Con una mirada más madura de la profesión—centrada en la sabiduría de los oficios y las personas—, Grupo Talca ha realizado un importante recorrido desde que se formó en el 2007. Hoy sus obras son un reflejo de esa experiencia y de escuchar a quienes habitan donde construyen sus obras.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía gentileza Grupo Talca
Diez años han pasado desde la última entrevista en Tell Magazine, tiempo en que los arquitectos Rodrigo Sheward y Martín del Solar sienten que no sólo han madurado desde sus inicios como estudiantes en la Universidad de Talca —que determinó su mirada hacia la realidad local—, sino que en sus obras se refleja un recorrido.
Entre tanto han aparecido en varias revistas especializadas de Chile y el extranjero, además de recibir reconocimientos, entre los que destacan el primer lugar del concurso de arquitectura YAP-Constructo MOMA, Nueva York, 2015 (The Young Architects Program), con la obra “Bosque de Mimbres” que fue montada en el Parque Araucano de Santiago. Ese mismo año participaron en la intervención urbana realizada en el Festival de las Artes de Valparaíso con “Roquerío, litoral imaginario”. Además de su intervención en la X Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo (2009) y en la Bienal de Arquitectura de Venecia (2016).
“Después del 2010 tuvimos algunos hitos importantes, construimos obras en Venezuela y Ecuador y fuimos a Venecia para la Bienal, representando a Chile. Quedamos entre los ochenta y ocho arquitectos seleccionados del mundo y para nosotros fue un gran honor. Para ese viaje teníamos que montar una de nuestras obras icónicas: Casetón-Mirador Pinohuacho (2006), construida en Villarrica con una increíble vista al volcán y con la ayuda del leñador Pedro Vásquez. Fue por eso que decidimos invitarlo a ir con nosotros. Desarmamos, literalmente, todo el mirador y lo presentamos. De allí surgió una de las historias más importantes para nosotros y que nos hizo entender que nuestro foco no era sólo hacer arquitectura donde no llega la arquitectura o hacer arquitectura con lo disponible (enfocándonos en lo rural)”, cuenta Rodrigo Sheward.
“Entendimos que nuestro trabajo siempre se relacionó con las personas, con los sabios del lugar que nos han enriquecido con sus conocimientos. Pescadores, carboneros, leñadores, mimbreros, artistas en piedra y tantos otros que tienen un tremendo valor para lo que somos hoy… ¿Pero cómo lo descubrimos?, fue todo gracias a Pedro. Para nosotros él es, sin duda, un sabio. Estábamos a punto de montar cuando escuché una conversación entre él y Doménico, el guardia de la Bienal. Este italiano le dice: ‘Este es el lugar para hacer el montaje, pero lo único que les voy a pedir es que tengan mucho cuidado con los pilares, los muros y el suelo. No perforen nada, no cuelguen nada, solo pueden montar su obra’. ¿Y por qué?, dice Pedro. ‘Porque usted está parado en un edificio de más de mil años’. Pedro se da la vuelta, empieza a recorrer el edificio y le dice, ‘Ah, ¿así que ustedes tienen edificios de más de mil años?’, pues yo tengo un volcán de millones de años’.
“Eso nos marcó, pues lo que dijo este leñador en 2016, ya lo habían dicho en 1.300 los lonco mapuches cuando visitaron el Cuzco. Pues luego de haber visto una civilización tan maravillosa, quedaron convencidos de que lo suyo, que era sin duda mucho más rústico, era mejor. Es decir, en ambas situaciones no se le está dando valor a lo material, sino a las personas que habitan la tierra. Por eso creemos que el gran patrimonio que tenemos, sobre todo en Latinoamérica, no son las grandes obras, sino la persona que habita el orden natural y es sabia al transmitir su mensaje. La respuesta, entonces, no es poner el énfasis en la arquitectura o en las cosas”.
¿En qué sentido?
En cada una de nuestras obras nos ponemos “a un costado de un sabio”… de un habitante local al que escuchamos, incluso cuando trabajamos con la gente de las favelas de Venezuela en la construcción del mirador. Desde ahí nace la arquitectura, de escuchar y no imponer las propias ideas. Nuestro mundo campesino y de los pueblos originarios es muy rico, con mucha experiencia, quién mejor que ellos conocen su tierra, la lluvia o los cambios del clima. Gastón Soublette dice que la clave de la sabiduría está entre lo creativo y lo receptivo. A ese equilibrio nosotros le agregaríamos que tiene un orden y creemos que la clave es entrar desde lo receptivo para luego pasar a lo creativo, así evitamos destruir.
PINOHUACHO
Pinohuacho para Grupo Talca es, sin duda, un lugar muy especial, donde realizaron un segundo encargo: un quincho para recibir la alta demanda de turistas. “El 2010 llegó un funcionario municipal a ofrecerle a Pedro, el leñador, tres millones de pesos y un plano armado para montar un quincho. Hasta entonces, Pedro recibía a los visitantes en su casa y para nuestra sorpresa él le dijo a este funcionario que no recibía el dinero y que tenía que hablarlo con sus arquitectos, que éramos nosotros”.
“Ahí nos dimos cuenta de que el 99% de la población no tiene acceso a arquitectos. Si a un leñador, un campesino o un temporero le duele un diente, de alguna manera podrá ir al dentista o si tienen un problema legal, recurrir a un abogado. Pero la verdad es que nuestra disciplina quedó fuera de la realidad del mundo. Nos damos cuenta de que hay un campo que es el más grande para la arquitectura y no lo habíamos visto”.
La arquitectura siempre se ha relacionado con un mundo más selecto…
Exactamente, la gran mayoría se trata de acercar al que más nos puede pagar o a obras que son inalcanzables. ¿Pero por qué si podemos sacar ese factor? Martín tiene una mueblería, los dos hacemos clases (Temuco, Concepción y Santiago). Yo diseño y también construyo casas, con eso nos mantenemos; y nos permite trabajar con Grupo Talca y estar en este tipo de proyectos donde nos pagan poco o a veces no nos pagan. Es lo que creemos que hay que hacer, si damos la pelea ahora, más adelante las políticas públicas nacionales abrirán el campo para pagar arquitectura en sectores rurales. ¿Por qué un campesino no puede optar a un proyecto de arquitectura? No es posible que otros les impongan cómo y dónde vivir.
ACERCAR LA ACADEMIA
“En agosto daremos una charla en San Martín de Los Andes, Argentina, y para octubre ya fuimos invitados para dar una conferencia en la Bienal de Costa Rica, que se hará de manera online. Para nosotros es muy importante transmitir nuestro mensaje y empezar a cambiar la disciplina a una más humana. Que ya no sea una búsqueda constante de diseñar la segunda vivienda, galerías o museos, porque la verdad es que es un porcentaje muy reducido el que lo puede hacer. El resto quedamos supeditados a trabajar en una municipalidad, en cosas administrativas o como dibujantes”.
¿Cómo lo aplican con sus alumnos?
Nos dicen que nunca les habían comentado que la arquitectura también tiene una dimensión humana. Entonces les vuelve el alma al cuerpo, porque la mayoría de los alumnos que tenemos son hijos de campesinos, de mapuches. Contarles que la arquitectura es parte de la sabiduría de sus padres para ellos es increíble y los hace sentirse orgullosos de su origen.
¿Qué les ha enseñado la pandemia?
“Cocinar con lo que tenemos”, ser más humildes, es decir, usar los materiales que tenemos en las casas. Ese ha sido un gran aprendizaje que ha puesto a la par al hijo del temporero, que está acostumbrado a reciclar o reutilizar, y al hijo del empresario, que compraba todo en la librería. Hoy están haciendo maquetas con sábanas, fideos, cera de abejas y cajas de leche, son trabajos mucho más valiosos. Es maravilloso porque nos puso a todos en igualdad de condiciones.
ESCUELA DE LA TIERRA
“Hace unos cuatro años, la Fundación Mustakis nos invitó a participar en un proyecto que están desarrollando en algunos terrenos de la Patagonia, específicamente en la zona de Aysén, pues sabían de nuestra mirada antropológica de la arquitectura. Tras varios viajes de exploración nos encontramos un día con un piso de madera increíble que estaba en el bosque y un poco más allá había una pequeña casa refugio construida por un matrimonio de leñadores: Violeta y Rubén. Cuando vimos el trabajo, su detalle, quedamos impactados y supimos que habíamos encontrado a nuestros sabios”.
“Comenzamos a escucharlos, lo que sabían del bosque y sus historias y se planificó la construcción de un primer refugio para albergar a los visitantes, justo frente al río Cisnes. En la proyección rescatamos la inteligencia de este matrimonio, de su saber local, de cómo utilizar la madera muerta y colocar las vigas desplazadas, además de su oficio.
“Pero el proyecto no es sólo ese, pues estamos trabajando en una escuela de cómo habitar la tierra, de cómo entrar receptivamente al territorio, entendiendo que la Patagonia es uno de los lugares con mayores sistemas biológicos vírgenes, y donde hay una gran cantidad de agua desde los glaciares, los ríos y fiordos, pero también de personas. El próximo año comenzaremos con talleres con un grupo transdisciplinario de profesionales como biólogos, antropólogos, historiadores y más. Es muy importante entender desde la ciencia a la sabiduría popular y sabemos que este proyecto impactará a las futuras generaciones”.
FICHAS TÉCNICAS
Refugio reserva Río Cisnes
Ubicación: Reserva Río Cisnes, Región de Aysén. Chile
Financiamiento privado
Inicio proyecto: año 2017 / Finalización: año 2018.
Superficie: Área 30 m2
Materialidad: Materiales madera de coigüe muerto recogido del lugar
Equipo: Arquitectos GrupoTalca + Urbana ED (Orlando Mingo, Javier Sánchez, José Ignacio Selles)+ George Anastassiou
Fotografía: GrupoTalca + Urbana ED
Mirador 70, Caracas, Venezuela
Grupo Talca + MAAN.
Coordinación de Proyecto: Already Happening. Venezuela Adrián Ruiz, María Alejandra, Pernalete, Nicole Calderón
Comunidad: El 70, Parroquia El Valle, Caracas, Distrito Capital
Área de Intervención: 400 m2
Organizador Comisión Presidencial por la Paz y la Vida
Dirección: PICO. Venezuela
Instituciones: Construpatria, Fundación MUSARQ, Gran Misión Saber y Trabajo, Frente Francisco de Miranda Movimiento por la Paz y la Vida
Fotografía: José Alberto Bastidas, Saúl Yuncoxar y Diego Gonzalez
Bosque de Mimbres
Ubicación: Parque Araucano. Región Metropolitana. Chile
Concurso: The Young Architects Program
Clientes: YAP-Constructo MOMA PS1 NY, Consejo de la Cultura, Gobierno de Chile.
Área: 1.500 m2 construidos.
Status: adjudicación 5 de mayo 2014 / Ejecución: año 2015.
Materiales: -1.000 atados de mimbre, 21 toneladas correspondiente a 3 rocas intervenidas por el escultor Vicente Gajardo
Arquitectos: GrupoTalca, Felipe Bustamante, Catalina Castillo, Ana Sofía Canales, Erika Fuzy, arquitecto, Raul Bibriesca.
Colaboradores: Osvaldo Sandoval (productor de mimbre) & Vicente Gajardo (escultor).
Fotografía: GrupoTalca, Martín del Solar, Rodrigo Sheward, Cristóbal Palma
Quincho Gorro Capucha, Pinohuacho, Villarrica, Chile
Ubicación: Pinohuacho, IX región de la Araucanía. Chile
Cliente: Pedro Vázquez
Financiamiento: Fondos INDAP y Municipalidad de Villarrica.
Status inicio proyecto: año 2008. Finalización: año 2010.
Área: 106 m2
Materiales: 30.000 Tejuelas de coigüe, madera nativa dimensionada, planchas de terciado Arauco.
Arquitectos: GrupoTalca. Martín del Solar, Rodrigo Sheward.
Colaboradores: Macarena Ávila
Fotografía: GrupoTalca.
Mirador en Pinohuacho, Villarrica, Chile.
Ubicación: Pinohuacho, comuna de Villarrica. IX región de la Araucanía. Chile
Cliente: Universidad de Talca – comunidad de Pinohuacho
Financiamiento: Adjudicación segundo concurso de proyectos de desarrollo local 2006 de la Unión Europea y Gobierno de Chile.
Materiales: Madera de coigüe reciclada
Arquitectos: GrupoTalca
Colaboradores: Pedro Vázquez, Carlos Vázquez, Danilo Vázquez, Miguel Vázquez, Pablo Vázquez y Hugo Vázquez
Fotografía: GrupoTalca
Área: 25m2 x 2
Plaza Nacional, Talca, Chile
Ubicación: Ciudad de Talca. VII Región del Maule. Chile
Cliente: Universidad de Talca.
Área: 375 m2
Status Inicio Proyecto: 2006 / Finalización: Enero 2007.
Materiales: Madera
Arquitectos: GrupoTalca
Colaboradores: Juan Sepúlveda y Alejandra Liebana.
Fotografía: GrupoTalca, Martín del Solar