Su amor por la montaña y la naturaleza no solo lo llevó a crear Andes Trek Adventure, cuando el turismo aventura era un concepto incipiente en nuestro país, sino a comprometerse en cuerpo y alma con el medio ambiente a través de la Fundación Andestrek. ¿Su cruzada? Limpiar la cumbre del Cerro La Campana y devolver el orgullo a la roca viva.
Por Macarena Ríos R. /Fotografías Javiera Díaz de Valdés y gentileza Marcos Liberona R.
En momentos en que la filantropía ambiental está en boga, surge una voz en la región de Valparaíso que busca crear conciencia y aportar con un grano de arena a la conservación y cuidado de la madre naturaleza. La de Marcos Liberona. “La cima del cerro La Campana merece recuperar su orgullo, la roca prístina, sin que los rayados capturen la atención y oculten el paisaje. ¿Te imaginas que diría hoy en día Charles Darwin, quien lo ascendió en agosto de 1834, si tuviera la posibilidad de viajar en el tiempo y ver tamaña aberración que hay en la cima?”.
¿De dónde nace tu pasión por el andinismo?
Creo que me hice montañista por vivir la aventura, por la belleza de los paisajes, por el desafío de superar obstáculos, por armar una carpa donde pocos iban, fundir la nieve para obtener agua y también porque la adrenalina jugaba un rol importante en esos tiempos.
El deporte impartido por el colegio cuando era niño, sumado a las continuas excursiones y su amor por la vida al aire libre derivaron en el andinismo. “Un vecino de mis abuelos me integró al Club Andeski de Valparaíso, donde conocí el mundo del montañismo, su gente y sus organizaciones. La naturaleza siempre ha sido lo mío, me descompongo cuando no salgo a la montaña. Algo me falta. Hacer montañismo es algo que normalmente perdura y que se mantiene para toda la vida. He encontrado grandes y verdaderos amigos ligado a esta actividad”, asegura. Hoy continúa saliendo a los cerros y realizando travesías en el DAV (Club Alemán de excursionismo de Valparaíso).
¿Cuál ha sido tu mayor desafío?
Tratar de cumplir los sueños. La otra selva, llamada ciudad, es dura y no puedes escapar de la realidad, de los compromisos que vas adquiriendo, de la relación gregaria que vas haciendo en torno a tu familia y amigos. Creo que siempre se puede estar donde quieres estar. En lo deportivo, regresar siempre sano y salvo a casa fue una meta inconsciente, pero estaba. Aunque uno no anda pensando en los riesgos, siempre hay algo o un detalle que se encarga de hacerlo presente. Se nos enseñó que las cumbres se celebran de regreso en casa y no en la cima.
¿Qué te llevó a crear Andes Trek Adventure?
Varias cosas en realidad. En la época que formé Andes Trek Adventure, en 1988, prácticamente no se hablaba de turismo de aventura o de naturaleza. Vivíamos bajo un turismo tradicional. Lo más cercano por esos tiempos era salir a acampar con amigos o con la familia, si es que eran de esa onda o estilo de vida. Por lo tanto, existía una enorme brecha que cubrir y desafíos por los cuales apostar. Para un chileno, en aquellos tiempos, no pasaba por su mente pagar por salir a caminar. Por eso, y sin ser experto, introduje las cabalgatas. Pensaba que, de ese modo, sería más fácil reconocer en los chilenos, los servicios asociados al programa.
“POR UNA CUMBRE SIN RAYADOS”
Así se llama este gran desafío de restauración ambiental, un proyecto que lo tiene trabajando desde hace un par de años. ¿El fin? Recuperar y limpiar la cumbre del cerro La Campana, actualmente llena de rayados de gente que quiso inmortalizar el momento sin la menor conciencia ambiental. Un cementerio de nombres que deteriora el paisaje allá arriba. “Sentí que debía devolver la mano. Di mis primeros pasos y me formé como montañista en ese parque. Hemos sido muy felices con mis amigos y familia recorriendo todos sus rincones, quebradas y aguadas. No será fácil limpiar esta cima emblemática. Son nada menos que 4.500 mts2. Requerirá del esfuerzo físico de los voluntarios para subir hasta la cumbre. Como Fundación Andestrek, daremos todo el apoyo logístico y seguridad mientras se asciende y desciende”.
Pero se necesitan recursos. No basta solo con la buena voluntad. La fundación, que ha tomado esta causa como suya —aportando con horas hombre y logística—, no cuenta con los medios para realizar esta acción ambiental, por eso hace un llamado a la solidaridad de la comunidad. “La Campana es parte de nuestro entorno, diría que habita en el consciente colectivo de la comunidad, ya sea porque has escuchado hablar de él o porque recorriste sus faldeos o lo subiste en alguna oportunidad en un paseo de curso, con amigos o tu familia. Es un cordón muy destacado de la cordillera de la costa que se ve desde Valparaíso”.
El proyecto cuenta con el patrocinio de CONAF y SERNATUR y con la ayuda invaluable de la facultad de Ciencias de la Universidad de Valparaíso, junto a su decano el doctor Juan Kuznar, y de la escuela de Ingeniería en Medioambiente, la mano derecha en esta cruzada. Ellos desarrollaron la metodología de remoción que se aplicará para intervenir los rayados en la cima: un producto químico ecológico, incoloro y totalmente biodegradable.
“La naturaleza está totalmente interrelacionada y son nuestras conductas, más que la cantidad de gente que visita un lugar, lo que marca la diferencia y afecta definitivamente el entorno”, comenta Marcos.
¿Qué esperas lograr con esto?
Dejar un legado, una enseñanza, a través de un gran trabajo en equipo en donde seamos capaces de articular a muchos actores y entidades. Es bello y motivante imaginarse a muchas personas conectadas por un propósito en común. Es apuntar a la esencia del ser humano.
Y después de limpiar la cumbre de la Campana, ¿qué se viene?
Continuar con este tipo de acciones en Chile, aprovechando la experiencia que habremos adquirido en esta enorme tarea. Otro tema que nos seduce es la presencia de los glaciares de montaña que existen en la zona central. Estos merecen ser difundidos y recorridos. Estamos rodeados, hacia el este, en la cordillera de los Andes, de una gran superficie helada que en algunos sectores limita con Argentina. Estos glaciares son tremendos reguladores climatológicos y grandes proveedores de agua. Queremos aportar a su preservación y conocimiento. También deseamos involucrarnos en cualquier acción medioambiental que se nos requiera. No siempre puedes liderar. La suma de las partes, en estos casos, potencia las acciones para que se cumplan los objetivos, por lo cual estamos dispuestos a analizar y ser parte de aquellas iniciativas que nos seduzcan, ya sea en logística o asesorías específicas de acuerdo a nuestra experiencia.
EL PASO DE LOS ANDES
Una vieja carta topográfica, el libro de Hans Bertling —escrito en 1917—, además de su gusto por reeditar hechos históricos, constituyeron la trilogía perfecta para que Marcos explorara y rehiciera la ruta a pie, cien años después del cruce de Los Andes. Junto a su amigo, Héctor Teichelmann, el año 1993 realizó, en siete días de travesía por la cordillera de Los Andes, el camino que hicieran casi tres mil hombres al mando de los generales San Martín y O’Higgins en 1817, desde Argentina a Chile, y la transformó en un precioso circuito mundial de trekking y cabalgatas.
“Una de las cosas que más me regocija y satisface, es ver la cara de felicidad y plenitud de la gente por el tremendo paisaje que van descubriendo día tras día. Eso es impagable, sobre todo cuando se despiden con una amplia sonrisa y te abrazan muy emocionados”.
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