En nuestra edición aniversario, los invitamos a maravillarse con tres destinos imperdibles de Rumania: el Castillo de Peles, el casco histórico de Brasov y el famoso Castillo de Bran en Transilvania, conocido popularmente como el castillo del conde Drácula. Un recorrido lleno de historia y leyendas urbanas que documentó la fotógrafa Javiera Díaz de Valdés.
Texto por María Inés Manzo C. / Fotografías Javiera Díaz de Valdés
“Llegar a Rumania fue toda una aventura, pues si bien es una tierra conocida por sus espectaculares castillos, centros de esquí, bosques frondosos, montañas y aguas termales, es un país que pareciese estar detenido en el tiempo.
Para llegar por tierra, el camino más fácil fue viajar en bus desde Viena, Austria. Luego, desde allí, seguimos a Bucarest, epicentro turístico donde salen todos los tours para Transilvania, región que se encuentra al centro de Rumania. Este camino es muy hermoso porque puedes ir viendo varios paisajes, poblados, osos, campos de maravilla y fuertes en la ruta, pero es largo. Ahora, si quieres llegar más rápido, la opción es viajar en avión desde Budapest, capital de Hungría.
Si bien uno podría recorrer la zona sin guía (hay tren, taxis, incluso Uber a muy buen precio), la mejor recomendación es tomar el tour que incluye el Castillo de Peles, el casco histórico de Brasov y el Castillo de Bran, y que dura un día completo.
CASTILLO DE PELES: RESIDENCIA DE REYES
Salimos desde Bucarest, a las siete de la mañana, y alrededor de las nueve llegamos a nuestra primera parada: Sinaia, reconocida por ser una ciudad montañosa —su monasterio, sus castillos se pueden ver con facilidad en el camino, como el de Pelisor, que hoy está habitado— y, también, por ser un destino ideal para practicar senderismo y deportes de invierno. En primavera también está muy recomendado pasar por aquí, porque el paisaje con los bosques verdosos es maravilloso.
Justo antes de entrar al castillo, llegamos a un clásico café donde reciben a los turistas. Es una buena parada para descansar del bus, probar la gastronomía y donde se nota la influencia de la arquitectura alemana que hay en la zona.
Así nos dirigimos hacia el espectacular Castillo de Peles, al sur de Brasov. Construido en la época del rey Carlos I de Rumania, entre 1873 y 1914, es famoso por ser una antigua residencia de verano de los reyes. Gracias a su excelente conservación se convirtió en uno de los monumentos más importantes de Europa del siglo XIX. Como dato interesante, fue uno de los primeros en tener calefacción y electricidad propia.
El guía nos cuenta que si bien pasaron por aquí cuatro generaciones de monarcas, en la última etapa llegó el régimen comunista al poder y, con los años, se transformó en museo. Ya en el 2007 volvió a los herederos de la monarquía, quienes se lo entregaron al Estado para que siguiera como museo.
El Salón de Honor es uno de los espacios más bellos del castillo, las paredes están completamente decoradas con madera de nogal, se pueden ver bajorrelieves y esculturas de alabastro. Incluso, hay una magnífica escalera de caracol tallada en madera en una de sus esquinas.
El guía también nos cuenta que este es un ‘castillo de reyes para reyes’. En cada espacio se nota una temática o intención que se mantuvo intacta a lo largo de los años. Además, hay enormes vitrales, puertas de bronce y muchos objetos interesantes que fueron regalo para los reyes, como una preciosa lámpara de cristales traída desde Portugal o sillones marroquíes.
Seguimos en el Salón de Armas, que impacta por su armería medieval tan bien conservada y que incluye una armadura ecuestre completa. Después pasamos por la Oficina del rey Carlos I y la Biblioteca Real, dos espacios completamente decorados con madera de roble y donde se encuentra un pasadizo secreto entre los estantes para llegar a un segundo piso.
En la Vieja Sala de Música llama la atención una enorme arpa y la variedad de instrumentos, junto a ella un precioso salón con una chimenea de mármol. Luego, el comedor, una de las habitaciones más bonitas, que está decorado en un estilo renacentista alemán y vitrales de la época, que atrae por una gigantesca mesa central de nogal y fresno.
Para el último tramo se encuentran los salones más exóticos, primero está la Sala Árabe que era usada para las fiestas de té de la reina. Y el Salón Turco (usado para fumar y donde sólo se permitían hombres), que resalta por sus alfombras, cojines, vitrales de colores turquesa, rojo y dorado. Se dice que la única mujer que logró entrar aquí fue la emperatriz Elizabeth de Austria.
Al salir del castillo se puede disfrutar de sus jardines y de su vista privilegiada hacia la montaña, donde nos despide una estatua del rey Carlos I.
BRASOV: CASCO HISTÓRICO
Luego de una mañana recorriendo el Castillo de Peles, nos vamos a tomar un break al casco histórico de Brasov, una ciudad con aires medievales que merece ser visitada, porque parece estar detenida en el tiempo.
Rumania, en general, es uno de los países más baratos de Europa del Este, por lo que es muy recomendado probar su rica gastronomía típica (en Brasov es muy calórica y de estilo montañés) y su cervecería local. Y para quienes gusten ir de compras, hay una gran variedad de tiendas de ropa, artesanía y trajes típicos.
Lo más bonito de Brasov es que te puedes encontrar con edificaciones que datan de 1300 o 1400 en perfecto estado; hay un gran respeto por su historia, tanto por sus habitantes como de los turistas. Incluso, se mantienen las escuelas con piso de tierra y algunas calles nunca fueron pavimentadas. Quienes visiten la ciudad por más tiempo, pueden subir en teleférico al Monte Tampa y tener una increíble panorámica del valle.
Otro imperdible es la plaza central, donde se encuentra la Iglesia Negra. Construida en 1380, hoy es el mayor monumento religioso en estilo gótico del país y del sudeste europeo. Dañada por un gran incendio por fuerzas invasoras austriacas a mediados del siglo XVIII, se pude notar con facilidad cuáles son las piezas originales (estatuas de piedra negra que mantuvieron su color original) y cuáles fueron restauradas.
CASTILLO DE BRAN: FORTALEZA MEDIEVAL
A unos veinte kilómetros de Brasov se encuentra el famosísimo Castillo de Bran (nombre recibido por la localidad donde se encuentra), fortaleza medieval que se conoce por los turistas como el castillo del conde Drácula. Lo gracioso es que viajan de todas partes del mundo creyendo que esto es realmente así, pero se llevan una gran sorpresa.
Lo primero que nos cuenta el guía es: “lo siento, pero aquí no hay vampiros”. Actualmente hay un gran conflicto entre las autoridades rumanas que apelan a rescatar la historia real del lugar, versus la creencia popular de que esa era la residencia de Vlad Tepes El Empalador (quien se dice fue clave para crear el personaje ficticio de Drácula). Es más, se especula que sólo pasó dos noches allí encarcelado.
Transilvania es un destino muy bonito y escapa mucho de esa imagen aterradora que le han dado el cine y la literatura. A pesar de ello, al llegar al Castillo de Bran se han instalado mercados relacionados a personajes de terror, estacas y trajes típicos.
Al entrar, cambia por completo el panorama. Este es un monumento nacional, con un gran valor arquitectónico que data de 1212. Originalmente construido como fortaleza, alrededor de 1920 fue remodelado como residencia de verano para la Reina María de Rumania, hasta que fue transformado en el Castillo de Bran.
La primera parte de la visita está dedicada a las habitaciones de la Reina María, donde se pueden ver sus objetos personales (incluida su corona), trajes, mobiliario y objetos históricos; y apreciar las preciosas vistas de los miradores hacia el valle y las montañas. En general es un castillo muy bien conservado, que mantiene muchas escaleras, pasajes y túneles secretos de piedra que son interesantes. También hay una sección con armaduras medievales muy completa.
La segunda parte es bien curiosa, porque si bien nada dentro del castillo puede hacer alusión a Drácula, se creó una sección al estilo del Museo Madame Tussauds con figuras, objetos y videos de terror. Además, se intentó hacer una especie de parque temático con un pasadizo para asustar a los visitantes. Como dato curioso, el castillo es tan popular que es arrendado por celebridades para realizar fiestas de Halloween; la última de ellas fue Elon Musk.
Al finalizar la visita nos muestran una cámara de torturas, con variados instrumentos y aparatos medievales, que incluyen la famosa estaca gigante por la que se hizo famoso Vlad Tepes. Leyenda urbana o monumento histórico, el Castillo de Braun sorprende y no se puede dejar de visitar”.