Tiene veinte años y el mundo a sus pies. Tras ganar el segundo lugar en el concurso internacional Elite Model Look en Shanghai, su vida giró en ciento ochenta grados. Durante mucho tiempo tuvo que trabajar duro para poder combinar sus estudios escolares con desfiles y campañas en las principales capitales de la moda como Milán, Nueva York y París. Requerida constantemente en eventos y shootings editoriales, Trinidad se lo toma con calma y con los pies bien puestos en la tierra. Sabe que es tiempo de sembrar, como también está consciente de la enorme responsabilidad que implica ser una influencer.
Por Macarena Ríos R. /Fotografías Teresa Lamas G.
Sus días son intensos. Fotos, eventos, reuniones y proyectos copan su agenda diaria como embajadora de diversas marcas. Sus constantes viajes a desfiles internacionales para Dolce & Gabbana, Tommy Hilfiger, Armani, La Perla y Adidas, además de shootings editoriales, le han permitido un baño cultural permanente y nuevas amistades que conserva hasta hoy.
¿Te sientes una empresaria de tu propia imagen?
Sí, yo manejo mi imagen, yo decido qué campaña hago, con qué marcas trabajo, con cuáles hago alianzas, qué contenido subo a mis redes sociales, qué entrevistas quiero hacer y cuáles no.
¿Cómo filtras el tema de las marcas?
No trabajo con marcas que no me representan. Una marca me puede ofrecer muchas lucas para que promocione sus productos pero si no me gusta, no transo. Tampoco voy a andar vendiendo un producto que no use. Hay mucha gente que lo hace y es entendible, pero a mí no me gusta, sobre todo porque trato de ser muy honesta con mis seguidores en Instagram.
¿Prefieres los desfiles o ser modelo publicitaria?
Los desfiles, lejos.
¿Quién te enseñó a modelar?
Lennox Leslie Douglas. Él nos hacía clases de pasarela cuando entré a Elite Models. Se paraba en tacos y era una diva. ¡Seco! Al principio cuesta caminar con tacos, estás más tiesa, no puedes mover las caderas, no hay mucha confianza, pero después, gracias a la experiencia, todo se da fácil. El modelaje es pura experiencia, no se estudia.
¿Cuál ha sido el desfile más increíble?
Dolce & Gabbana en Milán. Fue un desfile precioso y muy entretenido, con una producción maravillosa. Me maquilló Pat McGrath, que es top a nivel mundial, y me vistió el mismísimo Stefano Gabbana. Como fue hace años, estaba al lado de muchas modelos que yo seguía y el solo hecho de estar ahí con ellas fue increíble.
¿Qué es lo más alto que puedes aspirar como modelo?
Victoria’s Secret. Esa es mi meta.
¿Quiénes son tus diseñadores favoritos?
De Chile me gustan mucho Claudio Mansilla, Lorraine Holmes, Lupe Gajardo y Pato Moreno. Del extranjero, Carolina Herrera y Christian Dior, amo su elegancia y femineidad.
NUEVA YORK EN LA MIRA
Es domingo y hace mucho viento en Viña, a donde se arranca cada vez que puede. “Me encanta Viña, vengo todos los fines de semana. Soy viñamarina de corazón, mi pololo es de acá, igual que algunas de mis mejores amigas”, comenta, mientras hacemos la sesión de fotos.
¿Piensas internacionalizar tu carrera?
Llevo un año y medio fuera de Estados Unidos, porque estoy trabajando muy bien acá y no quiero desaparecer de Chile. Si quiero hacer carrera a nivel internacional sé que me tengo que ir, pero soy chica todavía, tengo recién veinte y me quedan años por delante. El próximo año pretendo irme a Nueva York, pero en forma intermitente.
Has dicho que esta es una carrera que dura poco, ¿cómo te visualizas a futuro?
Hay muchas cosas que me encantan: periodismo, sicología, nutrición, diseño y que son bien distintas. Cuando llegue el minuto decidiré qué es lo que más me llena y hacia dónde quiero ir. La edad no importa si quieres estudiar en la universidad. Hoy la gente entra a la universidad cuando sale del colegio para poder tener un título, trabajar y mantenerse. Y yo vivo de esto, para mí no es un pasatiempo, es mi trabajo y me encanta. Ahorro e invierto, algo que aprendí de mi mamá, quien me enseñó a pensar en mi futuro.
¿Qué es tu mamá para ti?
Es la mujer más importante de mi vida, lejos. Crecí pegada a ella y soy muy mamona. Siempre hemos hecho todo juntas, viajar, ir a la playa, comprar ropa. Somos muy unidas. Todas las decisiones las converso con ella.
Siempre dices que eres perseverante, ¿qué tan perseverante?
Toda mi vida he perseguido las cosas que he querido, como en el Elite Model Look. La que ganaba el concurso se iba a China y partí. En mi tiempo eran ochenta y cuatro países los que competían. “Alguien tiene que ganar, ¿por qué no puedo ser yo?”, le decía a mi mamá. Y salí segunda. Soy muy positiva y siempre tiro para arriba. El vaso puede estar así (y junta el pulgar con el dedo índice) y digo ¡pero si igual tiene agua! Y eso me ha ayudado mucho en mi pega”.
EL LADO B
Invitada a destinos como México, Cannes y Roland Garros con el solo fin de promocionarlos, hace poco estuvo en Dubái. Sin embargo, lejos de obnubilarla tanto viaje, Trinidad es honesta cuando muestra el lado B por las redes sociales. “Estoy en Dubái y se puede ver espectacular, pero también está el lado B, que estoy sola. Entonces sí, lo paso espectacular, pero llego a mi pieza de hotel y echo mucho de menos, lo paso mal. No estoy cien por ciento feliz porque necesito mi gente”, posteó en esa oportunidad. “En todo caso, fue una experiencia maravillosa. Lo que pasa es que soy muy de piel, me gusta estar con mis amigas, con mi mamá, con mi pololo; me gusta hacer panoramas con ellos. Por eso que viajar sola siempre se me ha hecho terrible”.
¿Cuál es el lado B de ser modelo?
La soledad. Cuando recién llegué a Europa por lo del Concurso Elite tenía quince años y estuve cuatro semanas sola. Cocinaba, hacía aseo, armaba mis horarios e itinerarios según los castings que tenía. Era súper chica. Lo que más me costaba era que cuando me levantaba en la mañana —y por la diferencia horaria con Chile— no tenía con quién hablar. Cuando volvía al departamento veía fotos de mis amigas en la playa, en asados, mi familia en el campo gozando del sol y yo sola, muerta de frío, con pésima internet y sin nada que hacer, entonces me bajaba una angustia terrible. Hubo un día en que fue tanta mi angustia que me quedé una hora sentada en el metro porque no quería llegar al departamento.
¿Te sientes una influencer?
Sí me siento influencer, porque mucha gente me sigue en Instagram y en general me preguntan de dónde es mi chaqueta, quién me corta el pelo, cómo cuido mi cara, dónde aprendí a maquillarme. La gente me pregunta mucho acerca de mi vida y me piden consejos. Por eso es que en las redes sociales no voy a subir cosas que no me identifiquen. Prefiero ser honesta. No voy a vender mi Instagram por plata.
¿Te sientes muy expuesta?
Sí, al final tienes que estar pendiente de contestarle a la gente. A veces pasan tres días en que no subo fotos y ya me están preguntando dónde estoy y si me pasó algo. Siempre estoy preocupada de mi Instagram. Demanda mucho tiempo contestar todas las preguntas.
¿No te cansa?
Me cansa y después de un tiempo, agota. Pero a la gente le gusta que uno sea cercana y que les contestes luego. Siento que en cierta forma Instagram falsea una parte de tu realidad, porque no siempre tus días son increíbles y felices… Hay niñas que se comparan mucho con la vida de otra persona.
¿Qué les dirías?
Que tengan cuidado, que no se pueden comparar con el resto, ni desear la vida de otro si en verdad no la conocen. Ellos ven el glamur, pero no todo es glamur. A lo mejor los que ven mi Instagram dicen que tengo una vida perfecta, pero esa no es mi vida, esa es mi vida de Instagram, son momentos. Y no es que me queje de mi vida, al contrario, tengo una familia que me apaña, tengo unas amigas y un pololo increíbles. Mi círculo es bacán y he sabido sobrellevar los problemas que se han dado. Por ejemplo, Gigi Hadid es una modelo envidiada por muchas personas y hace poco dijo que se iba a retirar porque estaba con una depresión horrible, y que no sabía qué hacer con su vida. ¿Cuántos famosos están con depresión, anorexia o bulimia y la gente ni se entera?
¿La fama tiene un precio?
Sí, uno se tiene que cuidar más. A mí nunca me ha pasado, pero sí he escuchado cómo la gente hablar mal de otras personas sin conocerla siquiera. En ese sentido cuido mucho mi imagen y no ando haciendo tonteras, en general soy muy bajo perfil. Sí tengo doble cuidado con las cosas que hago, digo, me pongo, etc.
“Soy muy de piel, me gusta estar con mis amigas, con mi mamá, con mi pololo, me gusta hacer panoramas con ellos. Por eso que viajar sola siempre se me ha hecho terrible”.
“Yo soy muy positiva y siempre tiro para arriba. El vaso puede estar así (y junta el pulgar con el dedo índice) y digo ¡pero si igual tiene agua! Y eso me ha ayudado mucho en mi pega”.
“Yo vivo de esto, para mí no es un pasatiempo, es mi trabajo y me encanta. Para mí ha sido un ambiente muy amigable”.