De visita exprés en nuestro país, este ingeniero electrónico es un referente en temas de inteligencia artificial. Desde su infancia en San Pablo hasta liderar una compañía valorada en 200 millones de dólares, Edmundo Casas nos revela, en exclusiva para Tell Magazine, los secretos de su éxito, el futuro de la IA y cómo esta tecnología está transformando industrias y vidas.
Por Macarena Ríos R./ Fotografías Javiera Díaz de Valdés
Desde los cuarteles generales de Kauel en Chile, Edmundo Casas desmenuza el vertiginoso avance de la inteligencia artificial (IA). Cercano y afable, la conversación fluye con naturalidad. Entre anécdotas de su infancia en el sur de Chile y reflexiones profundas sobre el impacto de la tecnología en la humanidad, transmite la seguridad de alguien que ha dedicado su vida a convertir ideas revolucionarias en realidades concretas.
Fundador y CEO de Kauel, no es solo un ingeniero electrónico formado en la Universidad Técnica Federico Santa María, miembro del Texas Technology Innovation Institute y asesor en MIU City University Miami; es un visionario que ha puesto a Chile en el mapa de la innovación tecnológica global. Desde Houston, donde reside con su familia hace cuatro años, lidera una empresa que ha desarrollado soluciones de IA para la industria de la energía, el petróleo y el gas. Estas tecnologías no solo previenen accidentes ambientales y humanos, sino que han llegado hasta Tesla y los Emiratos Árabes. Y no solo eso: gracias a la plataforma K-Alert lo hicieron acreedor del premio al Liderazgo Sobresaliente en Dubai a principios de año, el mismo que recibiera Elon Musk años atrás. Un logro extraordinario que le abrió el mercado a Medio Oriente —donde actualmente es parte de un piloto de policías humanoides que utiliza esta tecnología— y con ello infinitas oportunidades de negocios. “Para cambiar el mundo, tenemos que creer y confiar en lo que podemos lograr. Nuestros sueños, nuestras metas, nadie puede destruirlos. Nunca nos rindamos si nos permiten construir un mundo mejor”, dijo en esa oportunidad.
La decisión de instalarse en Houston no fue antojadiza y así lo explica: “para nosotros, estar en la Meca del desarrollo tecnológico hace que sea muy fácil levantar inversión”.
Como una declaración de intenciones afirma que “la tecnología debe ser un motor para mejorar vidas, no solo una herramienta comercial”, la trayectoria y el ethos detrás de Kauel, valorada en 200 millones de dólares y con oficinas en cinco países.
INNOVACIÓN CON IMPACTO GLOBAL
Nacido en un pequeño pueblo de la región de Los Lagos, Casas creció en un entorno humilde, pero lleno de curiosidad. Hijo de profesores y el mayor de tres hermanos, su infancia transcurrió en la Escuela 143 de San Pablo, con piso de barro y pizarra de tiza. Apasionado por el fútbol, el ajedrez y las matemáticas, Edmundo siempre quiso ser ingeniero electrónico. Estudió en la Universidad Federico Santa María, donde destaca la rigurosidad académica como clave en su formación técnica. Pero fue en Stanford, donde completó un MBA con una beca en 2012, que adquirió el «mindset» de negocios que transformaría su carrera. “California me enseñó a soñar en grande, a querer comerme el mundo y a estructurar esos sueños con un plan sólido”, reflexiona.
La historia de Kauel —reconocida dentro de las 20 empresas latinas con mayor potencial de crecimiento en Inteligencia Artificial por CIO Review—, comenzó en 2007, cuando Edmundo dejó un trabajo seguro en Sony para emprender en un ecosistema casi inexistente en Chile. Con sus ahorros, creó una empresa enfocada inicialmente en hologramas y realidad aumentada para marketing. “Era una idea visionaria, pero limitada al retail”, admite. Fue en 2012, tras incorporar inteligencia artificial en sus procesos, cuando Kauel despegó.
Hoy, la compañía opera con sistemas de computer vision que detectan fallas en procesos industriales y aplican IA en áreas como el monitoreo de desastres y la educación. Entre sus logros más destacados está el desarrollo de K-eternal, una plataforma que permite crear réplicas digitales de personas.
HACIA UNA NUEVA ERA
Invitado frecuente a dar charlas y conferencias alrededor del mundo, no solo lidera una empresa exitosa; también es un crítico del estado de la innovación en Chile. “Aquí valoramos más los bienes tangibles que el conocimiento. En Estados Unidos, puedes obtener un crédito bancario respaldado por patentes; en Chile, eso no existe”, lamenta. “Las economías desarrolladas tienen personas que basan su economía en el conocimiento. Estados Unidos vende desarrollo, Google, Facebook, Amazon, pura cabeza, mientras Chile exporta minería, frutas, pescado. El valor no está en exportar materias primas, el valor está en crear mentes brillantes para que esas mentes creen y lo que creen lo exporten. Si nosotros tuviésemos la capacidad y el talento e invirtiéramos en el desarrollo de plataformas sería muy distinto”.
“Chile era un país que estaba yendo hacia el desarrollo, pero no sé qué nos pasó. Si miras hacia el lado, Perú está construyendo el puerto más grande de Sudamérica, firmó con la NASA para construir un centro aeroespacial, en Argentina están entrando inversiones mineras del orden de los cinco millones de dólares para el desarrollo de litio y otras minerías y Chile lo ve pasar”.
Sin embargo, es optimista sobre el talento joven. “Los jóvenes son más inteligentes y conscientes que mi generación. Tienen claro que la felicidad no está en el esfuerzo ciego, sino en vivir con propósito”. También aboga por una mayor inversión en educación, salud y justicia como pilares para el desarrollo sostenible de un país.
“HAY QUE SER HUMILDE”
Edmundo, que dice que la gracia de estudiar afuera le permitió tener mentores de la talla de Elon Musk (Tesla Motors) e Irwin Jacobs (Qualcomm), habla con entusiasmo sobre sus desarrollos más recientes, desde avatares educativos hasta sistemas que miden emociones en reuniones de trabajo. Pero también advierte sobre los desafíos éticos. “La IA perpetúa sesgos inconscientes, pero tenemos herramientas para mitigarlos, como ajustar la temperatura del lenguaje de los modelos”, explica.
¿Cómo ha sido la evolución del maching learning respecto a las emociones?Estamos creando avatares que permiten ayudar a practicar habilidades interpersonales y de comunicación, como los juegos de roles. Creamos un spin off llamado K-Educators que son avatares que enseñan ciertas materias, mientras los profesores apoyan detrás. Eso tiene un impacto increíble en la educación. Queremos liberar el producto a principios del 2025 y que sea gratuito. Otra plataforma liderada por Kauel es K-Eternal, que es un producto en donde generas una réplica tuya, clonas tu voz, tu cara y le enseñas todo sobre ti para que después tus nietos puedan conversar contigo si te mueres.
¿Cuáles son los principales beneficios y desafíos en la adopción temprana de la IA para mejorar la toma de decisiones en las empresas?
Buen punto. Yo creo que se va a dar un tema igual que en la revolución industrial anterior que vivimos, donde las empresas que adoptaron las tecnologías y automatizaron los procesos avanzaron más rápido y las otras quebraron. Acá va a pasar lo mismo. De hecho, en Arabia Saudita, los Emiratos Árabes y en Medio Oriente, en general, ya tienen ministerios de IA, porque están trabajando con herramientas de IA en educación y en salud. Ellos dicen que una buena educación impacta en una mejor salud y que el hecho de aplicar IA en educación mejora radicalmente el desarrollo de los países. Si empujas la educación de un país, se va a generar capacidad intelectual lo que redunda en una mejora económica. El foco y la inversión debiera darse en las capacidades y talentos.
¿De qué manera el desarrollo de la IA incide en las carreras?
Los contadores, los procuradores, son carreras que van de salida porque todo se va a automatizar con la IA. Hoy existen diplomados e ingenierías en Prompting, que es cómo yo le escribo a la IA para lograr un óptimo resultado. Creo que lo más relevante que se va a venir en cuanto a nuevas carreras tiene que ver con la biotech y tecnología, cuyo desarrollo está ayudando mucho a la salud. Hay un tema que se habla mucho que es la muerte de la muerte, porque la tecnología permite que tú ya no te mueras y eso va asociado a los años de vida.
¿El mejor consejo que te han dado?
Ser humilde. Yo creo que el éxito o la evolución de una compañía pasa por estar siempre dispuesto y abierto a levantar información y a escuchar a la gente porque aprendes mucho más. Entender que no sabes tanto te hace estudiar y funcionar más rápido. El éxito no es el reconocimiento, sino el impacto que dejas. Quiero que Sudamérica sea un referente en tecnología, y eso pasa por creer en nosotros mismos.
¿Dónde te ves en diez años más?
Me veo desarrollando grandes cosas y apoyando a Sudamérica, porque acá hay mucho talento, pero tenemos muy malos políticos y aquí vuelvo a la importancia de trascender. Los héroes trascienden porque hacen actos heroicos, ojalá todos los enfocáramos en eso para lograr grandes cosas para el mundo y para nuestra vida, que es lo que pasa en Estados Unidos. Allá no se roba, las platas se gastan en carreteras, en infraestructura, en buenos colegios públicos. Me encantaría apoyar en cambiar eso. No podemos dejar que los talentos se vayan a otras latitudes. En Chile tenemos mucho talento, pero no nos creemos el cuento, tenemos que ser más osados de creer que somos capaces de hacer grandes cosas con una buena planificación y con pasión. Si tienes un gran sueño, un buen plan y equipo, la inversión llega sola. En países como los nuestros lo que falta es soñar y después planificar para lograr grandes cosas.