Con una marcada conciencia hacia el reciclaje, Paula trabaja con botones, collares, prendedores, aros, retazos de telas, hilos de bordar, lanas y pompones. Todo sirve a la hora de crear. Con santa paciencia y mucho estilo va armando una historia en cada corazón, su soporte favorito. Único e irrepetible, como todos ellos. Su sueño es extrapolar su arte a otros soportes y convertirse en un referente.
Por Macarena Ríos R./ Fotografías gentileza entrevistada
“Me encantan tus talleres, me quedaría a vivir en tu casa, anhelo cada sábado”, le escribió en Instagram una de sus alumnas. “De las mejores experiencias que he tenido este año”, redactó otra. Eso es lo que provoca Paula con sus talleres nacidos desde la generosidad y con la certeza de que los vínculos nos llevan a vivir una vida más sana y feliz.
“Estamos hechos para vivir en comunidad. En mis talleres he conocido muchas mujeres, muchas historias de vida increíbles y es impresionante el aprendizaje mutuo. Se crean instancias de mucha confianza, espacios de encuentro, espacios personales, más que aprender una técnica en sí. Son momentos de luz y brillo donde se atreven a soltar, a arriesgarse a mezclar colores, ¡y hace tan bien! Para mí es un gran motor”, asegura.
¿Qué te inspira?
La vida, la naturaleza, los colores, los brillos, la luz, la mezcla, las personas, el sentir. Mi familia. Me inspira lo que puedes lograr en otros a través de lo que haces.
LA MAGIA DE TRANSFORMAR
La temprana muerte de su mamá determinó un antes y un después en la vida de Paula. “Ella era mi mejor amiga y quien me apañaba en todos mis proyectos”.
Su partida no solo le hizo ver la importancia de concientizar en el autocuidado y visibilizar el cáncer de mamas, sino fomentar el autocuidado a través del arte. “El arte ha sido un medio que me ha permitido comunicar acerca de este tema tan sensible. A través de los talleres que doy se generan espacios en los que uno puede acompañar”.
Autodidacta, Paula tuvo estudios de color y diseño con diversos profesores, pero hay uno que la marcó de manera rotunda: Jorge Labra. “Coke es un maestro y mi gran referente, un tipo increíble y muy generoso del que aprendí, justamente, la generosidad de entregar, de comunicar y enseñar”.
¿Cuál es tu sello?
El cariño que le pongo a las cosas. Tiene que ver con lo que estoy entregando y lo que quiero comunicar. Tiene que ver con los colores, con la armonía y la mezcla de cosas.
Su trabajo es pura intuición. Como utiliza materiales que colecciona o le regalan, ninguna pieza es igual a otra. Lo único que se repite es la forma del corazón. “Esa es la magia de crear”, dice.
¿Cómo es el proceso de los corazones reciclados?
El reciclaje se ha convertido en una conciencia social. Siempre he sido trapera y me gusta transformar y darles a los objetos una segunda vida que, pienso, debiera ser una responsabilidad de todos. Entonces el hecho de crear reutilizando ciertos elementos lo encontré una mezcla potente y maravillosa.
Además de los corazones y torsos de mujeres de cerámica a las que da distintas terminaciones como pintura, esmalte y resina, ha intervenido lámparas, cojines y ropa.
¿Cuál es tu sueño?
Ser un referente. Que mi marca crezca y ayude a producir espacios de armonía, seguir con mis talleres y lograr concientizar en relación al cáncer de mamas. Todos debiéramos ser protagonistas de esto.
“Las invito a atreverse, a soltarse, a conectarse, a perder el miedo, porque cuando sales de ahí, te genera una libertad gigante. Las invito a crear, a mirar de una manera distinta. Cuando uno aprende a mirar, de alguna manera trasciende tu trabajo y llegas al alma de la otra persona”.
¿Cómo es tu corazón?
Grande y esponjoso, lleno de cariño, de mi familia, de mis hijos que son mi motor principal, mis amigos, mis alumnas.