Ximena Abogabir: El pulso a la vejez

cofundadora Travesía100

Inquieta y curiosa, esta periodista propone un cambio de mirada hacia el adulto mayor. Un reseteo profundo desde la otra vereda que lo empodere en esta nueva etapa de vida. En Travesía100, una empresa que nació a causa de su propia reinvención, busca poner en la palestra la realidad de miles de ellos y articular nuevas políticas públicas que incidan directamente en su calidad de vida, felicidad y participación ciudadana. “Hay conversaciones de familia que no estamos teniendo, en situaciones que nadie esperaba tampoco, y por eso es tan bueno que hagamos esta entrevista. Para visibilizar lo que está pasando en la sociedad”.

Por Macarena Ríos Reyes

Desde su casa en Olmué, Ximena Abogabir, setenta y tres años, diez hijos (entre los propios y de su marido, Sergio Vergara) y veintiocho nietos, le toma el pulso a la vejez. Sobre todo ahora, en que el envejecimiento de la población mundial y el aumento de la expectativa de vida no solo son temas que se instalaron con fuerza, sino que son vistos como un fenómeno demográfico que debe ser atendido con urgencia. “Si tú llegaste a los sesenta años en buenas condiciones, la expectativa de vida promedio es de 90,4 años para las mujeres y 85 para los hombres. Hoy en día la posibilidad de llegar a los cien años es una realidad. Y no estamos preparados, ni la sociedad, ni la familia, ni las finanzas ni nada”.

Justamente en eso está enfocada con Travesía 100, la empresa que cofundó hace tres años y que busca motivar a las personas mayores a que descubran y desarrollen todo su potencial para seguir siendo un aporte a la sociedad.

“Lo que nosotros propiciamos es que la edad no sea determinante, que no tengas una fecha de vencimiento que diga cumpliste sesenta, eres desechable, ya no sirves, sino que sea un proceso voluntario, de tal manera que puedas decir cuándo te quieres jubilar, prepararte para ese momento, adquirir nuevas habilidades y buscar reinventarte”, dice. Y remata: “el descanso por el descanso es un acelerador de la senilidad y, actualmente, el sesenta y cuatro por ciento de las personas mayores quiere, puede y necesita seguir trabajando y sentirse útil”.

Ese es su caballo de batalla, porque la vida sigue. Pero la reinvención no es de un día para otro. No. “Tienes que conectarte con tu propósito, entender qué es lo que quieres hacer en esta etapa de la vida. Lo importante es que sea una acción voluntaria, conocida por todos y programada”.

A la luz de su experiencia, asegura que es más fácil para las mujeres. “Tenemos casos de mujeres que, luego de jubilarse, toman clases de teatro y se convierten en actrices, otras que empiezan emprendimientos, otras que estudian nuevas carreras, otras que se dedican al activismo, etc. A los hombres les cuesta mucho más reinventarse. Muchas veces focalizados ciento por ciento en el trabajo, una vez que jubilan sienten que se les acaba la vida”.

PONERSE AL DÍA

Delgada, la mirada fresca y el pelo suelto esta vez. Al otro lado de la pantalla dice que la experiencia juega un rol fundamental en las personas mayores, que la felicidad tiene que ver con los pequeños detalles, y que la vejez la ha conectado con la vulnerabilidad y eso lo agradece.

La pandemia y el teletrabajo tal vez precipitaron un poco las cosas, pero se siente plena y feliz con el cambio de aire y el ritmo pausado de la vida en la Región de Valparaíso, donde la pilló el 2020. Un estilo de vida que define como más simple y fácil. “Aparte de que me encanta andar en buzo”.

¿De qué manera impactó la pandemia al adulto mayor y a ti en lo personal?
Durante la pandemia, con ese llamado que hubo a “cuidar a nuestros abuelitos”, me di cuenta de que no correspondía a la imagen que yo veía: estaban ayudando a otros, organizando ollas comunes, cuidando a sus nietos para que los hijos pudieran salir a trabajar. Y no solo en Chile, sino que se hizo una constante en otros países también. Hay algo que no estamos viendo; todas las políticas públicas y las investigaciones estaban focalizadas en personas vulnerables, pero no en el ochenta y cinco por ciento del resto de la población.

Ximena se refiere a los adultos mayores autovalentes, que de un día para otro fueron invitados a dejar sus trabajos y a jubilar. “La nuestra es una generación que trabajó demasiado. Conozco casos de hombres que luego de haber sido trabajólicos toda su vida y jubilar se instalan en la casa de sus hijos a tratar de recuperar el tiempo perdido, pero si no se cultivó antes no funciona, y ese es un tema del que tampoco se habla dentro de la familia”.

La ODS y la Convención Interamericana de los Derechos Humanos para las Personas Mayores consignan el “derecho al trabajo de las personas mayores”, ¿actualmente es una posibilidad real en nuestro país?

La relación entre jubilar y la depresión es muy directa y rápida, particularmente en los hombres. El trabajo es un factor protector de la senilidad, y obviamente nos referimos a un trabajo distinto al que hicimos durante los últimos cuarenta años: uno que te permita llevar una vida acorde a tus condiciones físicas e intelectuales, que enriquezca tus redes de relaciones, que complemente tu pensión, porque para la gran mayoría es insuficiente. Existen empresas como ServiSenior, por ejemplo, un delivery con puras personas mayores. Son camiseteados, responsables, agradecidos, hay muchas características que tenemos las personas mayores cuando tú les ofreces una oportunidad de trabajo.

¿Qué los hace felices?
La edad y las relaciones. Hoy se habla de las zonas azules, que son lugares donde está la gente con mejor longevidad y tiene que ver con la cantidad, calidad y diversidad de sus relaciones. Por eso es tan necesario conectarse con la mayor cantidad de gente diversa posible, porque así enriqueces tu visión de mundo.

¿Qué desafíos enfrenta tu generación?
Para nuestra generación, el principal obstáculo es la brecha digital. Hay personas que tienen de adorno los celulares que les ha regalado el gobierno porque creen que se los dañarán; otras que no los enchufan porque les da susto que suba la cuenta de la luz. Lo que quiero decir con esto es que nosotros los mayores necesitamos que nos ayuden a subirnos a la ola digital o nos vamos a quedar fuera no solo en lo laboral, sino también de las conversaciones, de la interacción con los nietos y demás personas, de hacer trámites, de comprar, de aprender, de entretenernos. Es demasiado lo que está en juego. En Travesía100 impartimos programas de digitalización que son asombrosos.

VOCES MAYORES

Intelectualmente inquieta y siempre desde el hacer, su encuentro con Lola Hoffmann marcó un punto de inflexión en su vida que la hizo dejar la agencia Porta y, más tarde, fundar la Casa de la Paz —una ONG donde actualmente es una de las directoras—, que promueve la conciencia sustentable con el medio ambiente. En eso estaba cuando algo pasó. “Me di cuenta de que si me quedaba en Casa de la Paz, que era mi gran pasión, me iba a convertir en el florero que llevarían para las inauguraciones. Y no quería eso. Llevaba treinta y cinco años hablando de los mismos temas, estudiando las mismas materias”.

Y buscó su propósito: resignificar la vejez desde su propia experiencia. Con Travesía100 no solo abrió un nuevo capítulo en su vida, sino que sintió cómo su cerebro se reconectaba y energizaba. “Hoy día tengo mejor memoria que hace cuatro años, por el interés, por esta nueva energía, por el entusiasmo, por la creatividad. Y esa es la maravilla de la reinvención”.

Actualmente están liderando la campaña Voces Mayores junto con la UC, con el fin de convocar a todas las organizaciones para proponer un kit de herramientas que contengan políticas públicas con una nueva mirada hacia los adultos mayores. E instalarlo en la Constituyente y en el debate presidencial.

“En esta etapa quieres una vida integrada. Sentirte útil, reconocida, visible, mantenerte vigente, seguir aprendiendo, relacionándote. Somos la única voz que hay que dar oportunidades, porque si tú a una persona le das las herramientas para que siga aportando a la sociedad, a sí mismo y a su familia, no va a necesitar ser asistido, salvo en los últimos tres años. Por eso siempre digo que la gran deuda que tiene la sociedad chilena es la prevención”.

¿Cómo es envejecer con propósito?
Ese es el título de la canción para poder envejecer bien, sacándole el jugo y seguir desarrollando tus potencialidades. Hay que buscar un propósito que te conmueva y en torno a eso reinventarse, puede ser un propósito social, medioambiental, artístico. Lo importante es que este periodo tenga que ver con preguntarnos a qué vinimos a esta vida y cuál es el legado que queremos dejar.

¿Y cómo quieres que te recuerden?
Como una persona que pasó por la tierra y dejó una huella positiva, un mundo un poquito mejor y eso tiene que ver con el tema medioambiental. Mi toma de decisiones hoy tiene que ver con eso.