Hace más de una década se propuso construir un puerto multipropósito en la bahía de Quintero que llevaría el nombre de San José. También desde hace algunos años la exempresa viñamarina Oxiquim planea hacer otra importante inversión portuaria allí, aunque, en ambos casos, la férrea oposición de las autoridades comunales y las fuerzas vivas de la ciudad, han planteado grandes reparos por el impacto que podrían tener estas obras en la ya saturada bahía quinterana.
La reciente noticia de una propuesta de construcción de un puerto en Ritoque, en la jurisdicción comunal ha llamado profundamente la atención, puesto que todos los proyectos de construcción portuaria en el entorno quinterano ya habían sido rechazados por la opinión pública, principalmente por el impacto que estos podrían tener en el entorno medioambiental, incidiendo también en la calidad de vida y en la salud de las personas.
Pero lo que más llama la atención del proyecto, que inicialmente hablaba de una propuesta de puerto multipropósito para luego derivar a un puerto para cruceros, es que el posible emplazamiento elegido impactaría uno de los últimos reductos de la región cuyo borde costero aún conserva una de las más bellas joyas de la naturaleza como lo es la extensa playa de Ritoque, el campo dunar y el humedal de Mantagua, un ecosistema de altísimo valor al que se suman valiosos sitios arqueológicos como los conchales.
Parece increíble que en estos tiempos en que muchos proyectos de inversión son puestos en tela de juicio, precisamente por su impacto ambiental, se presente uno que solo en el anuncio genera un rechazo transversal como el que hemos visto en los últimos días, partiendo por el concejo comunal de Quintero, que en forma unánime ya se pronunció en contra. Está bien que todos los proyectos de envergadura deban, responsablemente, someterse a estudios de impacto ambiental, pero en el caso de Ritoque es tal el consenso de su valor y de la necesidad de su protección, que parece insólito pensar que ahí se aprobará un puerto, con todo lo que ello implica. Basta recordar que, en los últimos años, precisamente en Ritoque se frenó el avance de un proyecto hotelero del grupo colombiano Decameron, y también se había impedido una gran inversión inmobiliaria que pretendía levantar más de tres mil viviendas en la zona.
Ahora bien, imaginando que fuese factible, y que los promotores del proyecto lograran sortear las distintas etapas legales, la pregunta que surge es si la propuesta es razonable o no en cuanto a levantar un terminal de cruceros en aquel bello lugar.
La verdad es que pensar en que se requiere un puerto para cruceros en la región de Valparaíso no es una idea descabellada, de hecho, debió haber sido una prioridad desde hace ya varios años, cuando era evidente el aumento de recaladas que estaba experimentando el puerto Valparaíso hasta antes de la crisis del año 2017, cuando a raíz del paro por las “cargas limpias”, el escenario cambió en favor de San Antonio.
Luego vino la pandemia, que agudizó la crisis del rubro, pero en los dos últimos años, el aumento de recaladas no solo muestra una recuperación sino unas enormes perspectivas que hacen necesaria la construcción de un muelle para cruceros. Entonces, ¿dónde hacerlo? En el puerto de Valparaíso, que es Patrimonio de la Humanidad, y que, si las autoridades nacionales y locales se lo propusieran, debiese ser la bella puerta de Chile, la imagen país.
En suma, lo de Ritoque y su puerto de cruceros es solo un recordatorio de que Valparaíso necesita ese muelle en forma urgente.