Ani Miranda, artista: Corazón cautivo

Ani Miranda, artista

La creadora de los famosos Lucky Hearts sueña con que cada ser humano tenga su propio corazón. “Comencé a hacer corazones en bastidores gruesos pensando en ponerlos en el velador y que fuera lo primero que vieran al despertar. Mi trabajo no partió como algo pretensioso, yo no soy pretensiosa, pero con el tiempo mi proyecto sí lo es: me encantaría que cada persona en el mundo tuviera uno de mis corazones, que se conectaran, que sacaran lo bueno. Soy una convencida de que la gente buena puede llegar lejos. Mucho más lejos”.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías Teresa Lamas G.

La casa de Ani respira arte. Cuadros texturados de todos los formatos posibles, esculturas y espejos, descansan en paredes por aquí y por allá. El hilo conductor entre unos y otros es evidente: los sucesivos empastes y texturas abrazan cada obra como si en ello se les fuera la vida. Pero hay un tercer elemento, invisible al ojo humano, que según Ani es el que produce la magia: el polvo de cuarzo. “Un gran transmisor energético que aporta al equilibrio emocional”.

La casa de Ani respira arte. Y también corazones. Debe llevar unos dos mil desde que comenzó a hacerlos. Dice que el señor que le hace los bastidores lleva la cuenta. “Me encanta hacer corazones. Hay gente que cocina, hay otros que escriben, a mí me encanta hacer corazones”.

 PARA SIEMPRE

Su sello está repartido por todo Chile. En las casas de Neruda, en el Museo Baburizza, en galerías de arte. Y en la piscina de un hotel porteño, el Casa Puente. “Estudié diseño, en ese tiempo era impensado que alguien de la familia estudiara arte, pero siempre pinté en paralelo”.

¿Por qué pintas?
Pinto porque me encanta y porque creo que lo hago bien. Mi arte es sentido, es algo que me ayuda, que me fascina hacer. No me canso de pintar. Me hace feliz, me llena el alma. Todos mis cuadros tienen una historia detrás, un mensaje, un porqué. Busco que mi mundo interior trascienda la técnica.

¿Cuándo sientes que una obra está lista?
Es tan difícil como enfrentarse a una tela en blanco. Pero, ¿sabes?, es de “guata”. La Concepción Balmes, una artista y profesora maravillosa, me enseñó a mirar la obra, a desprenderme, a no tenerle tanto cariño, a ver la parte académica de ella. A ver la armonía.

¿Alguna obra que te haya quedado en la retina?
Hartas. Pero mis Para Siempre son muy especiales. Son cuadros en formato de cabeceras de cama que vendo mucho para matrimonios, que tienen una gama de colores más neutra, más etérea: grises, blancos, dorados. Con harto empaste y texturas. Amo mis Para Siempre. Me emocionan, hablan de la ilusión de la vida. Hay muchas cosas que son para siempre: ser madre es para siempre, esa conexión que tengo conmigo misma es para siempre. Una vez tuve una novia que se llevó su Para Siempre el mismo día que se casaba, porque quería vestirse con él. ¿Hay algo más emocionante que eso?

Su primera exposición individual, Amor, letras del corazón y la razón, fue en la Casa Lukas. Tenía cuarenta y ocho años y un nudo en el estómago. “Quería ser invisible. Quería que mi obra hablara por mí. Siempre se ha tratado de eso, desde el principio. Pero con el tiempo he entendido que a las personas les gusta conocer quién está detrás de cada obra, aunque yo haya dejado mi alma en ellas. Qué rico hacer cosas con el alma y que sean recibidas de la misma manera”.

¿Siempre usas la misma técnica?
Siempre he trabajado con técnica mixta. Uso acrílico, pasta y polvo de cuarzo. Algunas veces hago terminaciones con óleo; otras, con láminas de oro y plata. Eso me ha permitido crear a través de las texturas. En todo lo que hago está esta materialidad que necesito poner, el empaste sobre empaste, las capas traslúcidas que dejan entrever lo que hubo detrás, las láminas craqueladas que hablan del paso del tiempo, de las vicisitudes de la vida. Me gusta que se vean así, porque eso es la vida misma.

ARTE SANADOR

Además de hacer workshops y clases de pintura, Ani enseña arte terapia. “El arte terapia me llevó a los corazones hace muchos años. Supuestamente eres mejor persona cuando te conectas con tu corazón y con tu alma, porque te hace sacar lo mejor de ti. Mis corazones tienen esa cosa energética; de hecho, la pasta con que trabajo está hecha de cuarzo, que es un transmisor de energía muy potente. Ser buena persona en la vida es súper importante. Para mí es un tema. Corazones hay miles, el punto es cómo me diferencio”.

¿Qué es el arte para ti?
Arte es conectarse con el otro y trascender. Ir más allá. El arte es como el amor. Hay química, una suerte de conexión que se produce con las personas. Son las energías, es la magia. Conectarse con algo es mágico. Cuando el espectador se conecta con mi obra ahí se produce la magia.

¿De qué manera ayuda el arte terapia?
Somos las decisiones que tomamos. Y eso tiene que ver con el arte terapia, con el caminar más libre por la vida, alivianar las mochilas. Es por eso que el corazón debe estar al lado de tu cama, para recordarte cuando abras los ojos. Todos tenemos un color de corazón.

¿Y de qué color es el tuyo?
Dorado. En mi velador tengo un corazón dorado. Esa soy yo. Todos los días me levanto mirando mi corazón, agradeciendo las oportunidades de la vida. Fue el primero que hice hace unos quince años. ¿De qué color es tu corazón?

 

“Amo mis Para Siempre. Me emocionan, hablan de la ilusión de la vida. Hay muchas cosas que son para siempre: ser madre es para siempre, esa conexión que tengo conmigo misma es para siempre”.

“En mi velador tengo un corazón dorado. Esa soy yo. Todos los días me levanto mirando mi corazón, agradeciendo las oportunidades de la vida. Fue el primero que hice hace unos quince años”.