La propuesta de este matrimonio habla de un “naturalismo domesticado”, en donde el paisaje se alza como la columna vertebral de sus proyectos, integrando arquitectura y naturaleza. Paisajista ella, arquitecto él, apostaron por llevar su complicidad al ámbito profesional y el resultado está a la vista. Tras ocho años de trabajo mancomunado ya son ciento treinta los proyectos realizados y van por más. “La importancia del paisajismo dentro del diseño arquitectónico es fundamental”.
Por Macarena Ríos R. /Fotografías Javiera Díaz de Valdés y gentileza @capp_paisajismo
Desde su vereda trabajan por un paisajismo acorde a los tiempos, en que la escasez hídrica y la ebullición climática son una realidad. La ausencia de huella en el diseño de sus proyectos se hace cada vez más evidente y el sobresuelo y los pastelones dieron paso al maicillo como material unificador.
“Hoy en día estructuramos nuestros proyectos de acuerdo a los árboles y la vegetación; intervenimos menos y dejamos que la naturaleza hable más. Los recorridos de las áreas verdes en los edificios ya no están tan delimitados. A raíz del nuevo protagonismo que le damos al suelo, nuestros diseños son mucho más luminosos lo que permite que las plantas se aprecien mucho más”, aseguran.
¿Ha cambiado la concepción que tenían del paisajismo a través de los años?
En nuestra evolución hemos aprendido a leer el paisaje. Hemos pivotado a no querer dominarlo todo, a desintegrar los límites de los jardines y las áreas verdes y de juegos. Te pones menos ambicioso en la cantidad de elementos que quieres incorporar a un lugar; ya no ponemos solerillas ni pastelones, sino que trabajamos con las mismas plantas de una manera más suelta, estructurando, principalmente, a través de las condiciones del terreno, en donde los recorridos y estares son una resultante más flexible e integrada.
Eso es lo que genera un paisajismo en movimiento. “No pretendemos un jardín siempre verde, nos gusta potenciar y respetar el ciclo de la naturaleza y sus procesos. Esa es justamente la tendencia actual: la riqueza de tener un jardín en movimiento, usando plantas que tengan una buena adaptación y que tengan que ver con el lugar, como las nativas”.
ARQUITECTOS DEL PAISAJE
Aunque no les gusta hablar de referentes, admiran los trabajos del paisajista inglés Marcus Barnett y del español Miguel Urquijo, que conectan sus diseños con la naturaleza y cultura de un lugar, priorizando la sostenibilidad y la experiencia de quienes lo habitan.
Trabajan el paisajismo urbano junto a un equipo de diseñadores, arquitectos y paisajistas, que se enfocan en la planificación, diseño y gestión de espacios verdes y áreas naturales en medio de entornos construidos, como parques, plazas, jardines, patios y áreas verdes en edificios. Para ambos profesionales estos espacios son vitales porque “son lugares de encuentro, en donde se hace comunidad”.
“Debido a la reducción de espacios, hoy en día el patio duro es muy relevante y un lindo desafío el adaptar los elementos de un jardín convencional, como los parrones, muros y suelos. A la hora de definir los espacios en lugares pequeños, la creatividad es fundamental cuando diseñas, ya que tienes que lograr la misma sensación que en un jardín más grande: tener sombras dadas por la naturaleza, vivir y sentir el verde”.
¿Cómo abordan el diseño de las áreas verdes en los edificios?
Las propuestas en los edificios son un desafío tremendo. Estos espacios de uso colectivo tienen que estar diseñados para dar cabida a diferentes tipos de personas, con edades, costumbres y gustos diversos. El mandante no es el usuario final, por lo que hay un desafío importante en que sea un diseño que todos lo entienda. La zonificación y la elección de especies resultan fundamentales para dar una buena respuesta a esta particularidad.
“Lo de nosotros es un “naturalismo domesticado”, nos interesa mirar el entorno, pero también nos gusta trabajar el concepto del jardín, nos gusta proponer distintas maneras del uso. Somos arquitectos del paisaje; buscamos armar espacios de la mano de la naturaleza, pensar en la sombra, en el lugar donde te puedas sentar bajo un árbol”.
¿Qué aporta cada uno en CAPP?
Atilio ayuda a tener una mirada general, espacial y constructiva de cada proyecto, analizando todas las variables que componen el encargo, desde el desarrollo del concepto de diseño, zonificación e integración entre lo construido y el paisaje. La mirada femenina de Francisca es fundamental; de alguna manera zurce e integra las distintas etapas del diseño, involucrándose desde el encargo hasta la etapa final del diseño de cada proyecto. El aporte de Ignacio Stuven (arquitecto del paisaje) es fundamental en la etapa de la elección de agrupaciones vegetales, nos mantiene constantemente actualizados sobre qué especies utilizar para que los proyectos se enlacen de manera correcta con el entorno, favoreciendo la biodiversidad. Carlos Toledo, arquitecto, es el encargado de traspasar y viabilizar la idea; esto implica muchas veces escalar, dimensionar y detallar, para materializar los proyectos.