Inspirados en la arquitectura de la casa chilena de campo, este encantador hotel boutique se ha convertido en un espacio de relajo y de total conexión con la naturaleza. Sus jardines, viñedo y huerta orgánica se unen a especiales rincones llenos de detalles y diseño que son un regalo para la vista y también para el alma.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés
Al llegar al pueblo de Lagunillas se encuentra el Hotel Boutique BCW Casablanca (Bed Country and Wine), un emprendimiento familiar del matrimonio de Lucía Quintino y Rodrigo Mujica que comenzó con la idea de ser un pequeño bed and breakfast y hoy es uno de los destinos turísticos imperdibles de la zona.
“Abrimos nuestro emprendimiento el 7 de septiembre del 2017 y a lo largo de estos siete años hemos recibido varios reconocimientos, por ejemplo de los Premios Great Wine Capitals, Best of Wine Tourism (primeros lugares en alojamiento, gastronomía, diseño y arquitectura); Tripadvisor, Booking.com e importantes visitas de expertos en el rubro, pero los que más agradecemos son los comentarios positivos de la gente, de quienes nos recomiendan y regresan con sus familias y amigos”, nos cuentan.
“Fui constructor por más de veinticinco años… estaba trabajando en unas casas de por aquí cerca cuando descubrimos este terreno en Lagunillas con una increíble casona que data de 1890, pero que estaba totalmente abandonada. Originalmente era la casa de administración del fundo Valle Hermoso, propiedad de la familia Silva, muy queridos y respetados en el pueblo, quienes, a pesar de múltiples ofertas, no querían vender. Una de las gracias del inmueble es que conservaba sus corredores intactos y eso es muy valorado por los lugareños, pues es una gran característica de su historia. No fue hasta que conocieron a Lucía, y tuvieron una gran conexión con ella, que decidieron entregar la propiedad. Por eso yo siempre digo que es la dueña de la casa”, recuerda Rodrigo.
LA CASONA
Al llegar al hotel se abre un precioso portón de rejas negras que ya habla de una época particular; es como un viaje hacia el pasado. En su interior comienzan a aparecer los jardines, llenos de flores, la vegetación, los cerros verdes y la casona original, que da la bienvenida con una gran cantidad de jazmines en flor.
Para revivir la casona realizaron un gran trabajo de restauración, pues había termitas y un deterioro que iba más allá de lo visible. Conservaron los muros de adobe originales (construcción típica de la zona central), pero armaron el interior y los techos desde cero, rescatando el concepto de casa chilena con tejas rojizas y corredores. Además, le adicionaron una segunda construcción para incorporar las áreas comunes, cocina, comedor y más habitaciones.
“Hicimos una limpieza energética en todo el lugar, con terapias espirituales, pues creemos que es importante estar en un espacio armónico, positivo. Nosotros dejamos nuestra casa en Peñaflor, primero con el sueño de mudarnos al campo, lejos de la ciudad. Luego, quisimos abrir un centro de sanación y un pequeño bed and breakfast para recibir a unos poquitos extranjeros. Pero en ese proceso fuimos creciendo cada vez más”, cuenta Lucía.
Rodrigo además de ser constructor es psicólogo. Por su parte, Lucía trabajó, por veintiséis años, como jefa de sucursal de un banco y en este proyecto encontraron una pasión común, pero con sus áreas de trabajo bien definidas. “Nos dimos cuenta de que, también, hacíamos muy buena dupla como socios y de que aquí había un gran potencial. Nuestra casona fue reconstruida, remodelada y diseñada en su interior totalmente por nosotros, no se involucraron arquitectos. Queríamos un espacio rústico, acogedor, campestre; que llamara la atención por su diseño y estética”.
Partieron con un hotel de diez habitaciones, en una primera etapa, combinando lo moderno y lo antiguo de manera muy armónica. Destacan en sus habitaciones los pisos y respaldos de cama de madera, las baldosas coloridas en los baños, los objetos restaurados y las puertas rescatadas de demolición. Cada habitación, con su propia terraza, es un rincón perfecto para disfrutar del viñedo, los jardines o los cerros.
De los espacios comunes, el living es uno de los protagonistas que resalta por sus paredes de adobe descubierto y un contraste colorido en la selección de muebles, alfombras y cuadros. Con la apariencia de un galpón, con barricas de maderas, techos altos, lámparas colgantes de diseño y tejas de zinc antiguo a la vista, logra ser un lugar muy cálido.
Junto a este espacio se encuentra el comedor, un bar y cava en la misma línea estética, que son parte del restaurante El Descorche. Premiado con el primer lugar gastronomía Best of Wine Tourism 2023 de Great Wine Capitals, ha llamado la atención por el rescate de comida tradicional chilena y criolla gourmet (incluye carta vegana) con productos del Valle de Casablanca y verduras orgánicas de su propio huerto.
JARDINES DE ENSUEÑO
Tras los grandes ventanales de la casa principal, y en un primer patio, se encuentra una espectacular piscina de color rojo que, por su efecto óptico, pareciera estar llena de vino pinot noir. “Nos inspiramos en una piscina de un hotel de Tailandia, pero, en este caso, elegimos un revestimiento cerámico rojo español para que se asemejara al vino e hiciera honor al valle donde nos encontramos. Queríamos crear un jardín original, de relajo, para disfrutar de la naturaleza. Por eso, a un costado, incorporamos un precioso estanque con peces koi y vegetación adecuada, hot tubs y un pequeño sauna”.
Los preciosos jardines son obra de Lucía, quien nos cuenta cómo van cambiando las flores y los colores del valle dependiendo de la estación del año. “Hoy tenemos los cerros verdes, maravillosos, pero ya en diciembre toman un tono café, esto va contrastando con nuestras flora y viñedo, es una fantasía. Con los años he ido plantando dalias, nenúfares, caléndulas, cosmos, lavandas, jazmines, maravillas, etc. Es muy relajante caminar por los jardines, entre los árboles, observar las mariposas y los pajaritos, realmente estimula los sentidos. Ahora nuestras parras están creciendo, ya que son parte de la producción del vino carmenere de la casa y que es otra de las pasiones de Rodrigo. Y estamos construyendo una pequeña laguna para la parte trasera del terreno”.
Al fondo se encuentran dos invernaderos, donde Lucía cultiva sus flores, almácigos y distintas hortalizas. “Los sabores, aromas y propiedades de tener una huerta orgánica no tienen comparación. Nuestros visitantes valoran mucho eso, recibimos turistas no sólo nacionales, sino que extranjeros, principalmente de Estados Unidos, Inglaterra, Bélgica, Holanda, Alemania, Francia, Italia, Rusia, Japón o Brasil, por mencionar algunos, que son conocedores del mundo y buscan destinos como el nuestro, de campo, bien chileno”.
NUEVOS ESPACIOS
“La pandemia nos pegó bien duro, no sólo por la incertidumbre y lo económico, sino porque tuvimos que desvincular a nuestros empleados de esa época y sacar el hotel a flote con ayuda de la familia. Para nosotros, ellos siempre han sido muy importantes, los cuidamos y potenciamos sus talentos. Hoy trabajamos con personal de Lagunillas que se siente tan en casa como nosotros. Fue en ese proceso cuando se unieron, como socios, nuestros vecinos de fundo Fernando Orrego y Bernardita Ebel, quienes aportaron una nueva mirada o visión de negocios, y nos permitieron hacer una importante segunda etapa con una oferta más atractiva para turistas y corporativos”, cuenta Rodrigo.
Gracias a esta fusión, a fines del 2022, se adicionaron doscientas hectáreas de cerro con flora y fauna nativa; y una viña para producción propia. Se construyeron diez habitaciones más, bajo el mismo estilo, y una preciosa zona de spa con sauna y piscina climatizada bajo techo. El concepto fue ir en línea con la piscina exterior y escogieron baldosas rojizas y vetas anaranjadas. Un espacio perfecto para el relajo (de día y de noche) y donde los pasajeros pueden disfrutar de distintos tipos de masajes.
“Para el verano vamos a incorporar senderos y miradores por el cerro, paseos en bicicleta; y estamos construyendo un quincho, ideal para reuniones familiares, aniversarios, cumpleaños, matrimonios o eventos corporativos, otro de nuestros fuertes. Podemos cerrar el hotel completamente para nuestros huéspedes, contamos con salones especiales y un entorno de privilegio para que vivan una experiencia única en el valle”.
www.casablanca-bcw.com
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