Una marca de cosmética sólida, libre de plástico, con ingredientes naturales, sin agua y biodegradables, es la propuesta con que Le Vert busca hacer la diferencia en el mercado nacional. “Nuestro objetivo, a largo plazo, es que en Chile ya no se usen plásticos en los envases de champú y acondicionador”.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés y gentileza Le Vert.
Contribuir a un mundo libre de plástico, con productos naturales y ecológicos fue la motivación para crear Le Vert Ecosmética, una marca inspirada en los estándares europeos de cosmética natural, pero que nació en Concón, Región de Valparaíso.
Luego de dos años de mucha investigación y viajes a ferias internacionales lograron pasar de una producción artesanal a una con un giro profesional certificados por Ecocert (certificación de cosmética natural). Sus dueños son tres socios: el matrimonio de Kiria Lastra y Alberto Rivera (encargados de laboratorio y finanzas, respectivamente) y Nicole Recordon (encargada de ventas y marketing). Para ellos esta sociedad ha funcionado perfecto, pues cada uno se ha preocupado de potenciar el negocio desde su área.
“Para el nombre de la marca nos inspiramos en la naturaleza y la búsqueda de contribuir al cuidado del medio ambiente. Le Vert significa ‘el verde’, en francés, y es un color que simboliza muy bien estos conceptos”.
SIN PLÁSTICO
Hoy tienen a la venta distintas líneas de champú y acondicionador en barra (con intenciones de ampliar a más productos sólidos), donde uno de sus atractivos más grandes es que no utilizan envases plásticos en su empaque. “Considerando que una barra de Le Vert equivale a 2,5 botellas de champú líquido tradicional, desde septiembre del 2019 a la fecha, hemos logrado evitar botar a la basura más de 12.200 botellas plásticas. Una cifra que no es menor, tomando en cuenta los altos índices de contaminación de plástico a nivel mundial y que eventualmente llega a los océanos”.
“Comenzamos a formular un producto sin químicos nocivos y una vez logrado había que decidir el envasado, pues nunca fue opción usar plástico. Si íbamos a usar ingredientes naturales teníamos que ser consecuentes. Primero pensamos en usar botellas de vidrio recicladas, pero tras varias encuestas nos dimos cuenta de que la gente no lo encontraba seguro. También vimos la posibilidad de hacerlo con Tetra Pak, pero no era rentable”.
“En nuestros viajes conocimos, incluso, empresas que hacían envases de plástico reciclado, pero su elaboración dejaba mucha huella en el ambiente. Así descubrimos una línea de cosmética inglesa, con más de cuarenta años en el mercado, que nos inspiró para fabricar insumos en seco. Pero nuestra apuesta fue mejorar esa fórmula por una mucho más natural y sin silicona”.
EN BARRA
Las barras de Le Vert se elaboran sin agua (un champú líquido utiliza un ochenta por ciento de agua en su preparación). Además son de mayor duración porque pueden alcanzar para cincuenta a sesenta lavados, dependiendo del largo del pelo, casi tres veces más de lo que rinde uno líquido. Pero eso no es todo, pues al ser biodegradables no contaminan el agua. “Nos preocupaba mucho que fueran realmente biodegradables e hicimos análisis de suelo del norte al sur de Chile. El champú sólido es una mezcla de polvo, aceite y tensoactivos que, en nuestro caso, son derivados del coco. Entonces el agua que sale de ello, al lavarse el pelo, es la que corre por la cañería. Incluso puedes tirarla al pasto o a las plantas y no va a causar daño”.
“No testeamos en animales y cada ingrediente de nuestros champús y acondicionadores tampoco. Una de nuestras ventajas es que usamos insumos que en su gran mayoría son comestibles y sin químicos. Asimismo, al no utilizar silicona, el pelo no está luchando con un ‘maquillaje’ que sólo da la sensación de que está suave y sano, sino que realmente penetran los aceites y se nutre”.
Dentro de los más vendidos está el champú en barra para cabello normal (avena y aceite de granada). También tienen matizante para cabellos rubios o grises (avena, aceite de zanahoria, aceite esencial de naranja y aroma a mora); para cabello graso (moringa, aceite de jojoba y aceite esencial de menta y aroma a menta); para cabello seco o maltratado (harina de coco, aceite de oliva y aceite esencial de jengibre); y como novedad para niños y pieles delicadas (manzanilla, avena, aceite de caléndula, aceite esencial de vainilla y aroma a fruta), que ha sido muy usado por la tercera edad.
En los acondicionadores hay opción para cabellos lisos y disminuir el frizz (pantenol, aceite de oliva, esencia de naranja y aroma a melón) y para cabellos crespos, con rulos, ondulados o con volumen (aceite de coco, manteca de cacao y aceite esencial de vainilla con aroma a fresa). Por otro lado, producto de la pandemia, mucha gente los ha buscado, porque ha aumento significativamente la caspa (uno de los motivos es el estrés). Por eso, en diciembre de este año, lanzarán una línea para la caspa y anticaída.
¿Cuáles son los principales errores?
El champú siempre ha sido para limpiar el cuero cabelludo, donde se genera el cebo, pero en general no hay mucha educación en el tema. La fibra no se limpia y es por ello que ahí no se debe aplicar champú, sino que solamente el acondicionador (de medio a puntas), pues esta se va resecando con el tiempo. Si se usan ambos productos por todo el pelo este durará muy poco tiempo limpio. Por eso es tan importante ocupar los productos indicados para cada tipo de PH, y de forma adecuada porque si no, no tienen el efecto esperado.
FUTURO VERDE
“Desde que comenzamos hemos tenido un crecimiento muy rápido y, por lo mismo, esperamos pronto integrar más personas al equipo para dar empleo a más personas de la región. Nuestro plan de producción siempre ha sido superior al esperado y acabamos de entrar a DBS Beauty Store como la primera marca natural y sin envase plástico para el cuidado del cabello”.
¿Cómo definirían el estándar de la cosmética en Chile?
Se copia mucho a Estados Unidos, y no hay un seguimiento a fondo de las certificaciones y cuidados. El avance es muy lento, incluso en Latinoamérica, donde Brasil es el mercado más importante en cuanto a cosmética, se habla mucho del uso de ingredientes naturales, pero están más enfocados en el efecto que en el mismo producto. Eso quiere decir que es más importante que un pelo quede muy limpio, pero no importa si le hace daño.
¿Por eso ocupan las normas europeas?
Sí, nosotros necesitábamos una arista completamente distinta, los franceses exigen que sea un 80% a 90% de ingredientes naturales, dejando el 10% a 20% de químicos que no son sustituibles con fuentes naturales. Así empezamos a seguir esa línea y buscar insumos para llegar al mejor estándar posible.
Y ser un producto premium…
Sí, no podíamos lanzar al mercado un producto artesanal que cualquiera podría hacer en su casa. A nivel mundial hay una delgada línea en la cosmética natural, sumado a que los registros son muy caros y complejos. En el ISP (Instituto de Salud Pública de Chile) no existe, hasta la fecha, un registro para los champús en barra. Son tan antiguos, que sólo existía para el jabón de cuerpo. Pero pudimos hacer los ajustes para ingresar nuestros productos y hoy se pueden vender en farmacias. Tenemos distribuidores a lo largo de todo Chile y venta directa en nuestra página www.levert.cl (con despacho gratis en Concón).
¿Cuáles son los próximos desafíos?
Una de nuestras metas es certificarnos como Empresa B, ya que cumplimos con todos los requisitos. Además, ya estamos preparados para la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje (REP), que tiene como objetivo establecer una industria que se responsabilice por sus productos a través de la prevención de generación de residuos y de su recuperación y reciclaje.