Con más de 140 mil seguidores en Instagram y 104.4K en TikTok, Benjamín Valenzuela Wallis encontró en las redes sociales una manera de acercar la belleza de los paisajes y la fauna salvaje a una gran cantidad de personas. Con videos virales e impactantes fotografías, ya está encaminado en un viaje personal y profesional para llegar a ser parte de los mejores.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía gentileza entrevistado
Desde que su papá le regaló su primera cámara de fotos, cuando estaba en octavo básico, Benjamín Valenzuela Wallis (30) supo que tenía una conexión especial con la fotografía y quiso reflejar a través de las imágenes lo mismo que veía por sus inquietos ojos.
Siguió incursionando hasta que entró a la universidad y dejó un tiempo la fotografía para sacar la carrera de ingeniero comercial de la Universidad Adolfo Ibañez, mención en marketing. Ya en su primera práctica supo que no quería seguir un trabajo tradicional. “Entré a una ingeniería pensando que iba a tener pega segura, pero no era mi camino. Así decidí irme por un año a Australia para hacer un Working Holiday, junto a mi polola, Ignacia Jory, quien siempre me ha acompañado en todas mis aventuras. Allá me reencontré con la fotografía, con una cámara profesional documenté todo el viaje y el encuentro con una fauna más salvaje, que es lo que más me gusta. Sin duda fue uno de los mejores años de mi vida”.
Siempre autodidacta, se dedicó a estudiar fotografía y videografía a través de distintos canales de YouTube especializados para seguir desarrollando sus habilidades. “En ese tiempo seguí mucho el trabajo de mis referentes Lost Leblanc, Sam Kolder y Casey Neistat, influencers y filmmakers que son grandes exponentes del rubro. Después nos fuimos al Sudeste Asiático y me compré equipo especializado y un dron. En Indonesia subí un video que fue viral, con más de cuarenta mil reproducciones. Así comencé a hacerme conocido en redes sociales”.
NADAR CON TIBURONES
Cuando regresó a Chile, Benjamín volvió a trabajar como ingeniero comercial en una empresa emergente que necesitaba a alguien especializado en fotografías y videos. Pero al pasar el tiempo se centró mucho más en el marketing y el diseño web. “Este trabajo comenzó el 2018, antes de la pandemia, y era prácticamente de manera remota; eso me permitió no dejar la fotografía y emprender con mi cámara en eventos, matrimonios, sesiones, productos, etc. El problema es que me hundí emocionalmente, surgió en mí la necesidad de ser totalmente independiente, manejar mis tiempos, y renuncié”.
Así partió a una nueva aventura con su polola y viajaron a México, donde fue invitado por dos escuelas de buceo a nadar con tiburones. “Soy buzo certificado, cuento con el nivel advanced open water diver (que permite nadar a más profundad) e hice un curso en shark conservation (para inmersiones con ciertos tiburones más grandes), donde aprendí mucho de ellos. Si bien en Filipinas habíamos tenido la oportunidad de nadar con tiburones zorro y en Galápagos con tiburones martillo, punta negra y punta blanca, esta vez, en Playa del Carmen, estuvimos a metros de tiburones toro, que estadísticamente son los que tienen más ataques a humanos al año. Pero la verdad, los tiburones son animales muy tranquilos, existe mucho miedo y prejuicio producto de la mala propaganda que les dan en las películas. El tiburón toro, por ejemplo, es el único de su especie que puede sobrevivir en agua dulce. Por esta razón tiende a meterse en el río Amazonas, de aguas muy turbias, y confundir a sus presas con personas”.
“El encuentro y la adrenalina que te genera estar a metros de tiburones no se puede describir con palabras. Tras ello hay un trabajo técnico donde debes coordinar el buceo, tu equipo y la cámara. Aquí mi polola ha sido, sin duda, mi gran ayudante y segunda mano, y quien ha retratado parte de esta increíble experiencia”.
En México también lo invitaron a fotografiar al colibrí Esmeralda de Cozumel, ave endémica de la isla que mide tan sólo ocho centímetros y que se encuentran en un centro de conservación ambiental que es área protegida.
INFLUENCER
Todas estas vivencias Benjamín las fue subiendo a su Instagram (más de ciento cuarenta mil seguidores) y Tiktok (más de cien mil seguidores). “Fue una locura, mis videos se empezaron a hacer viral… partieron en cincuenta mil, cien mil, doscientas cincuenta mil reproducciones, y llegué a tener más de un millón de reproducciones. Así comenzaron a seguirme muchísimas personas. Uno de los videos que más revuelo tuvo fue el zoom a una pequeña arañita (llegó a cinco millones de reproducciones), que en su simpleza nos acercó a su mundo”.
“Las redes sociales han sido fundamentales para impulsar mi carrera de fotógrafo y filmmaker. Gracias a que estudié marketing creo que tengo una visión más ordenada y metódica que me ha ayudado en todo este proceso. He estudiado mucho el famoso ‘algoritmo de Instagram’ y lo que busca el público. Así fui especializándome cada vez más en videos y fotografías de viajes, de fauna extrema, naturaleza y todo lo que pudiese acercar al común de las personas con lo extraordinario”.
“Las personas siempre mencionan que mi trabajo los desconecta de un día estresante, les da paz. Se maravillan de la misma forma que lo hice yo cuando estuve en algún viaje. Por eso también me gusta dar los datos de mis recorridos, por si alguien puede replicarlo. Quiero acercarles la naturaleza, animales y culturas que no han visto en vivo o que quizás nunca podrán visitar”.
“Me representa mucho la frase de Albert Einstein: Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor, pues para mí la fotografía y la videografía logran capturar momentos únicos, potentes y que pueden impactar en la vida de una persona”.
TORRES DEL PAINE
El 2014, Benjamín viajó a Torres del Paine para hacer trekking, tras esa visita su sueño era volver a retratar con su cámara la vida salvaje. Junto a Ignacia regresaron en julio de este año para recorrer el parque nacional y la base.
Todo esto quedó registrado en La Octava Maravilla, Documental de la Patagonia que se encuentra en YouTube y donde grabó las maravillas que encontraron durante una semana y en pleno invierno.
“Tuvimos la suerte de encontrarnos con un equipo de la BBC que estaba documentando a una familia de pumas; ellos nos avisaron que a dos kilómetros había un puma macho juvenil con su carneo. Tras mucha espera y paciencia logramos el esperado acercamiento, llegamos a estar a unos siete metros. Estaba él, las aves carroñeras rondando y lo que quedaba de un guanaco. Momentos como esos son fugases, hay que actuar rápido, siempre con cuidado y con respeto a su entorno”.
Su sueño es algún día ser parte de National Geographic y seguir documentando por diferentes países lo que tanto le ha asombrado. Sabe que el camino no es fácil ni rápido, pero siente que está encaminado para ello. “Año a año he ido mejorando, me gané una beca para los cursos del youtuber canadiense Lost Leblanc por mi trabajo como mejor video storytelling. Para mí fue un gran reconocimiento, porque competí con exponentes de todo el mundo y me felicitó una de las personas que más admiro”.
Además, fue ganador del concurso Corona Island de cerveza Corona que convocó a treinta creadores audiovisuales e influencers de todo Chile. “Gané por mejor idea y composición, y a fines de año iremos a retratar esta preciosa isla sustentable en medio del Caribe”.
“Me encanta seguir promoviendo el mundo natural, por eso he colaborado en publicaciones de Ladera sur y la Revista Domingo de El Mercurio. Y ahora estoy armando un proyecto precioso para recorrer todo Chile, que espero salga a la luz en un mediano plazo”.
Instagram, TikTok y YouTube: @benjavalenzuelawallis