Imeko: La nueva industria del reciclaje

Un grupo de jóvenes científicos de la PUCV, mediante un proceso químico eficiente y sustentable inventado por ellos, logró transformar tóxicas colillas de cigarrillos en posavasos completamente reciclables. Una tremenda contribución medioambiental y made in Chile.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Teresa Lamas G. y agradecimientos a www. imeko.cl

Según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de la colilla de un cigarrillo está hecha de plástico no biodegradable. 70% de los cigarrillos consumidos diariamente son desechados en el medio ambiente. 40% de los residuos recolectados en actividades de limpieza costera y urbana son colillas. Una sola colilla posee siete mil compuestos químicos tóxicos (entre metales pesados, nicotina y compuestos carcinógenos). Además, se estima que el 33% de la población chilena fuma, con un promedio de siete cigarrillos diarios.

Cifras como estas fueron las que motivaron a un grupo de jóvenes científicos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso para crear, el 2017, Imeko, empresa pionera a nivel mundial que recolecta, transforma y revaloriza colillas de cigarrillo.

Sus fundadores son Valery Rodríguez, químico industrial; Germán Brito, químico industrial y estudiante de doctorado en ciencias mención química, y Jennifer Araya, ingeniero comercial. Y hace seis meses se incorporó al equipo Felipe Pizarro, también químico industrial.

El nombre Imeko deriva de la palabra innovación y la estructura química del acetato de celulosa, plástico que recuperan de las colillas de cigarro a través de un proceso científico creado por ellos.

“Las primeras ideas surgieron de la inquietud de Germán, quien trabajaba en otra empresa y constantemente veía cómo sus colegas tiraban montones de colillas de cigarrillos al suelo. Comenzó a hacer un par de pruebas, pero que luego dejó por falta de tiempo. Yo trabajaba en el mismo laboratorio de investigación de la PUCV en el que nos encontramos ahora, donde comenzamos a hacer más pruebas y a investigar como grupo. A ojos de muchos, las colillas son simplemente basura, pero nosotros, con mirada de científicos, además de detectar un problema medioambiental grave, encontramos una materia prima que se podía revalorizar”, cuenta Valery. “Además era importante agregar el tema comercial a esta idea, para que pudiera ser sostenible en el tiempo”, señala Jennifer.

¿La PUCV además de las instalaciones los apoyó con fondos?
J: Sí y estamos muy agradecidos; las primeras pruebas se hicieron en los laboratorios del Instituto de Química. Después, en mayo del 2018, nuestro proyecto fue uno de los ganadores en el Concurso de la Dirección de Innovación y Emprendimiento 2018 de la VRIEA PUCV en la categoría de prototipo innovador. Gracias a ese fondo sacamos nuestro primer prototipo de contenedor, para ver cómo reaccionaba la gente y si, efectivamente, se juntaban colillas.

F: Trabajamos con un residuo que no es fácil, no es como el plástico de botellas que si bien hay que hacerle un tratamiento para su reciclaje no tiene mal olor. Por eso era primordial contar con una infraestructura adecuada. Además, era necesario disponer de campanas de extracción para asegurar nuestra salud, pues estaríamos expuestos a mucha toxicidad. Por eso trabajamos con mascarillas especiales.

¿En el grupo hay fumadores?
Ninguno, fue un requisito para integrar Imeko (ríen). No estamos en contra de los fumadores ni los criticamos, eso es responsabilidad de cada uno, pero no queremos incentivar que la gente fume.

DE COLILLAS A POSAVASOS

“En la primera etapa recibimos las colillas, se desprende el papel, el resto de cenizas y el tabaco a través de un proceso muy eficiente, que está bajo secreto industrial. Luego, nos encontramos con la fibra que aún está sucia (con miles de compuestos tóxicos) y la pasamos por un tratamiento de limpieza químico y sustentable creado por nosotros. Como el filtro del cigarrillo está hecho de plástico lo recuperamos limpio, y este pasa a ser nuestra materia prima para elaborar otros productos”, señala Felipe.

¿Cuánto se demora ese proceso?
Una semana, desde que recibimos las colillas hasta que quedan reducidas a chips de plástico, llamado acetato de celulosa, que es el mismo con que se hacen los vinilos o marcos de los lentes. Estos chips o pellets los llevamos donde una empresa de plástico de Viña del Mar para moldearlos y luego podemos obtener diversos objetos.

¿Cuántos objetos han desarrollado?
Por ahora solo posavasos en distintos colores y diseños serigrafiados que lanzaremos en julio. Nos hemos demorado, porque ha sido una larga etapa de desarrollo e investigación, pero queremos seguir con una línea de decoración con maceteros y ceniceros.

Estos se pueden volver a reciclar…
F: Sí, en sí mismos son reciclables, podrían volver a la cadena de valor para tomar otra forma o volver a ser el mismo producto renovado. No van a quedar tirados en el medio ambiente como las bombillas desechables o las mismas colillas. Una colilla puede estar botada por diez años hasta que se empiece a degradar, pero en ese intertanto sigue arrojando microplástico tóxico al medio ambiente.

RECOLECCIÓN

“Los contenedores Imeko los diseñamos específicamente para cigarrillos. Tienen un espacio para limpiar colillas y otra área que sólo permite el ingreso de estas. Si pusiéramos otro tipo de contenedor con tapa abierta, la gente metería servilletas, paletas de helados, chicles, etc., y si entrara algún cigarrillo encendido de seguro se quemaría. Además, al poseer un visor de llenado permite medir cuánto falta para su retiro; por otro lado, estimula a la gente a reciclar”.

¿Cuáles son sus servicios?
F: Son dos tipos de servicio, uno para que la gente deposite las colillas (de a una) en estos contenedores, y otro para que deje las colillas que juntó en su casa en un punto de acopio.

¿Cuántos contenedores han instalado?
V: Tenemos alrededor de cuarenta clientes y ciento cuarenta contenedores instalados en diecisiete comunas, desde Arica a Cochrane. Hay puntos de reciclaje en Viña, Valparaíso, Zapallar, Villa Alemana, Juan Fernández y Santiago. La verdad es que las municipalidades costeras están bien interesadas, porque las colillas son uno de sus grandes problemas.

¿Cuantas colillas reciben mensualmente?
Alrededor de veinte kilos, son 66.000 colillas.

¿En plástico a cuanto se traduce?
El 70% de la colilla es plástico que se puede recuperar. El resto son cenizas, tabaco y papel. Son como catorce kilos sólo de plástico.

¿Dónde se juntan más colillas?
En las universidades. Ahora estamos trabajando con Duoc, Inacap, la Universidad Católica de Santiago y Valparaíso y la recolección es impresionante. Otro lugar que alarma son los hospitales, tanto en el área de maternidad como los sectores del personal médico.

EL FUTURO

“El año pasado nos adjudicamos un fondo de CORFO, y estamos dentro de la aceleradora de negocios Starup Chile. Partimos con el programa para mujeres The S Factory y salimos elegidos entre los diez mejores proyectos. Tanto así que nos dieron la posibilidad de ir a un encuentro de jóvenes en México de la Alianza del Pacífico. Ahora volvimos a postular y recién nos ganamos otro proyecto de Starup Chile, llamado Huella, para proyectos o empresas de triple impacto (social, económico y medio ambiental). Este programa comienza en julio y desde ahí son seis meses de aceleración y financiamiento”.

¿Realizan campañas?
V: El 31 de mayo se celebró el día mundial sin tabaco y organizamos una campaña a nivel nacional con las seremis de medio ambiente de cada región, donde la gente salió a juntar colillas y se hizo en conjunto con Starken. Nos han llegado de todo Chile y es interesante cómo los lugares más alejados son los más interesados en reciclar.

¿Próximos desafíos?
J: Seguir creciendo, diversificar los productos y procesar más colillas mensualmente. Queremos ampliar nuestro sistema de logística, porque como estamos en Viña ahora sólo ofrecemos el retiro en la Región Metropolitana y de Valparaíso, pero nos escriben de todo Chile, incluso de países como Argentina, Perú o México.

¿Quieren reciclar otro tipo de residuos?
V: Sí, nos encantaría utilizar la ciencia para establecer procesos donde se reciclen cosas que hasta ahora no se hacen, o son muy difíciles, como el tarro de las papas fritas, los Tetra Pak, los vasos térmicos para el café (polipapel), hay todo un mundo por reciclar.

 

“En el mundo se consumen más de quince mil millones de cigarrillos diarios y Chile es el mayor consumidor a nivel latinoamericano”.

“Tenemos alrededor de cuarenta clientes y ciento cuarenta contenedores instalados en diecisiete comunas, desde Arica a Cochrane. Las municipalidades costeras están bien interesadas, porque las colillas son uno de sus grandes problemas”.