamos muy atentos a lo que buscan nuestros clientes y los cambios rápidos del mercado. Por eso hoy también tenemos una gran presencia en redes sociales, con una estética muy cuidada y contenido de calidad para llamar la atención de nuevas generaciones.
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