Un grupo significativo de empresas cumplirá un año en teletrabajo, parte de los cambios laborales más elocuentes desde que se inició la pandemia. Un avance que nos ha permitido innovar y transformar nuestros niveles de producción, pero que también genera cuantiosas situaciones de estrés laboral y “tecnoestrés”, como expertos se refieren a quizás la próxima epidemia que enfrentaremos como humanidad.
El estudio “Beneficios y consecuencias del primer año de teletrabajo en Chile” indicó que quienes ejecutan sus funciones de manera remota requieren de más “Medidas de la empresa en pos de la salud mental”, liderando las preferencias con un 17,2%, opción a la que le siguen la “Flexibilidad de horarios” y la “Empatía”, ambos con un 11,7%. Esto se debió a las dificultades a las que se vieron enfrentados como trabajadores, entre las que lideraron los “Problemas para organizar la jornada laboral del hogar” (45,1%) y la “Carga de trabajo inmanejable” (41%), cuyas consecuencias más notorias fueron la limitada “Capacidad para desconectarte de temas laborales (73,5%) y las secuelas en la “Salud mental” (65%).
Estos y otros indicadores pertenecen a lo que hoy se conoce como síndrome de burnout o de “trabajador quemado”, un fenómeno por el que se hacen cargo grandes compañías del mundo. Google, Apple, Nike, Goldman, General Mills, son solo algunas que cuentan con políticas en beneficio de sus trabajadores. La tendencia demuestra que las empresas chilenas no pueden quedarse atrás, ya que el mayor activo reside en sus comunidades.
En ese sentido, una de las recomendaciones más efectivas es que los jefes fomenten en sus trabajadores la búsqueda de espacios laborales óptimos en sus hogares. Que los líderes sean así de convocantes lleva a que sus colaboradores se organicen y sientan valoración por realizar perfectamente sus funciones. A esto se suma el establecimiento de horarios laborales fijos que determinen las jornadas, pues el trabajo remoto no significa que estemos todo el día disponibles.
Otra sugerencia es establecer periodos breves de descanso para prevenir dolores musculares y malestares psicológicos. Estimular cambios de posturas, estiramientos o incluso caminatas, contrarresta efectos negativos provenientes de largos periodos sentados. Fomentar diálogos y dinámicas extralaborales entre compañeros de secciones o áreas, descampa indisposiciones mentales producto de la rutina.
Un aspecto importante para quienes estén preocupados por estos temas es invertir en el desarrollo de hobbies, actividades físicas o de ocio en sus equipos. Ejemplos hay muchos. Yoga, meditación, acondicionamiento físico, charlas motivacionales o incluso sesiones con psicólogos que puedan acompañar procesos. Como sabemos, estos pueden desarrollarse de manera online y no solo demuestran un interés por cómo se desarrolla el resto, sino que también motiva a abrirnos en otros planos del ser que también hablan de la calidad de los profesionales. Con esto es posible trabajar con profunda efectividad el cansancio, el estrés y el poco manejo de residuos corporales y emocionales producto de extensas faenas.
¿Hemos aplicado algo de esto con nuestros colaboradores? Esto no es una interpelación, pero sí una alerta. Un aviso para que observemos nuestras decisiones en temas que aún siguen siendo tabú en Chile, como la salud mental, donde es necesario adentrarnos y entender que todo vuelve a funcionar si se desconecta un momento. Incluso tú.