Las profesoras del Liceo Enrique Molina Garmendia, Rubira Gómez y Claudia Muñoz, han encontrado otra forma de transmitir los conocimientos y, a la vez, entregar valores a los jóvenes. Junto a sus alumnos del Taller Patrimonial, se transportan cada semana al pasado para tratar de descifrar y clasificar los objetos y documentos que forman parte de la historia del emblemático establecimiento penquista, que en agosto de este año cumple ciento noventa y seis años.
Por Soledad Posada M. / Fotografías Sonja San Martín D.
El próximo 25 de mayo, el Liceo Enrique Molina Garmendia abrirá sus puertas a la comunidad con motivo de la celebración del Día del Patrimonio. Quienes nunca han ido, tendrán la oportunidad de conocer el Salón del Patrimonio, lugar donde se exponen muebles, objetos, archivos y tesoros culturales que forman parte de la historia del tradicional liceo penquista.
El recorrido y explicación de cada objeto estará a cargo de los alumnos que participan en el Taller de Patrimonio, que es dirigido por las profesoras Rubira Gómez, de Historia y Geografía, y Claudia Muñoz, de Lenguaje y Comunicación.
Ambas señalan que los estudiantes son los principales protagonistas, y quienes se encargan de rescatar, clasificar y buscar respuestas sobre qué es, para qué sirve o cómo funciona cada pieza que van descubriendo. “Somos profesoras y alumnos tratando de preservar un patrimonio. En el taller buscamos, recuperamos y mantenemos los objetos patrimoniales y archivos históricos del liceo. Lo que podemos encontrar en el Salón del Patrimonio comúnmente está en museos. Nuestra idea es conocer, tocar y vivenciar. Es otra manera de enseñar valores, además de la historia del liceo e historia universal”.
¿Cómo empezó el rescate de objetos?
Con la profesora de francés Palmira Orrego, quien descubrió, en las bodegas del liceo, antiguo material patrimonial que estuvo a punto de ser desechado. Utilizó el Laboratorio de Idiomas para almacenar los objetos, con la ayuda de alumnos interesados en esta posibilidad de encuentro con el pasado, y que hoy se denomina Salón del Patrimonio. Y el Taller de Patrimonio comenzó en 2013, con la profesora de inglés, Lorena Rigo-Righi.
¿Y ustedes?
Nosotras fuimos poco a poco encantándonos con esta actividad desde nuestra llegada al liceo (Rubira en 2014 y Claudia en 2015), y con las piezas que se iban descubriendo y que aún están por develarse. Hemos encontrado material a punto de perderse en distintos lugares. Hay objetos que no sabemos lo que son. La idea es compartir para que los demás nos aporten en la identificación y conocimiento para el cuidado de los archivos y objetos patrimoniales.
LAS PROFESORAS
“Estudié Pedagogía en Historia, porque siempre he considerado que la educación es el pilar que transforma y construye al ser humano”, cuenta Rubira, “porque es un aporte real y directo a la sociedad, y siendo consciente de tal premisa estoy realizando una labor loable y significativa día tras día al acompañar a mis estudiantes en su proceso de formación ¿Y cómo podría transformar y construir sin memoria? He ahí donde entra en juego la Historia, aunque al mismo tiempo debo reconocer que fue mi familia, mi abuelo quien me enseñó a amarla desde pequeña, cuando cada tarde, después que llegaba de su trabajo como mecánico de una vulcanización, me leía unas páginas de la Historia de Chile de Walterio Millar. Ese mismo amor con el que conocí y descubrí la Historia, es la base de la manera en que hoy la enseño”.
Claudia, ¿por qué estudiaste Pedagogía en Lenguaje y Comunicación?
Desde pequeña tuve muy buenas experiencias ligadas a la educación y a la relación con mis profesores. Ellos me enseñaron a tener metas y a comprender situaciones que sin su ayuda no habría podido. Luego, de mayor, me agradaba apoyar a mis amigos en sus temas académicos, y ver cómo mi ayuda significaba un beneficio para ellos. La pedagogía puede abarcar todas las ramas del conocimiento, y sus repercusiones sociales no pueden estar ajenas a nadie. Desde esta profesión soy un aporte para los niños y jóvenes. Elegí mi especialidad, porque es la base para desarrollarse y desplegarse en el mundo en que vivimos. Nuestras lecturas, diálogos y opiniones nos llevan a cumplir nuestros deseos y a entablar relaciones que siempre estarán ligadas por la comunicación, y debemos darle prioridad al buen uso de esta.
¿Qué las motiva a dirigir el Taller de Patrimonio?
Nos motiva la interacción con los estudiantes y generar un espacio distinto al de la sala de clases. Acá, ellos deciden en qué pueden aportar y definir sus reales motivaciones, a partir de sus talentos y habilidades. El tema de patrimonio, ligado directamente a la historia del Liceo Enrique Molina, genera identidad en los estudiantes, pues ellos tienen la oportunidad de descubrirla, resguardarla y, al mismo tiempo, ser parte de la historia de una institución que pronto cumplirá doscientos años.
¿De qué sirve a los niños pertenecer a este taller?
El taller pretende generar un desarrollo integral en sus estudiantes, pues no solo adquieren conocimientos, sino que desarrollan habilidades comunicativas, de análisis y crítica del entorno, como también actitudes y valores, que se demuestran en la empatía, el respeto por el otro, la responsabilidad y la solidaridad, transformándolos en reales gestores culturales.
¿Qué actividades realizan?
Conversatorios con distintas personalidades del ámbito de la cultura local y nacional, búsqueda y conservación de patrimonio material, organización de eventos culturales como el Día del Patrimonio Nacional, Día del Libro, ceremonias, etc., representación activa del liceo en distintas actividades externas, tanto a nivel local como nacional, visitas a distintos puntos de importancia patrimonial, como museos, galerías, teatros, universidades, etc.
¿Cuáles son los “tesoros” del Salón del Patrimonio?
Contamos con manuscritos escolares que datan de 1823, instrumentos de laboratorio del siglo XIX, fotografías históricas, colecciones de libros de literatura, científicos y de idiomas; una colección de la Aurora de Chile, desde el número uno al cuarenta y seis; mobiliario antiguo; premios deportivos; colección de diarios locales antiguos y colección de revistas liceanas de gran importancia para la época.
¿Qué tienen planeado para el futuro?
Queremos hacer más pública la existencia de este espacio, con un canal de Youtube con cápsulas para que el público valore el patrimonio institucional.
“Nos motiva la interacción con los estudiantes y generar un espacio distinto al de la sala de clases. Acá, ellos deciden en qué pueden aportar y definir sus reales motivaciones, a partir de sus talentos y habilidades”.
“Contamos una colección de la Aurora de Chile, manuscritos escolares que datan de 1823, instrumentos de laboratorio del siglo XIX, fotografías históricas, colecciones de libros de literatura, científicos y de idiomas”.