¿Qué tienen en común bombillas de vidrio, productos de limpieza y cosmética natural? Glas Halm, Freemet y Biofilia no sólo están liderados por mujeres chilenas, sino que apostaron por soluciones sustentables y ecológicas que cuidan el medio ambiente y a los animales.
Por María Inés Manzo C.
NO MÁS PLÁSTICO
(Fotografía Teresa Lamas G. / Agradecimientos El Patio)
“Llevar una vida menos desechable y más consciente”, fue la inspiración por la que Catalina Hotz creó Glas Halm (palabras alemanas vidrio y tallo), bombillas de vidrio que hoy se venden desde Iquique hasta Coyhaique.
Su emprendimiento comenzó hace más de dos años y medio y en relación al deporte que practica. “El surf es mi pasión y llevo un estilo de vida bien ligado al mar. He tenido la suerte de viajar mucho en los últimos años, donde he aprendido de distintas culturas. Fue así que decidí crear un proyecto para colaborar con un granito de arena al problema mundial de la contaminación. Muchas veces surfeando o simplemente nadando me encontraba de frente con basura y, como las estadísticas señalan, cada vez hay más plástico en las playas a nivel mundial”.
“En Chile pareciera no notarse tanto debido a las corrientes, pero en islas como Hawái o Bali es impactante. Tuve la oportunidad de ir con grupo de amigas en velero hacia Tahití y nos bajamos en un atolón en medio del Pacífico. Era un lugar totalmente virgen donde sólo había aves anidando entre medio de kilos de basura. Ahí se nota el impacto de la basura humana y cómo ataca directamente a la flora y fauna”.
Las bombillas plásticas están dentro de los diez elementos más encontrados en los océanos, junto a las colillas de cigarros y tapas plásticas. Además, se calcula que una persona puede utilizar una bombilla plástica alrededor de veinte minutos, pero demora doscientos años en degradarse. “Los animales marinos las confunden con su alimento y terminan muriendo porque se las tragan o acumulan mucho plástico en sus estómagos. En Indonesia, en todos los jugos y cocteles para los turistas las usan. Aun así hay un par de alternativas sustentables y encontré las bombillas de vidrio. A mí me gustó mucho porque es la opción más higiénica, no adquiere ningún olor ni sabor”.
Mucho antes de la prohibición de bolsas y bombillas plásticas en Chile, Catalina ya había comenzado con este emprendimiento. El primer local que creyó en ella fue El Patio de Reñaca y hoy ya cuenta con cinco canales de venta que incluyen su página web, puntos de ventas (en cafés, restaurantes y tiendas) y colaboraciones con otras marcas.
“Mi idea es que el primer producto fuese una bombilla, pero lo que me gustaría hacer con la marca es ir mucho más allá para crear hábitos, que sean el comienzo de una ola sustentable para inspirar a otros”.
Las bombillas Glas Halm se pueden comprar por unidad y en diferentes kits (con o sin vidrio de colores), cepillo limpiador y funda protectora. El bamboo kit, además incluye una funda protectora hecha de bambú, sustentable y biodegradable, especialmente para viajeros. Otra de las novedades en el súper kit con cubiertos de bambú, perfecto para hacer un picnic y no usar servicios desechables.
www.glashalm.cl
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Instagram: @glas_halm
LIMPIEZA CONSCIENTE
(Fotografía Andrea Barceló A. y gentileza Freemet)
Productos de limpieza biodegradables, hipoalergénicos y cruelty free es la propuesta con que Freemet ha llamado la atención de muchas mamás que, como las emprendedoras Andrea Moraga y Carolina Urrutia, querían cuidar la salud de su familia.
“Somos de la octava región, pero nos conocimos en Santiago, por amigos en común y porque ambas queríamos emprender. Yo soy kinesióloga y Carolina bióloga marina que por años se dedicó al área de investigación. Ella venía hace mucho tiempo trabajando con la contaminación ambiental y tenía la idea de desarrollar micropartículas que protegieran la piel de metales pesados. El 2014 nos unimos en este proyecto, primero en la minería y el área industrial. Gracias a un CORFO, comenzamos a desarrollar productos como bloqueadores, jabones y detergentes. Estuvimos dos años en el proceso de certificación y patentes, pero justo fue la crisis minera y tuvimos que hacer un giro”, cuenta Andrea.
Fue así que se enfocaron en productos de consumo doméstico, incorporando también detergentes de bebé, aromatizadores, lavalozas, limpiadores multiuso y limpiavidrios ecológicos. “Como nuestros desarrollos protegen la piel de la contaminación y no dañan el medio ambiente, pensamos que eran perfectos para el uso de toda la familia. Al no poseer elementos químicos no son dañinos para las personas en ningún sentido y han tenido un impacto tremendamente positivo en los alérgicos”, agrega.
Partieron en tiendas naturales, pero gracias al boca a boca hoy se encuentran en Jumbo, Sodimac, Supermercados Montserrat y están potenciando su e-commerce para despachar a todo Chile. En cuanto a los reconocimientos, el 2017 obtuvieron el Premio Latinoamérica Verde, el Premio Viva dentro de la categoría Impacto Ambiental; y Carolina recibió el Premio Emprendedora Joven del 2018, por segundo año consecutivo.
“Tratamos de usar las materias más naturales, pero sin perder la efectividad. Por ejemplo, el detergente de niños es a base de manzanilla y mucho más suave que uno tradicional. Nuestros tensoactivos son derivados del aceite de coco. También trabajamos con aceites esenciales y hierbas. Además, los perfumes están certificados bajo la norma internacional, son hipoalergénicos y no tienen parabenos”.
Otro de sus fuertes es la reutilización de envases y tienen alianzas con Reforestemos Patagonia, Fundación Meri y otras organizaciones preocupadas del ecosistema. “Buscamos ser un aporte social y medioambiental. Somos una Empresa B y Basura Zero, por eso la devolución de envases es una de las claves. Las personas nos mandan sus envases de vuelta y nosotras hacemos un proceso de lavado. Este sistema se ofrece en casi todas las comunas de Santiago y con algunas tiendas, además, vendemos en formato a granel para que puedan recargar. Por otro lado, a los envases que fueron dañados les damos una nueva vida y creamos eco canastos con la ayuda de artesanas de Chimbarongo”.
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ECO COSMÉTICA
(Fotografía Andrea Barceló A. y gentileza Biofilia)
Biofilia comenzó el 2011, orientado a la cosmética natural artesanal y productos personalizados. “Durante mi adolescencia sufrí acné severo y debido a la gran cantidad de químicos de los productos que existían nada me servía o me causaba alergia. Como psicóloga y terapeuta floral, quise desarrollar recetas con un sentido holístico e integral, utilizando ingredientes como aceites esenciales para la aromaterapia y flores de Bach, que generan efectos positivos en las emociones y salud de las personas”, cuenta Karen Halyburton.
Con muchas ganas de emprender abrió, en Viña del Mar, su propio centro de salud y terapia junto a la tienda de Biofilia en paralelo (que hoy tiene otra sucursal en Santiago). Gracias a un Capital Semilla, el 2012 lanzó la venta por catálogo y desarrolló interesantes propuestas dentro de las que destaca la pasta dental vegana. “No posee flúor y es comestible, inspirada en los niños que usualmente se tragan la pasta al lavarse los dientes. La formulación no fue sencilla, pero logramos que generara espuma gracias a su compuesto jabonoso derivado del coco. Es a base de infusiones de plantas y aceites esenciales antibacterianos, que junto al extracto de estevia y xilitol producen un agradable sabor a menta dulce”.
Actualmente tiene más de siete líneas de productos capilares (champú, acondicionador, máscaras, fortalecedores, hidratantes); higiene (gel de ducha, desodorante, jabones, gel antibacteriano); facial (desmaquillante, limpiador, tónico, sérum, cremas, protector solar); cuerpo (lociones, reafirmantes, pomadas); relax (aceites terapéuticos y esenciales), entre muchos otros.
“En el 2013 salió la ley de no testeo de animales y en esa época conocí a la ONG Te Protejo, organización sin fines de lucro que promueve el uso de productos de cuidado personal cruelty free. Esto me entusiasmó mucho y comencé a buscar cómo eliminar la cera de abejas de nuestros ingredientes. El concepto de lo vegano tiene que ver con un tema ecológico y que no es necesario hacer trabajar a un animal, especialmente cuando en el mundo vegetal tenemos todo lo necesario. Si bien no es fácil suplirlo, en términos de formulaciones es posible. Así descubrimos cera candelilla, proveniente del desierto mexicano y, el 2014, nos certificamos como marca vegana con Vegetarianos Chile. Y el 2017 fuimos la primera marca chilena que se certificó con PETA internacional como marca vegana y no testeada en animales”.
Amante de los animales, además ideó una línea de higiene para perros y gatos, donde se asesoró con una veterinaria homeópata y terapeuta floral. “Con nuestros propios insumos como matico, caléndula o aceite de neem logramos solucionar problemas tan comunes como la alergia a los antipulgas o para quienes no quieren medicar a sus mascotas. También tenemos un espray antipulgas, a base de lavanda, que no es para matar insectos, sino que para repelerlos”.
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