Ubicada en Punta Pite, entre Zapallar y Papudo, esta especial casa pareciera ser más una obra de arte que una segunda vivienda. Con grandes ventanales y mucha luz natural, Casa S sorprende por sus amplios espacios y una materialidad que se integra a la perfección al paisaje rocoso situado frente al mar.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía gentileza Cristóbal Palma y Roland Halbe (www.estudiopalma.cl, www.rolandhalbe.eu)
Desde una vista área no pareciera que Casa S fuera una vivienda, sino más bien una gran escultura que se integra como un elemento más de la naturaleza del sector. Ubicada entre Zapallar y Papudo, específicamente en Punta Pite, a unos 150 km al norte de Santiago, el sitio, como su nombre lo indica, es una punta rocosa que entra en el mar.
El proyecto a cargo de Gubbins Polidura Arquitectos y MasArquitectos —ambas firmas publicadas en variados medios de comunicación y reconocidas en Chile y el extranjero—, se centró en diseñar una segunda vivienda para una pareja y sus tres hijos. “Fue idea de los propietarios que trabajáramos juntos en el desarrollo de su casa. Sabían que éramos buenos amigos y que antes habíamos desarrollado, como socios, otros proyectos. Tenemos maneras de trabajar similares, desde el punto de vista de la dedicación al detalle constructivo, la expresión de los materiales, etc. Nos pareció una excelente propuesta, porque además de trabajar muy bien asociados, lo hemos pasado genial en las visitas a la obra”, cuenta Antonio Polidura.
“Los dueños de la casa fueron fundamentales en el resultado del proyecto. No creemos en la imposición de la arquitectura, el proyecto surge de muchas conversaciones y de entender la manera de vivir que tienen ellos. Es imposible concebir un buen proyecto de arquitectura si no se tiene un buen cliente”, agrega Alex Brahm.
MIMETIZARSE CON EL ENTORNO
El terreno, de 6.500 m2 de superficie, se caracteriza por un fuerte desnivel de veinte metros de altura (20% de pendiente). Así, se proyectó un gran podio para también resaltar la fuerza del paisaje; la naturaleza, la vista al mar y las puestas de sol.
“Una de las decisiones importantes fue la creación de una ‘plataforma horizontal continua’, que permite habitar esa fuerte pendiente. Plataforma que fue revestida, en su totalidad, tanto interior como exteriormente, con piedra granito. Aunque existían alternativas de piedra importada más económica, los clientes prefirieron trabajar con los canteros de la zona, fomentando la vinculación laboral del área de influencia directa del proyecto. La familia de canteros que trabajó en la casa ha traspasado, de generación en generación, el oficio de la piedra; mantener esas costumbres era muy importante para los mandantes”.
Otra de las decisiones fue separar los espacios públicos y privados en dos volúmenes superpuestos, que permiten que todos los recintos de la casa se relacionen físicamente con el terreno natural. Esta superposición permite, además, reducir la presencia de la casa en el paisaje; cuando estás en el pabellón del piso superior, el resto de la casa desaparece.
El volumen inferior, que contiene los dormitorios, está excavado en el terreno y busca mimetizarse con el entorno; un podio de hormigón, teñido con pigmentos negros y con encofrados de tablas sin cepillar. “Esta es una solución material que recogerá las patinas del paso del tiempo, permitiendo una transformación constante; al igual que las rocas existentes en la quebrada”.
El pabellón que se posa sobre el volumen de los dormitorios contiene los espacios públicos y es absolutamente transparente. Se define como una gran sombra, una losa de hormigón apoyada sobre veintiún columnas de acero. “Para evitar la presencia de muros o diagonales necesarias para arriostrar la cubierta, se redujo al máximo la altura de las columnas (230 cm.), y se buscó una forma que ayudara en el comportamiento sísmico; es decir, se construyó como una ameba de tres lados”.
La reducción de la altura y la superficie de la losa, intensifican la visión horizontal, acentuando la relación con el espacio exterior y el horizonte (la línea de visión del observador esta próxima a la losa, reduciendo el ángulo de elevación). Los tres espacios públicos de este nivel (living, comedor y cocina), se ubican en cada uno de los tres lados de la “ameba”, y se resuelven como tres circunferencias rehundidas.
PAISAJISMO AUTÓCTONO
El paisajismo —diseñado por el arquitecto y paisajista chileno Juan Grimm— buscó recuperar lo que ya existía en la quebrada y se logró, de tal manera, que se complementan perfectamente. “La decisión de trabajar con Juan fue de los dueños, quienes ya habían trabajado con él anteriormente. Para ellos era muy importante que la flora y la fauna no se vieran afectadas por la nueva construcción, que con el paso de los años la casa se integrara, recuperando lo prexistente, como si siempre hubiese estado en ese lugar”.
El roquerío como protagonista y las áreas verdes a su alrededor, principalmente cactus, arbustos, árboles y flores de bajo consumo, hacen de Casa S un espacio de relajo visual, ideal para contemplar el mar. Sin grandes pretensiones resulta ser una obra de gran impacto.
FICHA TÉCNICA
Nombre del proyecto: Casa S
Oficina de arquitectura: Gubbins Polidura Arquitectos / MasArquitectos
Arquitecto(s) a cargo: Antonio Polidura / Alex Brahm
Arquitecto colaborador: Hernán Fournies
Sitio web: www.gubbinspolidura.cl / www.masarquitectos.cl
Redes sociales: @gubbins_polidura_arquitectos / @mas_arquitectos.cl
Email de contacto: antonio@gubbinspoliduraarquitectos.cl / alex@masarquitectos.cl
Año finalización construcción: 2019-2020
Superficie construida (m2): 420 m2
Ubicación: Punta Pite, Zapallar, Chile
ASESORES TÉCNICOS
Paisajismo: Juan Grimm
Proyecto de Cálculo: Alberto Maccioni / Bming
Construcción: Daniel Alemparte
Proyecto Iluminación Interior: Ximena Muñoz / Luxia Lighting
Proyecto Iluminación Exterior: Bárbara Greene / Greene During
Diseño Interior: Rodrigo Castillo / Proimagen