Productos gourmet, pastas artesanales, lasañas, postres y preparaciones tradicionales italianas a tu propia casa. Esa fue la apuesta con la que este encantador emporio sorprendió a los fieles clientes del Ristorante San Marco y que vino a encantar a nuevos consumidores. Hoy este exitoso emprendimiento familiar, que cuenta con sucursales en Reñaca, Vitacura y La Dehesa, está pronto a abrir un nuevo punto take away en Viña del Mar.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés y gentileza Emporio San Marco
El amor por la buena mesa y las tradiciones italianas, que por años han acompañado a los Melotti Herrera, los motivó a atreverse con un nuevo emprendimiento familiar: Emporio San Marco. Un negocio que nació al alero del Ristorante San Marco de Viña del Mar y que es reconocido por su exquisita comida italiana. “San Marco es una marca registrada y muy querida en la zona. Hace sesenta y cinco años, mi suegro, Edoardo Melotti, chef italiano proveniente del pueblo de Nonantola, fundó el restaurante en Av. San Martín. Luego, en 2013, mi marido Maximiliano Melotti, se hizo cargo del negocio cuando su padre falleció, pero el sabor y la calidad han sido las mismas de sus inicios”, cuenta Bárbara Herrera, gerente de Emporio San Marco.
En 2018, y pensando en hacer algo entretenido para sus clientes, Bárbara propone llevar la misma experiencia del restaurante, pero a la casa de sus clientes. “En ese entonces, sentía que faltaba un negocio especializado en pastas artesanales, de calidad, y que pudieras prepararlas fácilmente en tu propia cocina. Es decir, llevar la misma experiencia San Marco a tu casa”.
NUEVOS AIRES
“El concepto del emporio tenía que ser diferenciador, con aires románticos, muy italiano y con una estética atractiva. Un día pasando por Reñaca, encontramos el local donde hoy estamos (Avenida Angamos 242). Además de la cocina me encanta la decoración y, con la ayuda de un arquitecto, diseñamos un espacio clásico e industrial, con ladrillos y baldosas a la antigua, y una atractiva variedad de productos gourmet, principalmente italianos, pero también de emprendedores chilenos”.
Abrieron dos días antes de Navidad, un mes especial para Bárbara, pues ha coincidido con la apertura de todas sus sucursales. Así llegaron al local las preparaciones más reconocidas del restaurante como las clásicas salsas (bolognesa, Alfredo, pesto, etc.), la lasaña, el tiramisú, los gnocchis, fettuccines, linguinis y pastas rellenas (raviolis, sorrentinos, tortellonis, cappelletti, panzottis, cappellaccis), pero también con la opción de entretenidas variaciones en cuanto a colores e ingredientes.
“Me inspiré mucho en lo que la gente busca en las redes sociales. Y comenzamos a vender pastas bicolores, por ejemplo, de tinta de calamar, espinaca y betarraga, todo natural, sin ningún químico. También preparaciones gourmet con rellenos diferentes como el salmón ricotta, costillar de cerdo-mostaza-miel, o mozzarella-tomate asado-albahaca. Las salsas al vacío de los sabores clásicos a otros más novedosos como la de puerros asados, crema de leche y parmesano; o camarón ecuatoriano, crema de leche, queso parmesano y un toque de perejil. Pero el hit ha sido, sin duda, las pascualinas como la espinaca o la alcachofa, pollo y choclo a la crema”.
¿Cómo fue el recibimiento?
Muy bueno. Partimos probando sabores, pero nos dimos cuenta, al poco andar, que hay mucha gente que se atreve con los productos nuevos, y que, a la vez, tiene muy poco tiempo para cocinar. Tenemos clientes de todas las edades, desde quienes iban con sus papás y abuelos al ristorante, que añoran lo más clásico, hasta familias y parejas jóvenes.
Su gran apuesta es que todas las pastas rellenas y los gnocchis se venden congelados, y tan sólo con un sencillo instructivo, paso a paso, puedes tener la misma preparación, tal cual como si hubiese sido cocinada al instante. “Les hacemos un tratamiento en cámara que se llama abatidor de temperatura. Una vez hecha la pasta, se precocina y se le baja la temperatura a menos cuarenta y siete grados. Con esto los productos quedan libres de bacterias y se conservan todas sus propiedades, aroma, sabor, color y textura. Esto también lo implementamos en las lasañas, pascualinas, carne mechada, milanesas, etc., porque no vendemos nada caliente”.
VALOR AGREGADO
“Todo está hecho principalmente con harina italiana, y eso le da una fineza incomparable a la pasta. Además, es doblemente refinada y artesanal, elaborada por los propios cocineros del San Marco que están en la empresa hace más de treinta años. Nunca hemos utilizado máquinas industriales, todo es a mano y a la italiana. La tradición, calidad y amor por la cocina se nota en la mesa. Hay años de trabajo, dedicación constante y ese es nuestro valor agregado”.
Su concepto “a la casa” nació mucho antes de la pandemia…
Sí, y eso, realmente, nos salvó como familia. La pandemia nos enseñó mucho, desde lo personal a lo comercial. Al principio tuvimos que cerrar el local de Reñaca, nos fuimos a vivir un año al campo y mi marido tuvo que cerrar el ristorante en Viña; fue tremendo, con el peligro de no volver a abrir. Gracias al emporio y con la fábrica de pastas activa implementamos rápidamente despacho a las casas. Como en el ristorante se quedaron muchas personas sin trabajo, principalmente garzones, los metimos rápidamente a repartir. En ese entonces no teníamos aplicaciones de comida. Mandaba a las casas, por sectores de pedidos desde Reñaca a Concón, Jardín del Mar, Miraflores, Agua Santa, etc. El apoyo del equipo fue fundamental, nos ayudamos entre todos como la gran familia italiana que somos.
“A la gente le encantó el concepto de que le teníamos listo el almuerzo completo. Desde el aperitivo con quesos y charcutería italiana con denominación de origen, los platos de fondo, hasta los imperdibles postres como tiramisú clásico o con frutillas, la torta merengue lúcuma castaña o frambuesa; y el famoso suspiro limeño, que sin bien no es italiano, los clientes siempre lo piden. Al igual que las pastas, nuestro propio equipo pastelero hace los postres”.
SUCURSALES
“En plena pandemia, en el 2020, mi hermano, Felipe Herrera, se integró al equipo y abrimos nuestro primer local en Santiago. Él es ingeniero comercial y nos aconsejó aprovechar la oportunidad. Así abrimos Vitacura (Gerónimo de Alderete 1494), y fue increíble la recepción, porque tenemos muchos clientes que viajaban los fines de semana a comer al ristorante. No podían creer que un pedazo del San Marco estaba allá también”.
Con este nuevo paso, Felipe implementó el delivery con aplicaciones y la página web (www.emporiosanmarco.cl). “Nos modernizamos, tenemos cuatro canales de venta, y hace un mes abrimos el local deLa Dehesa (Av. José Alcalde Délano 10660, local 16) con un excelente recibimiento, de esta manera ampliamos el radio de zonas de reparto. También les hemos dado mucha importancia a las redes sociales. Yo soy publicista y, constantemente, estoy mirando tendencias y lo que busca el público. Hay que tener un negocio dinámico, creativo e ir a la par de la tecnología, si no el negocio no funciona”.
¿Cómo resumirías este camino?
Ha sido muy bonito y emotivo como hemos ido creciendo. Hay mucho trabajo y sacrificio detrás, con los dueños siempre presentes y revisando cada detalle. Somos una empresa familiar donde todos han ayudado, nuestras hijas, mi hermano, mi yerno, nuestros empleados que tienen la camiseta puesta. Sin ellos no seríamos una marca reconocida. Existe un amor muy grande por San Marco en general, tanto del ristorante y el emporio, y eso mismo buscamos transmitirles a nuestros clientes.
¿Cuál es el próximo desafío?
Agrandamos nuestra fábrica de pastas en el ristorante y con ello cerramos una antigua terraza para crear un nuevo espacio en el mismo local de Viña del Mar. Para diciembre vamos a implementar un punto take away por 7 Norte, con los mismos platos calientes de San Marco. Los vecinos van a poder retirar sus lasañas, pastas artesanales y postres favoritos. Por otro lado, estamos agregando más emprendedores chilenos a los emporios. Hay mucha innovación, productos saludables, sustentables, de buenísima calidad. Es una red que está cada día creciendo y en la que nos apoyamos entre todos.