Mirada de mujer

En tiempos de pandemia y con miras al ansiado desconfinamiento, todos hablan de lo mismo. De la importancia del aquí y el ahora, de vivir el hoy de manera consciente, con responsabilidad social y emocional hacia un sentido profundo de comunidad. Si de algo estamos seguros es que nosotros, los de antes, ya no seremos los mismos. ¿Qué enseñanza nos dejará este surreal 2020?, ¿qué cambiará?, ¿cuáles son los paradigmas que se romperán? En nuestro aniversario número dieciocho invitamos a quince mujeres de distintos  ámbitos, a mirar el futuro bajo su propia óptica.

Por Macarena Ríos R.


Amalia Cubillos (Emprendedora, fundadora de Kataix)

Un faro en la oscuridad

“Mientras Kataix está sobreviviendo debido a la pandemia, he aprovechado estos meses de cuarentena para terminar la tesis de un magíster que tenía pendiente. Y me puse a investigar sobre la muerte. Esa que nos acompaña desde que nacemos, pero que preferimos obviar, hacer como si no existiera. Como si el hecho de no nombrarla implicara que no se diera por aludida.

El tema me toca de cerca por haber perdido a mi papá en un accidente de avión. Una muerte abrupta, violenta y que de un día para otro me cambió la vida.

Es muy triste la muerte solitaria que nos propone el coronavirus. La pandemia visibilizó la urgencia de prepararla de una buena forma. Tenemos que hacer que esas vidas que nos dejaron trasciendan, que nos enseñen y guíen para continuar la posta de sus sueños.

Espero que en unos años más, cuando miremos para atrás, el 2020 haya pasado con la intensidad y rapidez de una estrella fugaz, que vino a remecer lo más arraigado de nuestra sociedad y que dejó una estela de energía, colaboración y optimismo profundo para el futuro.

Mi papá me dijo un día que en tiempos de tormenta, cuando los vientos soplan muy fuerte, el único que sobrevive es el bambú, por su flexibilidad y capacidad para volver a crecer gracias a su delicado sistema de raíces. Ante tanta incertidumbre que trajo este 2020, creo que solo los bambús van a sobrellevar esta tormenta. Aquellos que están dispuestos a hacer cosas diferentes a lo que estaban acostumbrados, pero que se afirman en las raíces fuertes que han creado.

Necesitamos líderes con terreno, experiencia y convicciones, que sean faros en medio de esta oscuridad. Necesitamos una sociedad que no se deje engañar ante el populismo, la demagogia, los plazos cortos y la farándula descuidando su futuro. Menos televisión y matinales, y más educación y contenidos que apoyen el desarrollo real de las personas.

Miro con optimismo y entusiasmo esta nueva década a pesar de todo, que nos va a desafiar a poner al servicio de los demás todos nuestros talentos para salir fortalecidos, una vez más, de este gran desafío”.

Sascha Hannig (Novelista e investigadora en RRII, Fundación para el Progreso
Relaciones digitales

“Creo que por mucho tiempo nos preguntaremos si las decisiones que se tomaron este año fueron las más preparadas o las correctas. Es la primera pandemia que enfrentamos con una OMS, con un sistema interconectado y con la capacidad real de tener cifras, pero eso no evitó muchos de los problemas que vinieron con la crisis: el impacto económico, la histeria, el autoritarismo, la pérdida de las libertades, las decisiones políticas, etc.

Dicho eso, ni el pasado ni las decisiones se pueden cambiar. Solo podemos enfrentar el futuro con esperanza y acciones concretas. Pienso que el mundo pospandemia puede tener dos caminos en cuanto al comportamiento humano. El primero, es una humanidad más madura. Que entiende lo volátil que es nuestro paso por el mundo y que, si bien el progreso es la mejora de nuestra calidad de vida, esta mejora no es lineal, sino que tiene siempre la posibilidad de caídas. Una segunda vía es la del antagonismo. Nos volvemos más emocionales por el miedo que nos ha provocado esta incertidumbre. El miedo nos hace buscar seguridad, pero también nos hace más proclives a buscar enemigos a quienes culpar. En este escenario aumentaría la polarización.

Luego, será interesante ver cómo cambiará la geopolítica mundial, considerando los aciertos y errores que distintos países han tenido para enfrentar la crisis. Yo no veo ni una China ni a un EE.UU. salir fortalecido a corto plazo de la crisis.

Lo que sí veo es un cambio interesante en la relación que tenemos con la tecnología. Por un lado, las herramientas digitales nos han ayudado a mantenernos activos y, por necesidad, muchos hemos tenido que adaptarnos a un tele-mundo, donde la conexión es indispensable. Esto no hubiera sido posible en otra época, y creo que nos abre toda una nueva forma de vivir y convivir, incluso de crear arte, de transmitir ideas, valores y proyectos. Sin embargo, otras tecnologías pueden usarse para monitorear y vigilar a la población como nunca antes, y tenemos que mantenernos atentos a eso como ciudadanos”.

Isidora Undurraga (Historiadora, columnista de Economía y Negocios de El Mercurio, miembro asesor de Laboratorio de Gobierno, conductora del programa de Innovación Ideas Gratis de Radio Universo).
El cambio transformacional

“Estamos viviendo un momento de profunda disrupción, en donde nuestra mentalidad heredada por siglos pasados está realizando sus últimos intentos de sobrevivencia. La pandemia producida por el covid-19 termina de dejar en evidencia todos los sistemas fallidos que considerábamos inamovibles y absolutos. Nuestra realidad ha cambiado y ha sido la naturaleza la que nos ha obligado a parar, a tomar conciencia y a cuestionarnos sobre cómo organizamos nuestras economías, la educación, los gobiernos, las democracias, las infraestructuras de liderazgo, las ciudades.

Cada persona tiene su propio recorrido en estos momentos, pero también está el viaje colectivo que, como comunidad, estamos comenzando a activar. Pareciera existir una postura más intencional hacia el cambio transformador y esto no es solo a nivel nacional, sino que lo vemos en todo el mundo.

Gracias a que durante once años he podido investigar más de cinco mil proyectos de innovación de toda índole —biotecnología, minería, servicios, salud, educación, diseño, cultura—, he ido aprendiendo cómo opera nuestro genio creativo a la hora de realizar la construcción de nuevas realidades y su primer elemento es estar abiertos y ser flexibles.

La innovación no es un concepto al voleo, no es una idea, sino que es todo un proceso, un viaje evolutivo que nos transforma.

Para cambiar y lograr consenso con respecto a los muchos temas que tenemos que abordar, es crítico que podamos aprender a conversar, empatizar y aceptar distintas miradas. Más puntos reflejan de mejor manera la realidad y hoy más que nunca necesitamos la mayor cantidad de ideas y miradas posibles.

Para que las mejores ideas ganen, necesitamos bajar nuestro ego, entender que somos parte de un sistema y que la transformación tiene que ser colectiva”.

Karin Ebensperger Ahrens (Periodista, cientista política, columnista de El Mercurio)
Sentido de comunidad

“Tengo cinco hijos y nunca los había echado tanto de menos como durante esta pandemia. Cada uno de ellos encerrado con sus familias, viéndolos de lejos a través de una reja… uno de mis nietos nació poco antes del confinamiento y lo he visto casi solo en fotos…. ha sido duro, necesito el abrazo de todos ellos. Con mi marido hemos reflexionado mucho. Aquí algunos pensamientos:

Lo bueno es constatar que el sentido de comunidad es muy importante y se debe reforzar, algo que muchas veces se olvida. Todos dependemos de otros, la sociedad sólo es posible con la colaboración y el respeto. La formación cívica en los colegios debe reforzarse, el respeto, la colaboración y el sentido de pertenencia: deben ser inculcados desde el hogar, y reforzado en los colegios.

Preocupante es saber que todo el progreso y la tecnología pueden ser desafiados por una pandemia… y no olvidar que estas ocurren cíclicamente en la historia de la humanidad. Eso nos enfrenta a nuestra vulnerabilidad como especie. Pero hay algo positivo que rescatar. Los avances en medicina e higiene permiten acotar los estragos, y exponerse menos a la enfermedad que antiguamente, cuando con las pestes moría más de la mitad de la población.

Lejos, lo más preocupante es ver que los más pobres han tenido que enfrentar la pandemia en muy malas condiciones. Eso nos debe mover a aliviar la pobreza y hacer el esfuerzo de generar puestos de trabajo; y el Estado, urgentemente, mejorar la eficiencia, para que cada peso recaudado en impuestos se traduzca en buenas políticas públicas, y no perderse en la desidia y la ineficiencia.

El máximo aprendizaje, creo, es que tenemos que reforzar el sentido de comunidad, porque nos necesitamos mutuamente. Y redescubrir que juntarse, abrazarse, quererse y pertenecerse es todo el sentido de la existencia… mucho más que lo material que podemos poseer”.

Fabiola Olate (Presidenta ejecutiva Mujeres INfluyentes Chile)
¿Se detuvo el mundo?

 “Antes de la llegada del covid-19, como humanidad, estábamos llevando una vida vertiginosa y, para muchos, sin sentido. Nuestra sociedad se había convencido de que la felicidad estaba en el “tener” más que en el “ser”.

Largas y cargadas horas laborales, traslados interminables y agobiantes, poca vida personal y familiar, descuido de nuestra salud física y emocional, de la educación y comunicación con nuestros hijos y en un nivel más macro, un planeta cayéndose a pedazos.

En abril de este año, The Washington Post publicó: “O muere el Capitalismo Salvaje o muere la Civilización Humana”.

Con la pandemia, la incertidumbre se instaló de manera definitiva en nuestras vidas, obligándonos a mutar hacia seres humanos más flexibles, empáticos, con la capacidad de movernos en situaciones de mucha turbulencia y aceptar situaciones de pérdida y dolor que veíamos lejanas. Todo esto abrió espacio a los afectos, a la vida familiar, nos recordó, a la fuerza, que nuestro desarrollo personal tiene que ser integral, saludable.

Estamos transitando una crisis mundial, en donde todas y cada una de las instituciones se están replanteando los criterios y voluntades para reconstruir el mundo en el que queremos vivir. Pero también estamos en una situación de oportunidad, pues no hay mejor oportunidad de mejorar que frente a una crisis o un dolor. Aprovechemos como humanidad la oportunidad que nos ha dado el destino, la vida, Dios, o como quieran llamarlo, para hacerlo mucho mejor.

No nos olvidemos que todo lo que le hacemos al planeta nos lo hacemos a nosotros mismos, es tiempo de hacernos responsables como humanidad y como individuos de nuestros actos”.

Karen Lein (Dueña Hotel AUGUSTA, vicepresidenta AG Hoteles de Valparaíso)
Sentido de pertenencia

“Con una crisis social primero y luego con la pandemia, los golpes recibidos, y en tan poco tiempo, han puesto al turismo contra las cuerdas. Es un sector frágil, con marcado protagonismo del sector privado y, en nuestro país, con un sector público tibio. Los primeros han logrado establecer ecosistemas relevantes en Chile. Los segundos parecen navegar en un permanente letargo que nunca termina por lograr algún impacto relevante en el sector.

Vivimos en un país con elementos de sobra para elaborar una estrategia de clase mundial. Somos mucho más que Atacama, Torres del Paine e Isla de Pascua. Pero para escalar en esa propuesta, necesitamos un Estado que apueste y le dé el contexto para que los privados hagan lo que saben hacer. Un sector turístico robusto impacta, además, aspectos sociales: despertar y desarrollar un sentimiento de orgullo y pertenencia hacia el lugar que habito, genera identidad y vínculo, y luego, respeto y cuidado.

En el corto plazo, enfrentaremos una demanda interna ávida por salir. Esto supondrá desafíos para los privados en cuanto a reformulación de modelos operacionales y gestión para asegurar la tranquilidad de cada visitante. La hotelería boutique en Valparaíso, por ejemplo, enfrenta una tremenda oportunidad de posicionar nuestro turismo entre todos los chilenos: se adapta, debido a su menor escala, mucho mejor a todos los requerimientos para funcionar en este nuevo escenario (distanciamiento social, poco flujo de personas).

Por todo lo anterior, estamos ante una gran oportunidad de posicionar nuestro turismo, ante todo, entre nosotros los chilenos. Y de ahí, salir a gritarlo al mundo. La invitación está hecha”.

 Ximena Abogabir  (Periodista, fundadora Casa de la Paz y de la empresa B Travesía 100)  
Una oportunidad para resetearnos

“A medida que nuestras certezas se desploman cual castillo de naipes, la pandemia nos abre la oportunidad de “resetear” las instituciones y la forma en la que estamos conviviendo. Necesitamos un mundo donde nadie quede atrás, reinventado la familia nuclear, la educación, las ciudades, el sistema global de gobernanza, los modos de producción y consumo, entre muchos otros ámbitos.

Antes de rediseñar, necesitamos preguntarnos qué queremos conservar, qué necesitamos dejar ir, y acordar cómo es el mundo que aspiramos construir. Con ello en mente, debemos comenzar por volver la mirada hacia nosotros mismos y ver de qué manera contribuiremos a ello.

Tengo la esperanza de que esta crisis sanitaria, económica y relacional nos obligará a dar un salto evolutivo con tres atributos: Conciencia de que somos UNO, que compartimos un ecosistema cerrado y un destino común. Nadie puede estar bien, si el resto de la humanidad no lo está. Responsabilidad sobre las consecuencias de nuestras opciones individuales, incluyendo el uso de mascarilla y el distanciamiento social, la empatía y la solidaridad. Colaboración debido a que el destino común depende de la sumatoria de las opciones personales. Para ello es indispensable conocernos y confiar.

Afortunadamente, hoy estamos evidenciando a nivel global insospechados niveles de confianza en el mundo científico, sus recomendaciones y conclusiones. Las mezquitas y sinagogas han cerrado sus puertas, decisión antes inimaginable por basarse en creencias religiosas profundamente arraigadas. Ello nos da un aire de esperanza. Es posible conocernos, confiar y colaborar.

Por cierto, desde Travesia100 también imagino un futuro en que las personas mayores puedan seguir desarrollando todo su potencialidad hasta el último día, aportando a la sociedad y deteniendo la tendencia a declararnos irrelevantes”.

Bárbara Silva (asesora en Innovación Disruptiva y Transformación Digital, directora Singularity University Chile)
Negocios digitales

“La pandemia aceleró exponencialmente la innovación digital. Todos los conceptos asociados a la disrupción de los negocios que eran escuchados con escepticismo hace apenas ocho años, hoy se han materializado. Aquí van las principales enseñanzas que nos dejará este 2020 desde mi punto de vista:

– Estamos a un clic de distancia de las oportunidades, con una conexión a internet es posible crear un negocio en cualquier parte del mundo que resuelva una necesidad del nuevo consumidor de la pospandemia.

– El desempleo masivo traerá menor consumo y, en consecuencia, aumentará el índice de pobreza; de esta crisis solo podremos salir adelante siendo generosos, estableciendo redes de colaboración, pensando distinto y aplicando innovación.

– Ser ágil está de moda: las estructuras organizacionales verticales, los modelos de negocios asimétricos y los procesos rígidos requerirán ser repensados para que los negocios puedan reformularse ágilmente identificando oportunidades adyacentes a su Core Business.

– Los consumidores están demandando integridad, transparencia y ética en los negocios. Hoy las marcas son medidas de acuerdo a cómo han operado durante la pandemia y los consumidores están exigiendo consecuencia.

– Los negocios digitales asociados a la distribución en el mercado local tienen alto potencial.

– Chile tiene capacidades únicas en litio, cobre, energía solar y centros astronómicos; aquí hay cuatro industrias claves para la prosperidad de nuestro país, falta capacitar a la fuerza laboral, crear una matriz productiva y creerse el cuento para ser la punta de lanza de los empleos del futuro con impacto mundial.

– La regulación del estrés y la contención de los equipos de trabajo son competencias mandatorias que deberán desarrollar los líderes en sus organizaciones. La seguridad psicológica de las personas se vuelve crítica en estos tiempos de incertidumbre y clave para la prosperidad en el futuro de las compañías.

– Construir un mejor futuro del trabajo requiere desaprender y repensar”.

Verónica Campino  (Vicepresidenta y cofundadora Chile Mujeres)
#portodas

“Las cifras entregadas, tanto por el Banco Central como por el INE, confirman que los sectores más afectados en esta crisis son, en gran parte, aquellos con importante participación femenina —comercio: 49%, turismo: 60%, educación: 72%, servicio doméstico: 86%—. Por lo mismo, no nos debería sorprender que el desplome que estamos observando en el mercado laboral perjudique especialmente a las mujeres. Las cifras muestran una baja de 20% en la ocupación femenina (14% en hombres) en relación con igual trimestre del año anterior. Adicionalmente, la encuesta del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile nos da cuenta de que ocho de cada diez mujeres que han quedado sin trabajo remunerado, no han seguido buscando.

Es importante redoblar los esfuerzos para que miles de mujeres en Chile no sigan desertando del mercado laboral y a la vez puedan reincorporarse a la economía, entendiendo el enorme valor que le aporta la diversidad a nuestra sociedad. Generar acuerdos transversales y diseñar estrategias para lograrlo es fundamental.

En esta línea, nos reunimos más de treinta organizaciones/mujeres, y creamos una iniciativa público-privada cuyo objetivo es articular y gestionar acciones colaborativas y sinérgicas para potenciar las oportunidades y el tejido social de las mujeres en Chile. Así, lanzamos la campaña #PORTODAS, para visibilizar el rol de las mujeres que están sosteniendo Chile en tiempos difíciles.

Es fundamental que aprovechemos este momento histórico para destacar sus liderazgos naturales y es clave que las políticas públicas y las acciones de las empresas tengan un foco en las necesidades del territorio, las personas y, por supuesto, en el bien común de todos los chilenos y chilenas. Solo así lograremos generar cohesión social y trabajar juntos, para salir de esta y de las futuras crisis”.

Tatiana Latuf (Fundación Amigos por Siempre)
“La red de apoyo es fundamental”

“Trabajamos hace más de diez años apoyando la inclusión social y laboral de personas con discapacidad intelectual leve. En la actualidad participan activamente setenta beneficiarios.

De un día para otro tuvimos que reinventarnos, con la convicción de que las actividades de la fundación y los apoyos eran fundamentales para sus vidas y que debíamos continuar. Activamos un protocolo covid-19, realizando charlas online para apoyar a las familias, adecuando los talleres al formato digital y capacitando a los beneficiarios en el uso de plataformas para que pudieran adaptarse al teletrabajo.

En paralelo acompañamos a quienes tuvieron que quedarse en sus casas y dejaron de trabajar temporalmente. Implementamos la mayor cantidad de espacios de expresión para mantener sus rutinas y bienestar emocional. Para ello contamos con cinco profesionales del área de la salud que brindan apoyo psicoemocional los siete días de la semana.

Nos sorprendió gratamente su capacidad de adaptación en esta época de pandemia. Ver cómo han enfrentado las tremendas dificultades del encierro, nos da fuerzas para seguir luchando a pesar de la adversidad.

Estamos en un escenario complejo, pero seguiremos luchando, ya que lo vivido en esta pandemia nos reafirmó aún más lo necesario que es para los beneficiarios y familias de la fundación, el contar con una red de apoyo, tener espacios de sociabilización, recreación y acceder al sistema laboral.

La salud mental está en deuda en nuestro país y desde esta perspectiva es que instituciones sin fines de lucro debemos trabajar aún más en estos momentos y los venideros, a pesar de la escasez de recursos.

Por otra parte, nos preocupa el futuro laboral de todos ellos. Afortunadamente, tan solo una persona fue desvinculada. Gran parte de los procesos de nuevas contrataciones están paralizados, y ellos, al igual que todos, necesitan trabajar”.

María Ignacia Patillo (Directora ejecutiva Fundación DKMS Chile)
La sociedad civil es un sector crítico

“Durante la pandemia, las fundaciones nos hemos visto afectadas en diversas dimensiones, y hemos tenido que recurrir a la colaboración de distintas entidades, así como la construcción de redes de apoyo que antes no existían. Las fundaciones ligadas al cáncer nos unimos más que nunca para darle solución a las dificultades que día a día se sumaban; tuvimos que buscar soluciones creativas para enfrentar la disminución de recursos en algunos casos, las dificultades operativas en otros, porque hay pacientes que dependen de nosotros.

El principal desafío que tuvimos en la Fundación DKMS fue continuar entregando donaciones de células madre sanguíneas a pacientes de todo el mundo, a pesar de todas las restricciones. Afortunadamente, logramos el apoyo de la sociedad civil, de las autoridades, de la comunidad médica, de registros de donantes internacionales, de aerolíneas y sus pilotos y, sobre todo, de nuestros donantes. Construimos una red de apoyo que adoptó nuestra misión como propia y esperamos que esto perdure en el tiempo.

Quienes nos han apoyado comprendieron que nuestra labor es crítica, así como la de todas las fundaciones que, como nosotros, entregan esperanza de vida a pacientes y personas vulnerables. Esperamos que como sociedad continuemos protegiendo y aumentemos el respaldo a la sociedad civil, porque su función es vital y debe asegurarse aún frente a la mayor de las catástrofes, contando con una red de apoyo que asegure su permanencia”.

Andrea Henríquez (Ciencia Política PUC, presidente Fundación Volando en V)
La comunidad unida saldrá de esto

“En el mundo escolar todo cambió. Se evidenció, con más fuerza que nunca, la complejidad de la convivencia escolar y las relaciones humanas, porque van mucho más allá de lo físico y visible. La distancia se convierte también en una forma de convivir, y nos desafía a mantener vínculos, buscar la forma de estar presentes y buscar apoyo en aquellos que no podemos ver. Los estudiantes descubren nuevas formas de mantener sus amistades, y los profesores una nueva manera de preocuparse por ellos y acompañarlos en su crecimiento.

Las relaciones digitales llevan años existiendo, pero hoy se tornan prioritarias y transversales. Esto requiere atención de los apoderados; la formación valórica necesita una perspectiva digital además de la presencial, mostrando a los niños y niñas que los valores básicos para convivir, como el respeto, la tolerancia y la empatía, son necesarios en Instagram tanto como en la sala de clases. En las casas, la conversación sobre lo que pasa en las redes y el mundo digital debe ser recurrente, explícita y profunda.

La pandemia nos ha mostrado que un colegio, más que una instalación física, es y debe ser una comunidad. Hoy, todos los miembros —estudiantes, docentes, directivos, apoderados, asistentes de educación, etc.— están enfrentando el mismo desafío, pero de formas distintas, y cuando nos volvamos a encontrar unos con otros, tendremos experiencias, historias y necesidades diferentes. Por esto, nuestros patios y salas de clases deberán ser espacios seguros, de contención y apoyo. Entre los cursos se necesitará empatía y tolerancia para aceptar las diferencias académicas entre los estudiantes y avanzar juntos; los docentes deberán reincorporarse con sistemas de apoyo entre sus pares para sobrellevar la carga emocional y laboral, y entre los apoderados deberá existir coordinación y colaboración para atender las necesidades de cada familia. Así, uno a uno, los miembros de la comunidad necesitarán un espacio donde prime la colaboración y la empatía, porque hemos aprendido que no nos resulta vivir aislados y que de esto solo saldrá adelante la comunidad unida”.

Bárbara Soto Silva (Seremi de Educación Región Metropolitana)
La pandemia de los invisibles

Vivimos en un mundo adultocéntrico y el contexto actual lo hace aún más evidente. Nuestra sociedad está construida en base a la visión de los adultos y a pesar de la evolución, desde el inicio de los tiempos hemos ignorado a los niños y sus necesidades.  Encuestas y estudios hablan de los chilenos y la salud mental, pero no se refieren a todos; los niños y niñas han quedado otra vez al margen, como si no fueran parte del país, como si no fuera necesario consultarles cómo están.

En Chile no sólo cargamos con el estado emocional que ha traído consigo un encierro no previsto y una pandemia que se ha llevado miles de vidas, desde octubre también arrastramos la angustia, la incertidumbre y el estrés que nos provocó el estallido social que también tuvo como espectadores y actores a nuestros hijos, y por eso quisiera hacer eco de algo que en la vorágine pareciera habérsenos olvidado o quedado en segundo plano: la salud mental y el estado emocional de los niños y niñas, probablemente el efecto colateral del covid-19 más invisible hasta ahora y también el más injusto.

Esta pandemia caló en lo más profundo de nuestra sociedad, quitándole a la infancia oportunidades, habilidades e incluso derechos. Y las brechas e injusticias cada día más evidentes, hacen que todo esfuerzo aislado por mitigar los violentos efectos de esta crisis en ellos, sean casi imperceptibles. Es por eso que hoy se necesita un profundo cambio de paradigma, que nace con mirarlos y escucharlos más, y esto sólo será posible si se empieza por casa.

Estas generaciones, que con cierta certeza llevarán las huellas que el covid-19 dejará durante su etapa más importante de desarrollo, merecen que estemos a la altura de los desafíos, y que mientras el silencio invade sus salas de clases, seamos capaces de alzar la voz por ellos. Por todos esos pequeños invisibles que han llegado un mundo que no estaba preparado ni para una pandemia ni para ellos.

Frances Hardy (Ingeniera Comercial con Magister en Marketing, UAI)
Valorar la vida

“Más de cinco meses de confinamiento puede sonar terrible y negativo porque claro, la vida sí que nos ha cambiado. Pero he podido sacar muchas cosas positivas en este tiempo, porque creo que la falta de libertad me ha reconfirmado que la vida está para gozarla y buscar lo que uno realmente quiere hacer para ser feliz.

Muchos volvimos a valorar aún más los tiempos en familia que habíamos dejado un poco de lado, y hemos vuelto a cocinar juntos, hacer juegos y tener conversaciones largas y cercanas. Hemos tenido que aprender a estar solos que ¡pucha que es difícil! Pero eso me ha hecho conectarme con una montaña rusa de emociones, permitiéndome pensar qué es esencial en mi vida y qué no, y motivarme a planificar muchas cosas que muero de ganas de hacer cuando esto se acabe para aprovechar cada momento.

Creo que este gran acontecimiento va a cambiar muchas cosas en el futuro. Muchos vamos a dejar de estar tan enfocados sólo en el deber y a valorar cada regalo que nos da el día a día, sin postergar las cosas que nos encantaría hacer. La vida será mucho más colaborativa, porque como si sociedad no ponemos de nuestra parte, será imposible estar sanos. Que con el apoyo, las risas y el amor de nuestra familia y amigos todo se hace más fácil y espero que no olvidemos cuánta falta nos hizo cada uno de ellos, que no dejemos de decir y demostrarles cuánto los queremos y que la rutina no nos impida compartir tiempo juntos”.

Natalia Duco (Deportista de alto rendimiento, lanzadora de bala)
Saber adaptarse

“Antes de la llegada del covid-19, como humanidad, estábamos llevando una vida vertiginosa y, para muchos, sin sentido. Nuestra sociedad se había convencido de que la felicidad estaba en el “tener” más que en el “ser”.

Largas y cargadas horas laborales, traslados interminables y agobiantes, poca vida personal y familiar, descuido de nuestra salud física y emocional, de la educación y comunicación con nuestros hijos y en un nivel más macro, un planeta cayéndose a pedazos.

En abril de este año, The Washington Post publicó: “O muere el Capitalismo Salvaje o muere la Civilización Humana”.

Con la pandemia, la incertidumbre se instaló de manera definitiva en nuestras vidas, obligándonos a mutar hacia seres humanos más flexibles, empáticos, con la capacidad de movernos en situaciones de mucha turbulencia y aceptar situaciones de pérdida y dolor que veíamos lejanas. Todo esto abrió espacio a los afectos, a la vida familiar, nos recordó, a la fuerza, que nuestro desarrollo personal tiene que ser integral, saludable.

Estamos transitando una crisis mundial, en donde todas y cada una de las instituciones se están replanteando los criterios y voluntades para reconstruir el mundo en el que queremos vivir. Pero también estamos en una situación de oportunidad, pues no hay mejor oportunidad de mejorar que frente a una crisis o un dolor. Aprovechemos como humanidad la oportunidad que nos ha dado el destino, la vida, Dios, o como quieran llamarlo, para hacerlo mucho mejor.

No nos olvidemos que todo lo que le hacemos al planeta nos lo hacemos a nosotros mismos, es tiempo de hacernos responsables como humanidad y como individuos de nuestros actos”.