Ed Sullivan: canten todos

Por Marcelo Contreras

Su encanto era tema de debate. Algunos decían en broma que su expresión igualaba a la de un moai, mientras otros cuestionaban seriamente la gracia de este hombre que en horario estelar de domingo presentaba en pantalla, por la poderosa CBS, a los más grandes artistas musicales del momento, en un espectáculo de variedades con su nombre. Ed Sullivan, de rostro duro y movimientos toscos, se convirtió en la vitrina oficial de estrellas destinadas a revolucionar los gustos juveniles. Las irrupciones telúricas de Elvis Presley y The Beatles en su programa, quedaron grabadas en la cultura pop estadounidense.

Nacido en Manhattan, en 1901, y de origen irlandés, Edward Vincent Sullivan se crio en el populoso barrio afroamericano Harlem, donde la oferta de espectáculos era generosa y vibrante. Fue deportista de distintas disciplinas, incluyendo béisbol, básquetbol, fútbol americano y atletismo. Así, para Sullivan no era tema compartir y competir con negros. Esa experiencia, y el haber crecido en un ambiente donde la música y la danza eran dominadas con desbordante talento por personas de color, le convirtió en un vehemente opositor al racismo.

Sullivan ejerció, primero, como reportero y columnista deportivo, hasta derivar a los espectáculos. Hizo rápida fama por sus textos que indagaban en la intensa cartelera de Broadway incluyendo cotilleos, por lo que se convirtió en un referente de la vida nocturna neoyorquina desde los años treinta. No sólo escribía de la noche y las candilejas de La Gran Manzana, sino que también producía eventos de vodevil.

En la década del cuarenta arribó a la radio y luego a la televisión con el show bajo su nombre, donde hizo exactamente lo mismo que había practicado como periodista y productor: nada de barreras raciales al momento de convocar artistas.

Mientras la teleaudiencia no manifestaba mayores reparos, los avisadores ponían el grito en el cielo cada vez que Ed Sullivan llevaba cantantes afroamericanos, reclamos que llegaban al paroxismo por la costumbre del animador de dar un ligero abrazo y tomar la mano de sus invitados.

En palabras de Oprah Winfrey para el documental Lo mejor del domingo: la historia jamás contada de Ed Sullivan (disponible en Netflix), su programa encarnaba una opción de futuro para un pueblo segregado. “Imagina tener 10 años (…), y ver el show de Ed Sullivan en una cultura donde no había gente negra en la televisión —explica—. Y cuando veías por primera vez a alguien que se parecía a ti, eso representaba, literalmente, posibilidad y esperanza”.