El lograr, gracias a la nanotecnología y biotecnología, convertir los desechos de crustáceos de la industria pesquera en nuevos productos útiles, orgánicos y amigables con el medioambiente, ha llevado a la científica, Viviana Delgado, a ganar reconocimiento nacional e internacional, también ligado al marcado sello social de sus ideas.
Por Soledad Posada M. / Fotografías Sonja San Martín D.
Una infancia marcada por una formación orgánica y natural, sumado a alcanzar un puesto de gerencia en el área industrial, donde no podía desarrollar plenamente la investigación, fueron los detonantes para que la licenciada en Química y especialista en nano y biotecnología, Viviana Delgado, creará su propia empresa de asesoría, investigación, desarrollo e innovación, donde hoy tiene la libertad para crear nuevos productos que siempre involucran tres impactos: social, económico y ecológico.
Así, hace cuatro años nació Bionano, la empresa “madre” donde se piensan y desarrollan las ideas de Viviana, y que tiene entre sus “hijos” a Cheten, un protector orgánico de la madera que no contiene cromo ni arsénico, como primer producto en ser lanzado al mercado. Y que ahora está comenzando una etapa de expansión y buscando su internacionalización.
La especialista en nano y biotecnología, explica que Cheten significa homerge (langosta) en lengua tehuelche. “Nuestros productos siguen una línea de nombres autóctonos, dados también por trabajar con crustáceos”. Cheten es un bioimpregnante orgánico protector de la madera, elaborado con nanopartículas de cobre y residuos de la industria pesquera (crustáceos), utilizando técnicas de biotecnología.
Entre los reconocimientos obtenidos por Viviana, por la creación de Cheten, destaca el premio de la Subsecretaria de Economía por su trayectoria innovadora en la región; de CORFO, por Trayectoria Innovadora; en Medellín, Colombia, a la Mujer Innovadora; y también en Guayaquil, Ecuador, a Empresaria Destacada. Además, en 2018 obtuvo el premio Avonni a la Mujer Innovadora, por su trayectoria de investigación.
EMPRESA B
Otro producto desarrollado por Bionano es la línea Rikume, que en mapudungun significa alimentación sana. Es un nutracéutico en formato de barra de cereal, para hacerlo más atractivo. Este alimento está libre de alergénicos alimentarios, como gluten, lactosa, azúcar y, además, es bajo en grasas. Su consumo reduce el colesterol en la sangre y tiene poder antioxidante. Contiene berries traídas de Aysén; calafate, de Chiloé; y maqui, de la Araucanía. “Trabajamos con recolectores locales, por lo que formamos parte del grupo de Empresas B. Con un sello social, orgánico y de economía circular. Tenemos certificados IMO de Suiza. Contamos con materias primas no tratadas químicamente, sin pesticidas, sin productos químicos y suelo no contaminado. En estos momentos, estamos a un paso de la etapa industrial”.
Bionano tiene cuatro líneas de productos e investigación en constante desarrollo, en que se toman desechos de la industria pesquera que son las materias primas para lograr nuevos productos en las áreas agrícola, forestal, alimentaria y medicinal, como ensayos de geles para infecciones cutáneas, antibacterianos, parche para heridas, bioestimulantes para las plantas, protección antiplaga y golpe de sol, y spray de poda.
SUSTENTABILIDAD
¿Cómo nació tu interés en la ciencia?
Desde adolescente, siempre tuve la inquietud de investigar, de «crear» y buscar respuestas científicas a los fenómenos más mínimos. Nací con este «bichito» de innovar, buscando soluciones distintas a problemáticas actuales.
¿Cuál es tu compromiso con el medio ambiente?
Mi compromiso con el medio ambiente está presente día a día, lo llevó en mi ser.
De mi familia aprendí a tener conciencia del medioambiente y, como seres humanos, pertenecemos a él. De mis padres, aprendí a cuidar el agua, los suelos, a no contaminar ni ensuciar espacios que serán ocupados por los demás. Como familia, reciclamos lo máximo que podemos, tenemos un estilo de vida muy saludable, y somos principalmente cuidadosos con el ecosistema. Por esto, mi empresa tiene como principal sello el compromiso con el medio ambiente. Desarrollamos productos de triple impacto: social, ecológico y económico, con un modelo de trabajo autosustentable y de economía circular.
¿Qué significan para ti todos los premios que has ganado?
Un tremendo orgullo, tomados con mucha humildad, porque son premios para todo un potente equipo de trabajo. Me siento orgullosa de representar a las mujeres que hacen ciencia e investigación, pero principalmente a todas las mujeres, que trabajamos y somos madres.
PLATAFORMA
¿Qué falta para que la región sea un polo de investigación y desarrollo?
Mayor reconocimiento y apoyo a las empresas de innovación. Que la investigación no se quede en las paredes de las universidades, sino que se conecte con las empresas. Es aquí donde estoy aportando con un granito de arena. Desde el mes pasado, fundamos una plataforma de innovación y desarrollo, con base científica-tecnológica llamada DENOVO, compuesta por cinco empresas, todas fundadas por emprendedores e innovadores jóvenes, con ideales y valores similares. Nos mueve el hecho de dar soluciones innovadoras a las personas y empresas. Esta plataforma estará abierta a la comunidad y empresas que necesiten soluciones a sus distintas problemáticas.
Con todas estas labores, ¿cómo compatibilizas tu rol de madre?
Ser madre es mi mayor orgullo, y trato de compatibilizar mis roles siendo muy organizada y metódica. Parto a las 6:30 de la mañana y luego de dejar a mi hija en el colegio, me concentro en todo mi trabajo e investigación. A las cinco de la tarde ya estoy en casa con mi hija, regaloneando o apoyándola en sus entrenamientos deportivos. Mi hija lleva el gen de la investigación, es por eso que le gusta acompañarme a las investigaciones en terreno y al laboratorio. Así que trato de pasar y compartir el mayor tiempo con ella.
¿Qué les dirías a las nuevas generaciones?
Que el futuro está en sus manos, no existen límites para la creatividad y la innovación, que cada vez es más importante volver nuestra mirada al ecosistema y recuperar el planeta que por generaciones hemos destruido. Es posible, cambiando nuestra mentalidad de contaminación. Debemos ser más conscientes de que los recursos son agotables, y es nuestro deber cuidarlos. Se pueden tener economías de triple impacto, considerando la parte social y ecológica, junto a la parte financiera. En estos momentos, estamos comenzando a ver este «movimiento», que no es una moda, sino un cambio de mentalidad. Tenemos que pensar qué calidad de vida y qué planeta les queremos legar a nuestros hijos. A las mujeres, les diría que no se impongan límites, pues nosotras somos fuertes, capaces de realizar cambios profundos, de crear vida, de cuidarla.
“Me siento orgullosa de representar a las mujeres que hacen ciencia e investigación, pero principalmente a todas las mujeres, que trabajamos y somos madres”.
“Nos mueve el hecho de dar soluciones innovadoras a las personas y empresas”.