Catalina Girardi y Melanie Taylor dieron vida a este emprendimiento creativo, que nace de la firme convicción del poder de los vínculos entre las personas y de la filosofía africana Ubuntu, enfocada en las relaciones personales. A través de juegos de cartas, crearon una dinámica maravillosa para volver a conectarnos con nosotros mismos y los demás, generando un espacio único de reencuentros. “Es urgente humanizar los espacios familiares”, dicen ellas. ¿Eres de los que aman las sobremesas y las conversas profundas? Esta entrevista es para ti.
Por Macarena Ríos R. /Fotografías Javiera Díaz de Valdés
Cuenta la historia que un antropólogo estaba visitando un poblado en África; quería conocer y entender más sobre su cultura y sus valores y se le ocurrió hacer un juego con los niños. Puso una canasta de frutas junto a un árbol y les dijo que el primero que llegara se iba a quedar con ella. Para su sorpresa, lo que sería una carrera por llegar antes, se convirtió en un acto de amor y solidaridad: los niños entrelazaron sus manos y corrieron juntos en dirección al árbol, tomaron la canasta y se sentaron en círculo para compartirla entre todos. Cuando el antropólogo les preguntó por qué lo habían hecho, ellos respondieron “Ubuntu”, con una sonrisa. “¿Cómo uno de nosotros va a estar feliz si el resto está triste?”.
Ahí estaba. Eso era. Una profunda filosofía de vida que se refiere al modo de entender y de estar en el mundo y que pone a la comunidad en el centro de todo. “Se dice que las personas tienen Ubuntu cuando son empáticas, abiertas y acogedoras. Que no ven al otro como una competencia, sino como alguien que tiene mucho que entregar y con el que también pueden compartir y enriquecerse mutuamente”, afirma Catalina.
De eso se trata este emprendimiento.
La génesis de Vive Ubuntu no fue algo fortuito. No. Nació al alero del cariño y la mutua admiración entre una licenciada en Filosofía y Cultura Religiosa y una sicóloga, que se conocieron cuando trabajaban en un colegio de San Bernardo, en Santiago, a cargo de la pastoral. Melanie venía llegando tras una larga estadía de siete años en Perú y Ecuador, y Catalina acababa de salir de un cáncer que la había remecido hasta sus raíces. “Vivíamos organizando talleres, grupos de reflexión y actividades sociales y en ese trabajo en grupo nos dimos cuenta de que era muy transformadora la vida en comunidad y que el espacio que se generaba era muy rico en cuanto a experiencias de encuentro con el otro y con uno mismo”.
No pasó mucho tiempo para que ambas se dieran cuenta de que vibraban con las mismas cosas y que había mucha sintonía entre ellas, tanta, que decidieron crear un proyecto juntas. “Queríamos brindar espacios para que las personas se pudieran conectar de verdad”. En esa búsqueda, y en plena pandemia, apareció la palabra “Ubuntu” en sus vidas, que vino a reafirmar lo que llevaban años experimentando con los grupos de pastoral y en la vida misma.
Dicen que ese descubrimiento les hizo estallar la cabeza. Eso era.
Renunciaron a sus trabajos con la certeza absoluta de regalar experiencias de encuentro y sacar la mejor versión de uno mismo.
Al principio pensaron en desarrollar un programa de liderazgo en los colegios o un centro de formación integral, pero se acercaba fin de año y no habían logrado obtener los fondos necesarios para su ejecución. “Entonces se nos ocurrió armar unas cartas que les permitieran, a las familias, tener una celebración con sentido en Navidad y Año Nuevo”.
Eran preguntas poderosas, hechas para abrir el corazón. “Si pudiera tener una cena con Dios en esta Navidad, ¿de qué me gustaría conversar con él?”. “¿En qué momentos siento con más intensidad que mi vida es significativa?”, “¿a través de qué/quién ha tocado Dios las puertas de mi corazón este año?”, “¿cuáles son las tres grandes lecciones que he aprendido este año?”, ¿de qué logro estoy más orgulloso/a de este año que termina?”.
La respuesta de la gente que compró los productos fue increíble y las animó a aventurarse con uno nuevo: 90 cartas y 105 preguntas para que las parejas pudieran reencontrarse desde otro ángulo. Hicieron una producción de doscientas cajas aprovechando el Día de los Enamorados y quebraron stock. “Es una instancia muy linda para conversar mirándose a los ojos, de temas que, en un día cotidiano, en medio de la rutina, del ajetreo y el estrés, no se suelen dar”.
¿Por ejemplo?
Preguntas como “¿cuál es para mí el top 5 de los mejores momentos de nuestra relación?”, “¿qué has traído a mi vida, que no estaría sin ti?”.
EL PODER DE LOS VÍNCULOS
Para estas amigas, antes de lanzar un producto el brainstorming es clave. “Conversamos todas las preguntas que vamos creando, nuestro primer filtro somos nosotras mismas, después se las mandamos a los amigos y la familia. Ese proceso de feedback nos lleva al producto final”.
“Si bien hay algunas preguntas que pertenecen a la categoría del mundo interior y la propia reflexión personal, nuestro sello como empresa es poder ayudar a las personas a que generen vínculos con los demás, a explorarlos, a visibilizar quiénes han sido para mí, y cómo he sido yo para ellos. Siempre en relación con los otros porque eso es el Ubuntu al final”.
¿Cómo ha sido el proceso de emprender?
Ha habido muchas personas en el camino que nos han ayudado. Postulamos a un concurso para emprendedores con un banco, cuyo premio fueron capacitaciones hechas por emprendedores exitosos. Los vínculos y redes que generamos con ellos nos ayudaron mucho en la creación de la empresa. La generosidad ha sido muy bonita.
En paralelo, dictan talleres de vinculación y encuentro a empresas llamados Sawubona, una palabra africana que significa “te veo” en lengua zulú y que es la manera de saludarse en Natal, un pueblo africano donde se vive el Ubuntu. “Significa te veo, te valoro, sé que existes”. Lo hacemos a través del juego de cartas versión familia y amigos como una manera de conectar desde la risa primero y, luego, a través del diálogo y el encuentro, llegando a tener conversaciones profundas que tal vez no habías tenido nunca”.
De eso se trata. “De crear experiencias que nos devuelvan la humanidad, las relaciones de calidad, las conversaciones cálidas, sin celular, de volver a mirarnos a los ojos y conectar”.
La versión Familia y Amigos tiene cartas que se dividen en seis categorías, con quince preguntas cada una. Por ejemplo, “si te llegaran a arrestar, ¿cuál se imaginarían tu familia y tus amigos que es el motivo?”, y que se juega con un dado cuyo número marca una categoría. Una de ellas se llama Ubuntu, que es, justamente, la que ayuda a generar comunidad y que tiene preguntas del tipo “si tuvieras que hacerle un regalo a alguien de aquí, ¿qué le regalarías?”, o “si pudieras “clonar” para ti una cualidad o talento de alguien aquí presente, ¿qué clonarías y de quién?”.
Aquí el juego es la clave. “El juego rompe muchas resistencias, quiebra el hielo inicial y te permite conocer la visión del mundo que tiene el otro y comprender desde donde lo está mirando y entendiendo”.
¿Qué se viene ahora?
La actualización de las versiones de Navidad y Año Nuevo. Tenemos en producción un nuevo producto orientado a niñas, niños y adolescentes por medio de ilustraciones. Nuestra idea es testearlo este año y lanzarlo el próximo.
¿Qué ha significado este emprendimiento en sus vidas?
Ha sido una manera de unir lo que soñamos para el mundo, lo que nos hace sentido y con lo que vibra nuestro corazón, con nuestro trabajo y para lo que creemos que somos buenas. Ha sido súper desafiante y un mundo absolutamente nuevo esto de emprender. Cada mensaje que nos llega de nuestros clientes nos hace explotar el corazón y nos emociona profundamente, porque ahí palpas el poder transformador que esto tiene en las personas.