Recetas dulces que se fueron perfeccionando hasta convertirse en productos premium, son el alma de Coccolino y el resultado de años de trabajo y estudio de su creadora María Jesús Arze. Barquillos con manjar casero, alfajores de mazapán, tortas húmedas, pastelitos gourmet, galletas de almendra, entre otras delicadas delicias que evocan la infancia y los buenos momentos.
Por María Inés Manzo C. / Fotografías gentileza de Felipe Reyes Arriagada.
Hoy Coccolino es una marca reconocida en la Región de Valparaíso, y no solamente en la zona de Bosques de Montemar donde comenzó, hace varios años atrás, la historia de esta pastelería fina. Con clientes en Concón, Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué, y Villa Alemana ya están prontos a expandir su delivery a Santiago.
Desde muy pequeña a la viñamarina María Jesús Arze Fernández le encantaba cocinar. Aprendió mucho de su tía Angelita Fernández, quien siempre le ha compartido recetas e ideas; ya a los once años vendía alfajores y golosinas en su colegio y condominio donde vivía. “Siempre me han gustado las manualidades e inventar recetas dulces. Mis primeras clientas fueron las amigas de mi mamá, a quienes les fascinaba todo lo que preparaba para sus cumpleaños. Si bien no tenemos una historia familiar muy relacionada con la cocina, mis papás —Sergio Arze y Paulina Fernández— siempre me han apoyado en todas mis ideas, al igual que mis hermanos (somos cinco en total), y en especial mi hermana menor, Trinidad. Tengo la suerte de tener al mejor abogado a mi lado, mi papá quien me ayuda con todo lo legal y tener todo en orden. Por el lado comercial agradezco a mi tío querido Carlo Rossi que siempre me está aconsejando y guiando para llevar a Coccolino a lo más alto”, cuenta María Jesús.
“Los primeros años fueron de mucho esfuerzo. Con la Trini, para fechas como Navidad o Pascua de Resurrección, nos levantábamos a las seis de la mañana a preparar galletas y no parábamos hasta la una de la mañana del día siguiente. Quedábamos literalmente botadas en el suelo y nos perdimos muchas celebraciones, porque estábamos trabajando. Siempre le voy a agradecer a mi hermana esa etapa, porque me dio el impulso para emprender”.
Cuando cursaba segundo año de Ingeniería Comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez, María Jesús quiso cambiarse a Gastronomía, pero sus papás la convencieron de que las herramientas de su carrera la ayudarían a formar su propio negocio. Siempre con su objetivo en mente, el 2013 se fue de intercambio a Inglaterra, donde se dedicó a recorrer distintas pastelerías, y al volver a Chile hizo un magíster de innovación y emprendimiento. “Mi sueño siempre fue tener un café pastelería, por eso creo que mi camino fue el correcto. El ojo comercial en este rubro es muy importante y eso me ha permitido crecer de la manera que lo hemos hecho. Al terminar de estudiar hice mi práctica en Bonafide y reafirmé que lo que quería era tener algo propio”.
DE PRIMER NIVEL
Con la idea de usar sus ahorros para ir a estudiar Gastronomía al extranjero, a su pololo, Daniel Borobio, le ofrecieron trabajo en Lima, Perú. Esa fue la oportunidad que estaba esperando y María Jesús decidió tomar un curso de Gastronomía en el Instituto Le Cordon Bleu. “Tuve la oportunidad de estudiar en uno de los institutos más prestigiosos y quedé fascinada con la gastronomía peruana”.
¿Qué fue lo más importante que lograste en Perú?
Pude perfeccionar mis recetas, modificarlas, afinar las técnicas y llevarlas al siguiente nivel. Aprendí a hacer todo más gourmet, más fino y delicado. Antes en mi carta tenía postres clásicos. Y lo más lindo, es que gracias a este curso, me hice amigas del rubro con las que sigo compartiendo consejos y recetas, nos apoyamos aunque estemos a kilómetros de distancia.
¿Qué te pareció la repostería peruana?
Muchos no conocen su repostería y es realmente maravillosa, tienen la tradición de comer pasteles pequeños gourmet, es decir de bocados chicos. Hay muchos postres a base de leche y manjar. Además, tienen la suerte de tener frutas, que para nosotros son de estación, todo el año y hacen exquisitas preparaciones con chirimoya, lúcuma y maracuyá.
¿Tuviste la idea de quedarte allá?
Sí, incluso vendí mis productos en Perú bajo mi marca Coccolino. Muchos clientes me siguen preguntando cuándo volveré a mi querida Lima. Estaba buscando locales para arrendar cuando tuvimos que volver a Chile. Al regresar mis clientes estaban ansiosos de conocer mis nuevas recetas, porque fui subiendo todo a redes sociales (Instagram: @coccolinopasteleria). Fue un boom, llegué justo para la Navidad del 2018 y se me dispararon las ventas. Me tuvo que ayudar toda mi familia para sacar los pedidos.
¿Ahí decidiste abrir tu local?
Sí, pero previamente estuve con mi actual jefa de cocina trabajando desde un departamento. Estuvimos unos siete meses hasta que pude abrir el local en Blanca Estela de Bosques de Montemar. Actualmente tengo dos cocinas y once personas en mi equipo.
¿Cómo marcan la diferencia?
Con nuestra calidad, sabores y detalles (desde las recetas a envases) que son el resultado de años de esfuerzo. La gente nos reconoce, y a pesar de que en este tiempo ha salido mucha competencia, nos sigue prefiriendo.
REGALONEAR
El nombre Coccolino nació porque su abuela, Angelina Solari de ascendencia italiana, tenía distintos imanes y chapitas en el refrigerador de su cocina y en uno de ellos salía la frase: “i nipoti sono coccolati gratis”, que quiere decir “el nieto es regaloneado gratis”. “En la casa de la abuela es justamente donde los nietos son los más regaloneados y ese sentimiento de cariño, de sabores y preparaciones dulces quería transmitir en mi marca. En ese proceso también fue fundamental mi abuelo, Aurelio Fernández, quien me ayudó a decidir el nombre antes de fallecer. Para mí él fue muy importante, pues siempre me aconsejó y me apoyó con el negocio de la pastelería, además fue un reconocido empresario de la zona, fundador de las tiendas Ma’ Stampa y Fiorentina. Por eso Coccolino tiene un lindo significado familiar”.
¿Cuáles son sus productos estrella?
Sin duda los barquillos rellenos de manjar casero y bañados en chocolate. Por eso como novedad y para el Día del Niño vamos a lanzar una torta de barquillos largos. También los alfajores de masa de nuez y almendra y las Coccolinas de chocolate. Muchos nos dicen que son productos que los llevan a su infancia o que les recuerdan los veranos comiendo barquillos.
¿Cómo has podido llevar el negocio tras la pandemia?
Hoy más que nunca la gente está buscando cómo demostrarle cariño a sus seres queridos a la distancia y han usado mucho nuestro delivery (WhatsApp: +569 9703 4807). La gente confía en nuestro trabajo y además se nota que andan más ansiosos de comer dulce (ríe). Nuestro lema en esta pandemia ha sido “entrega cariño a través de Coccolino”. Todos mis clientes tienen la opción de agregar una notita escrita a mano a su pedido, creo que hemos escrito más de dos mil estos últimos tres meses.
¿Pensaste cerrar?
Sí, pero al decidir continuar quise hacerlo de la mejor manera. Por eso desde marzo todo nuestro equipo viaja en un transfer privado desde la puerta de su casa al local (ida y vuelta). Si bien es un costo adicional alto, no me podía arriesgar a exponerlos. Además del uso de mascarillas y el lavado de manos constante, todos los meses se sanitiza el local con amonio cuaternario.
¿Cuáles fueron las estrategias?
El delivery que llegó para quedarse, creo que cualquier emprendedor o empresa que en este tiempo no lo esté aplicando está perdiendo. Hoy gracias a ello tenemos clientes en Concón, Lomas, Bosques, La Foresta, Los Pinos, Golondrinas, Reñaca, Los Almendros, Jardín del Mar, Miraflores, Gomez Carreño, Las Salinas, plan de Viña, Recreo y Agua Santa. Además, los viernes les entregamos a nuestros clientes de Quilpué, Peñablanca y Valparaíso.
¿Y las proyecciones?
Abrir un Coccolino en Viña, para acercarnos aún más a nuestros clientes. Y espero en un futuro no muy lejano abrir un tercer local en Santiago. Pasada la pandemia la idea es agregar máquinas de café para que puedan disfrutar en el local. Además lanzaremos, próximamente, nuestra web (www.coccolino.cl) con carrito de compras y esperamos continuar con los regalos corporativos, pues es algo que hoy buscan mucho las empresas e instituciones para regalonear a sus clientes y trabajadores.