Casa Cecilia: Diseño con alma

Este encantador hotel boutique, construido en una tradicional casona patrimonial, propone un nuevo concepto de hospitalidad que conjuga diseño, calidez y libertad. Con solo seis habitaciones, cada una ambientada con identidad propia, se ha transformado en un punto de encuentro para huéspedes y visitantes del barrio. 

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés.

Ubicada en el exclusivo barrio El Golf, comuna de Las Condes, Santiago, Casa Cecilia no es un hotel boutique convencional. La experiencia comienza antes de cruzar el umbral. Lo primero que sorprende es su llamativa fachada de color azul y detalles en rojo anaranjado. Mientras uno se acerca al recibidor, se siente un ambiente muy acogedor, entre las risas y conversaciones de las personas que disfrutan en las terrazas y rincones. “Desde que empezamos las obras, el barrio entero preguntaba qué estaba pasando”, cuenta Ricardo Díaz, gerente general. “Había expectación, y cuando abrimos, la respuesta fue muy linda y cercana. Esta es una casa patrimonial que fue, en algún momento, la embajada de Colombia y un colegio, pero luego estuvo muchos años sin uso”.

Basta un recorrido breve por el hall de entrada para percibir los aromas del bistró, la calidez de los colores, las texturas de los tapices y un diseño que no pasa desapercibido. Cada habitación tiene nombre propio e identidad visual: Valle de la Luna, Humboldt, Beagle Darwin, Patagonia y Tierra del Fuego. Sus detalles reflejan la geografía y multiculturalidad de Chile y el mundo. Algunas están inspiradas en la selva africana, otras en Asia o Medio Oriente, pero todas comparten un hilo conductor que es provocar emoción y un viaje por los sentidos.

CONCEPTO LIBRE Y MODERNO

Casa Cecilia adopta un modelo de alojamiento inspirado en la autosuficiencia y la libertad. “Es más cercano a un Airbnb que a un hotel tradicional”, explica Ricardo. “El huésped accede con códigos, se mueve con autonomía por la casa, puede trabajar, descansar, recibir visitas. Queremos que se sienta como en su propio departamento, pero con diseño, estilo y servicios a la mano”.

Con una terraza de mosaicos, piscina y rincones pensados para disfrutar en cualquier estación del año, el hotel ha captado la atención de influencers, productores y marcas, que lo utilizan como locación para sesiones fotográficas y eventos boutique. “Hay algo muy actual en el deseo de capturar lo bello, lo vivible. Después de la pandemia, muchas personas buscan justamente esto: lugares que transmitan algo y donde cada rincón sea una experiencia”.

La decoración fue encargada al estudio Grisanti & Cussen, que rompió con el minimalismo imperante y apostó por una estética maximalista, rica en texturas, colores y nostalgia. Tapices estampados, lámparas antiguas, teteras, platillos de porcelana y muebles restaurados componen una puesta en escena que evoca recuerdos familiares. “Hay visitantes que nos dicen que esto les recuerda a la casa de su abuela. Otros se imaginan una casa de muñecas o una escena de Alicia en el país de las maravillas”, comenta Ricardo.

No es casual que se llame Casa Cecilia. El nombre honra a la madre de Felipe Kast (Cecilia Sommerhoff Hyde), uno de los socios fundadores del hotel. “Una mujer resiliente, luchadora, que sacó adelante a su familia con alegría y espíritu viajero, a pesar de las adversidades. Esta casa lleva su nombre como un homenaje a su forma de vivir la vida”.

ESPACIO ABIERTO

El proyecto fue impulsado por un grupo de socios y empresarios chileno-argentinos, con fuerte sentido de identidad y vocación de excelencia. Felipe Kast, Alejandro Zylberberg y José Manuel Sánchez, se unieron a Joaquín Barbera y Alejandro Malgor, dos emprendedores de Mendoza, conocidos por sus iniciativas de impacto social. “Aunque viven en Argentina, vienen seguido, conversan con los huéspedes y son parte de la casa. Esta es una apuesta disruptiva e innovadora, pero también muy cercana”.

Desde la gestión operativa, Ricardo Díaz lidera un equipo comprometido. “Ana, nuestra mucama, es mi mano derecha. Lorena y su equipo en el bistró también han sido fundamentales. Logramos una sinergia muy bonita entre lo visual, lo gastronómico y lo humano”. Casa Cecilia se proyecta como un espacio abierto no solo a huéspedes, sino también a propuestas culturales: clubes de lectura, lanzamientos de libros y pequeños eventos (como matrimonios) están comenzando a integrarse a su agenda. “Queremos que esta casa se llene de historias”, concluye Ricardo.

DEL BLOG A LA MESA

Una de las joyas de esta casona es Cecilia Bistró & Café, liderado por el empresario gastronómico Fabricio Catellucci y Lorena Salinas, influencer y chef que se hizo conocida en redes sociales por sus recetas honestas y estéticas. Además de su podcast y blog Cravings Journal, que cuenta con miles de seguidores. “Pasé del mundo digital al restaurante sin pensarlo tanto. Sentía que ya estaba lista para abrir algo propio, y un amigo me conectó con este lugar. Todo se dio de forma muy orgánica”, señala.

Con treinta mesas y una propuesta que va del desayuno al brunch, pasando por almuerzos y cenas con platos de autor, Cecilia Bistró & Café se ha transformado en un rincón para foodies y vecinos del sector. “Aquí puedes quedarte todo el día. Abrimos a las ocho de la mañana y funcionamos hasta las nueve de la noche, incluso con opciones de mocktails (cócteles sin alcohol) que están muy de moda”.

Cada plato es tan fotogénico como sabroso. “Es importante que se vea bien. La mayoría de quienes vienen ya me seguían por Instagram, así que esperan lo que han visto en pantalla. Y ahora, por fin, puedo hacerles probar de verdad lo que antes solo podía mostrar”.

Los hits de la carta van desde unos huevos revueltos con parmesano y gruyere hasta un brunch con tostón de burrata y peras asadas. Para almuerzo y cena, hay desde pastas a la huancaína con camarones hasta un sándwich French Dip con caldito para mojar, muy celebrado. Y en los postres, destacan el Paris Brest relleno con crema de mascarpone y praliné de almendras, y un exquisito tres leches de tiramisú que combina lo mejor de ambos mundos.

En invierno o verano, el bistró ofrece rincones soleados y ambientes acogedores. “Tenemos estufas, y como la casona tiene mucha luz, incluso en días fríos se siente cálida. Y como estamos literalmente en una casa, eso también cambia la experiencia. Queremos que quienes vengan sientan que llegaron al hogar de alguien que los quiere”.

El servicio, el diseño y la cocina apuntan a ese objetivo: generar una experiencia con cariño. “Estamos muy orgullosos del equipo. Todos entienden lo que queremos transmitir: hospitalidad real, detalles cuidados y un ambiente cálido”, agrega.

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