Socias, primas y emprendedoras, el alma de Ánima son Javiera y Estefanía Echeverría, quienes crearon un concepto basado en el cariño que evoca la repostería, las preparaciones de primer nivel, la sustentabilidad y los ingredientes naturales para que puedan ser consumidos por distintos tipos de clientes. Tradicionales, veganos o sin azúcar, cada torta, galleta, queque, trufa o brownie es un deleite para los sentidos.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés
Cuando un emprendimiento se hace con cariño se nota en cada detalle, en el proceso y en el mismo equipo que atiende a los clientes. Así lo han demostrado las dueñas de Ánima, Javiera Echeverría Goiri (34) y Estefanía Echeverría Cortez (36), quienes hace cinco años comenzaron con una innovadora pastelería en el Barrio Poniente de Viña del Mar (4 poniente 472).
“Nuestra propuesta no era común para ese entonces, y con el paso de los años se logró consolidar en lo que somos hoy: una pastelería de producción casera, en manos de profesionales, con ingredientes más naturales, no procesados, sin saborizantes ni colorantes artificiales”. Un negocio familiar, liderado por dos primas que, sin saberlo, fueron uniendo sus caminos por un mismo sueño.
EMPRENDER
“Antes de decidirme a emprender me fui a Europa, por tres meses, para probar, in situ, los sabores de la pastelería clásica. Estuve en España, Francia e Italia, me empapé de ‘recetas y sabores reales’, de preparaciones tradicionales. Fue allí cuando vi a una señora mayor preparando masas en su cocina, con mucha pasión, y quedé maravillada, me di cuenta de que ese mismo sentimiento de cariño al oficio quería transmitir en mi pastelería. Bajo esa inspiración nació Ánima, nombre que viene del latín anima (que significa alma)”, recuerda Javiera.
¿A qué te refieres con recetas reales?
Lamentablemente pasa bastante en Chile que hay muchos ingredientes industrializados y sintéticos. Yo estudié cocina para preparar un merengue desde cero, por ejemplo, no para utilizar una base y agregarle agua. Fue un poco decepcionante y me tocó en varios trabajos. Por otro lado, quería derribar el mito de que las pastelería o los postres tienen que ser súper azucarados o grasosos. Los dulces se asocian a la culpa, a algo negativo, y no tiene por qué ser así.
“Por lo mismo, también trabajé en el extranjero, en un hotel de Canadá e hice una pasantía en Perú en el restaurant Central del chef Virgilio Martínez Di Santo, ranqueado como uno de los mejores del mundo, y que se ha hecho famoso por integrar insumos indígenas a sus preparaciones. Esto me ayudó mucho a conocer otras culturas y cocinas. Y tuve como mentores al Leo y la Carito del restaurante La Caperucita y el Lobo de Valparaíso. Ellos me enseñaron mucho sobre los altos estándares en cocina, del cuidado de los procesos y los ingredientes. Al final, todos esos caminos me llevaron a lo que estamos desarrollando hoy con Ánima”.
COMPLEMENTO PERFECTO
Pero esta historia no sería lo mismo sin la llegada de Estefanía, ingeniera civil industrial, quien vino a ser el complemento perfecto para Javiera, porque cada una desde su área han logrado crear un concepto en torno a lo natural, cercano y respetuoso, no sólo con las personas, sino que con el medio ambiente.
“El comienzo fue complejo porque partí sola e intenté hacer una pastelería saludable, integral, con menos grasa, aceite y azúcar… pero ese concepto no fue muy bien recibido y la gente me seguía pidiendo pastelería tradicional. Si bien de ese tiempo rescato dos de nuestras tortas más queridas: la carrot cake naranja y la hojarasca, pues también me abrieron las puertas como proveedora de varias cafeterías, necesitaba ayuda para administrar”, cuenta Javiera.
“Somos primas hermanas por parte de nuestros papás, quienes trabajaban juntos en el mundo agrícola. Desde chicas nos juntábamos en el campo y tenemos muy bonitos recuerdos de esa época, de la cosecha de la fruta y de respetar lo que nos daba la tierra. Al crecer yo me fui por otro rubro, me encantaban los desafíos y lograr objetivos. Primero partí trabajando en el área de innovación y emprendimiento, pero mi gran escuela fue LATAM Airlines, donde me desarrollé profesionalmente por cinco años”, agrega Estefanía.
¿Cómo llegas a la pastelería?
Pasar por una gran empresa me hizo exigirme mucho a modo personal y profesional, conocí personas muy talentosas, pero también sufrí los costos de la alta competencia. Ahí me di cuenta de que no quería eso para mi vida. Fue así que decidí irme de viaje por diez meses al Sudeste Asiático para encontrarme conmigo misma. Medité, hice yoga, conocí otras culturas y me empecé a relacionar con la alimentación menos procesada. Tras volver a Chile y trabajar en otras empresas más pequeñas, me encontré con los mismos problemas… y dije no, lo que yo necesito es emprender. Fue así que surgió mi inquietud por abrir una cafetería con una propuesta vegana, vegetariana, más natural, y cuando estaba en eso llegó Ánima.
Desde allí han creado, en conjunto, maravillosas recetas de tortas, mini tortas, galletas, galletones, lingotes, queques, pie de limón, brownies, trufas y tartas, que se pueden comprar en tamaños individuales o mix, pero lo más importante en versión tradicional, vegana o sin azúcar.
SUSTENTABILIDAD
“Queremos que la gente se sienta cómoda en Ánima; por ejemplo, si tienen alguna restricción alimentaria somos muy transparentes en nuestras preparaciones y buscaremos cómo ayudarlos. Que lleguen al mesón de pedidos y que confíen en que lo que compren no les hará un daño a su salud. Nuestro equipo es como una familia, somos exigentes en lo profesional, pero siempre hay respeto, nos apoyamos y estamos todos en la misma sintonía de conciencia medioambiental”, señala Estefanía.
Son una pastelería sustentable…
Así es, a veces poco lo transmitimos, pero es parte fundamental de nuestro concepto cuidar el planeta. Uno de nuestros productos más vendidos son las bolitas (hojarasca, zanahoria naranja, cocada, frambuesa, maracuyá, etc.), que nacieron para reducir los desperdicios de mermas de la producción. En nuestra producción sólo usamos I Am Not Plastic, productos de uso diario compostable y en nuestras tortas solo utilizamos moldes reutilizables.
Pero eso no es todo, en la línea vegana la leche de coco se realiza desde cero y la merma que queda también vuelve a la producción (desde bolitas a queques). Además, en el packaging tienen una alianza con Todos Recicleamos. “Por cada empaque que sale de nuestra pastelería nosotras pagamos para que haya un equivalente en reciclaje. Tenemos un nivel de conciencia que también va a la par con la elección de proveedores, desperdicios y clientes. Por eso si tienen un pote reutilizable les hacemos un descuento en su compra”.
NATURAL
La presentación de cada producto es otro elemento diferenciador, donde destacan las texturas, colores y variedad de ingredientes que llevan en cada bocado un sabor natural característico. “Fuimos las primeras en hacer mini tortas en la región, mucho antes de la pandemia y de que se pusieran de moda. Son nuestra insignia y eso ha sido muy bonito también porque a partir de este concepto han nacido nuevos proyectos”.
Hoy están preparando tortas de novios…
Sí, pero siempre en nuestra línea natural, con variedad de frutas y flores comestibles. Nos preocupamos mucho de escuchar a los novios, de entenderlos y hacer especial su día. Por eso nos buscan mucho para matrimonios campestres y rústicos elegantes, pues no tenemos una producción en serie, sino que con sentido desde el sabor a la presentación.
¿Cuáles son sus próximos proyectos y sueños?
Nos encontramos terminando una remodelación en la sala de ventas que nos permitirá atender, próximamente, de manera más cómoda y tener un punto take away para clientes al paso que quieran llevarse un quequito o galletón junto a un café. Queremos mantener nuestra casa matriz en Viña del Mar y en un futuro cercano expandirnos hacia la zona de Bosques de Montemar porque tenemos muchos clientes a los cuales sólo llegamos por delivery. También seguir participando junto a otros emprendedores gastronómicos, como lo fue en la última feria Sobremesa de Concón, pues nuestra misión es que la pastelería se valore dentro del rubro.
“El sueño es que Ánima se consolide, pero no buscamos ser una cadena o irnos de nuestra región, sino expandirnos de manera orgánica y, por qué no, abrir algún día una cafetería. Somos gozadoras de la buena comida, y sabemos que juntas podemos lograr grandes cosas, nos conocemos, respetamos y queremos mucho”.
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