Así define su sello esta diseñadora que hace cinco años dejó su agencia de publicidad para dedicarse de lleno a la pasión de su vida: la pintura. Acaba de exponer en la galería La Sala, Palimpsesto, su último trabajo que consta de veintitrés obras en gran formato que creó en plena cuarentena. “Mis cuadros son como diarios de vida”, asegura desde su casa-taller.
Por Macarena Ríos/ Fotografías gentileza Margarita Garcés
Cada exposición de Maita, como le dicen sus amigos, es una “reseteada”. Un cambio de piel, de estación. La voz gutural, el cigarrillo en la boca, las ideas claras. En esta entrevista, afirma que su pintura cambia mucho entre una exposición y otra, que su sello es el expresionismo abstracto y “la macha suelta” y que está en búsqueda permanente de nuevos lenguajes y desafíos a través de su obra.
“A mí, pintar me produce las mismas endorfinas que le pueden producir a un deportista. Me produce felicidad pintar. Bailo en mi taller, canto en mi taller, soy inmensamente feliz creando, me siento muy realizada”. Así de rotunda.
¿Cómo fue tu encuentro con el arte?
Mi encuentro con el arte fue desde guagua. Mi mamá siempre dice que yo era el terror de las paredes.
Y ríe fuerte.
Pero no fue hasta los treinta que tomó el pincel. Había estudiado diseño, se había casado y ya tenía su primera hija. Un buen día, junto a un grupo de amigas, decidieron “cultivar el ser” y tomaron clases de arte nada menos que con Bororo. “Haz un limón, no un logo de limón”, me decía, haciendo alusión a mi carrera, y aprendí a soltar la mano”. Y lo que al principio iba a ser una temporada corta la abrazó de tal manera que Margarita terminó sucumbiendo a la pintura. “Jamás me imaginé que iba a ser pintora. No estaba en mis planes ser artista ni que me iba a dedicar al arte, pero sentía que mi felicidad dependía de ello”.
¿Qué te provoca pintar?
Es un baile cuando pinto. Me encuentro con el “telo”, hay un diálogo, hay una seducción con lo que va pasando. Para mí la pintura es permitirse y dejarse sorprender, buscar nuevas formas de lenguaje y tratar de dar un paso más allá.
PALIMPSESTO
Cuando liberaron a Ingrid Betancourt, Margarita pintó un cuadro. Cuando se cayeron las torres gemelas, cuando Bororo se ganó un Altazor, cuando murió Felipe Cubillos, en todos esos momentos Margarita pintó un cuadro, como si le tomara el pulso a la contingencia y a la vida misma. “Mis cuadros son como diarios de vida. Mis exposiciones son, definitivamente, un reflejo de lo que estoy pensando y de lo que estoy sintiendo”.
Por eso, Palimpsesto nació este 2020. Un año de introspección para Margarita, pero donde nunca dejó de pintar.
“Todo lo que ha pasado, este momento histórico, me ha llevado a pensar en el concepto de palimpsesto. Un palimpsesto es un manuscrito en el que se ha borrado el texto primitivo para volver a escribir encima, generando un nuevo resultado, pero sin escuchar al otro ni ver al otro. Esta sociedad de soliloquios individuales no engendra acuerdos ni consensos y sin ellos no hay forma de vida comunitaria posible”.
Por eso también el homenaje a Matta en esta exposición y su teoría del cubo abierto, que hablaba de que un mismo hecho podía ser visto de diversas maneras. “Reinterpreto el cubo de Matta en mi cubo transparente. Reinterpreto esa falta de comunicación que existe en la sociedad, esa falta de empatía, el ego. Por eso el nombre Palimpsesto de los manuscritos antiguos que se escribían encima. Eso es lo que trato de reflejar en mi pintura a través de la superposición de capas. Si te acercas a un cuadro mío te vas a encontrar con miles de detalles que no ves a simple vista y que caracterizan esta producción: redes imaginarias, constelaciones y tramas que dan cuenta de la diversidad de miradas de la humanidad”.
¿Cómo estimulas la creatividad?
La imaginación, la creatividad, se cuida, se busca y se trabaja. No es espontánea. Una de las frases que a mí me define es que pinto “instrucciones para la imaginación”. Al ser cuadros abstractos te invito a que veas más allá y no lo evidente. Es muy lindo cuando tu obra habla en tantos lenguajes diferentes a gente tan distinta entre sí.
¿Cuál es el formato que más te acomoda?
Me acomodan los cuadros grandes. Me gusta el reto del gran formato. Los cuadros son como personas, por eso me gusta hacerlos a escala humana.
¿Cuándo sientes que una obra está lista?
Cuando hay magia, porque la terminan los duendes.
Aunque Margarita tiene varias exposiciones en Chile y el extranjero, individuales y colectivas, siempre hay un dejo de nerviosismo en la previa. “En cada exposición me siento tremendamente expuesta. Es como cuando eras chica y no sabías si te iban a sacar a bailar o no. Es un pánico escénico súper fuerte. Nunca sabes lo que va a pasar, pero he tenido la suerte de tener buena crítica con mis últimas exposiciones”.
¿Qué es para ti ser artista?
Un privilegio, un goce, una capacidad de expresión increíble. Que el Creador te haya elegido para ser creador es un tremendo privilegio y un camino precioso porque todo lo que sientes lo canalizas a través de la tela.
¿Cómo ves el mercado del arte?
El mercado del arte siempre va a existir. Es muy importante que existan las galerías porque es ahí donde se puede visualizar el trabajo completo, la trayectoria completa del artista. Me encanta hacer visitas guiadas y contar lo que sentí cuando estaba pintando tal cuadro. Es súper enriquecedor compartir tu proceso creativo.
“Hay gente que dice que la pintura está muerta. Yo pienso que los que están muertos son los que dicen eso”.