Marcado por el espíritu de servicio que descubrió durante su paso por el Colegio San Luis, desde muy joven entendió la importancia de impactar positivamente en la sociedad.
Tal como en su vida es innegable la motivación y la fuerza que heredó de su madre Malbina Isabel y la influencia de sus profesores, Marco Antonio Díaz quiere hacer la diferencia, aportando desde lo colectivo. “Los triunfos deben nacer de la suma de capacidades buscan generar soluciones a las grandes problemáticas que nos afectan en la región, con una alta adhesión a principios de probidad, eficiencia en la gestión, y con trabajo hecho siempre de cara a nuestra gente”, nos dice este joven candidato a Gobernador por Antofagasta.
Con el apoyo irrestricto de sus seis hijos y de Sarita Aranda, su incondicional esposa, Marco Antonio Díaz camina confiado hacia la Gobernación Regional de Antofagasta. Mientras cursa créditos Internacionales en Universidades de China Tsinghua (Pekin) y Fudan (Shanghai)), participa casi a diario en foros y paneles para debatir sobre el rol al que está postulando y al futuro de la región.
Tiempo libre tiene poco y lo distribuye entre sus múltiples intereses que van desde el ajedrez hasta las batallas de freestyle. Sus profesores lo marcaron y recuerda con especial cariño a quienes vieron su potencial desde la Escuela F96, donde fueron los profesores normalistas Norma Ángel y Luis Espinoza quienes lo motivaron. En la enseñanza media su vocación siguió creciendo con el aporte de Benjamín Guzmán, el “Cuco” Flores, el Profesor Barra y las Profesoras Tirsa y Gómez.
Trabajó desde muy joven y en cada lugar, lograba demostrar su compromiso y talento. “Mi motivación fundamental en todo este ciclo y mi principal motor, fue primero mi hijo mayor (Mauro). Luego la familia fue creciendo y junto a la alegría de un nuevo hijo, se sumaba una nueva meta. Fui padre muy joven, por lo que siempre me esmeraba en cada desafío laboral para poder ir progresando y eso me fue abriendo puertas a mayores desafíos, los cuales siempre acepté”.
¿En qué momento decides ser candidato a la Gobernación Regional?
No fue una decisión fácil. Deseaba proyectar el trabajo que veníamos realizando con Intendente, y para eso, debía renunciar a mi cargo y así cumplir con lo que la ley exige para postularme. Creo en el trabajo que hice, creo en lo que pudimos avanzar y soy consciente de aquello que nos quedó pendiente; y es por ello que luego de conversarlo con mi familia, entendimos que no perseverar simplemente no era una opción y por tanto a principio de octubre de 2019 tomé la decisión de asumir el desafío para ser el primer Gobernador Regional de Antofagasta.
Si bien podían abrirse otras opciones que no requirieran elecciones para concretarse, el desafío de contar con un respaldo ciudadano aparecía como un aliciente para volcar mis esfuerzos a esta carrera. Así, logré imponerme en las primarias de noviembre de 2019, y hoy me enfilo de cara a las elecciones del próximo 11 de abril para, Dios mediante, ser Gobernador Regional de nuestra región.
¿Sientes que esta nueva figura en el escenario político contribuirá al desarrollo de las regiones?
Sin lugar a dudas. La descentralización será el motor que nos permita como región avanzar con más fuerza para lograr indicadores de desarrollo y calidad de vida para las familias de nuestra región. Ahora bien, con la misma fuerza que sostengo esto, denuncio que su configuración actual no tiene la fuerza ni recursos que una región como Antofagasta merece, por lo que junto con la gestión propia de las competencias actuales, mi compromiso es ir a diseñar ese traje a la medida que entregue más competencias, más facultades y sobre todo, más y nuevos recursos para nuestra región.
INTENDENCIA Y POLÍTICA
¿Por qué decidiste aceptar la Intendencia Regional?
Sin duda fue un gran honor. Ya el 2010 había sido requerido para poder trabajar en el Gobierno, pero a mi juicio, y habiéndolo conversado con mi señora, no era aún el momento. Por lo mismo, cuando se presenta esta oportunidad, y teniendo claro mi propósito, no dude en aceptar. No sólo había transcurrido el tiempo, sino que ya había crecido en lo profesional, académico y también en lo personal, estaba en un muy buen momento, preparado y con ganas de dar el paso al servicio público dejando la zona de confort que me ofrecía el mundo privado. Es por ello que no dudé en poner mis talentos a disposición de la región.
¿Cuál era tu expectativa del cargo y cómo resultó la experiencia?
Mis expectativas no eran individuales, sino colectivas. Deseaba poder conformar y liderar un equipo de trabajo en donde el bienestar de las familias de la región fuera el único motor que nos movilizara; ni edad, ni partidos políticos ni diferencias personales debían ser un impedimento para cumplir nuestra labor. Junto con ello, me propuse contribuir para erradicar toda forma de violencia política, cambiar la recriminación gratuita por la exhortación y las justificaciones por medidas concretas; buscaba ser un aporte al clima político de la región, y de paso mejorar los indicadores de crecimiento económico y fundamentalmente derrotar el alto desempleo que nos golpeaba al asumir el mando. En este último sentido, del 11.9 que tenía Antofagasta al asumir, logramos bajarlo a un 4.2 a octubre de 2019 cuando entregué mi cargo.
Junto con todo ello, buscaba volcar el trabajo de la Intendencia y Gobierno en su conjunto a la calle, acercándonos a las organizaciones de la sociedad civil (juntas de vecinos, clubes, centros de madres, etc.) y trabajando de cara a ellos, en sus territorios. Hoy ha pasado el tiempo, y parece lejano aquel día donde dejé mi cargo, no obstante, quedó asentado y se reconoce en la región que este último objetivo se logró, acercar la gestión pública a la calle, estar en terreno, escuchando de primera fuente las dolencias y necesidades de nuestra gente y sus familias.
¿Qué es lo que más rescatas del mundo político, considerando que muchas personas dudan de su aporte?
Lo que más rescato es que con foco exclusivo en el trabajo social, se pueden implementar mejoras que repercuten en la calidad de vida de nuestra gente. Así, en este desafío, me tocó conocer a grandes personas que también se movilizan por intereses colectivos; que desde la suma de capacidades buscan generar soluciones a las grandes problemáticas que nos afectan en la región. Esa vocación y ese trabajo muchas veces no ocupa las portadas de los medios, contribuyendo así a ese descrédito que se ha instalado. Ahora bien, junto con lo anterior, rescato el hecho de que me tocó conocer a grandes hombres y mujeres de la sociedad civil, que, contra todo y todos, luchan día a día por generar mejoras en el ámbito de su influencia.
Ahí está nuestro gran desafío, enlazar el rol de quien ejerce una función desde la política con esos otros liderazgos sociales para que, en la lucha por objetivos comunes, se potencien capacidades y se reconozca recíprocamente el trabajo que cada uno realiza.
Fuiste papá joven ¿cómo equilibraste tus inicios profesionales con tu rol de padre?
Claramente ser padre joven no hace las cosas fáciles, por el contrario. No obstante, la paternidad generó en mí una fuerza tremenda que me desafiaba cada día a ir más allá, a luchar, a aprovechar cada oportunidad, a sacar lecciones de los errores, enmendar el rumbo y seguir adelante. Estoy consciente que pudo haber momentos en donde simplemente una responsabilidad laboral impidió disfrutar con ellos; traté de que fueran los menos y confío que al final del camino la ecuación sea favorable y ellos puedan sentir orgullo por mí.
La labor de Intendente requería de tu atención 24/7 ¿de dónde sale la energía necesaria?
Es imposible asumir un desafío de servicio público como ese sin contar con el apoyo irrestricto de tu familia. La fuerza fluye de ahí. En mi caso Sarita, mi señora, ha sido un pilar fundamental. Su rol de liderazgo, apoyo, contención y sabios consejos me han permitido avanzar. En este mismo sentido, la fe juega un rol clave para mantenerse firme en momentos complejos y apegarse a las convicciones en momentos en que todo parece nublarse. Entender que todo está sujeto a Dios, te hace entender que no estás solo en este tipo de desafíos.
¿Por qué apuestas por ser Gobernador, versus otras posibilidades?
Soy un convencido que uno debe encauzar su vocación de servicio público de acuerdo a las capacidades y fortalezas que ha demostrado en su ejercicio profesional. Es por esto que las posiciones o cargos que supongan liderar equipos de trabajo, cumplir metas de gestión de manera eficiente y oportuna, aglutinar voluntades y aplicar resiliencia frente a dificultades, son parte de los atributos que hoy pongo a disposición, y que, a mi juicio, ayudan a elevar el estándar de la función pública, y con ello profesionalizar su ejercicio. Así, el cargo de Gobernador exige esas capacidades por el tamaño del desafío descentralizador que tenemos por delante, por lo que ni siquiera me planteo otras posibilidades, y trabajo todos los días para lograrlo.
¿Cuál es tu sello en el trabajo?
Mi sello es ser un hombre de terreno, regionalista, que cree en el trabajo en equipo, en el esfuerzo, con una alta adhesión a principios de probidad y eficiencia en la gestión, y que su trabajo lo hará siempre de cara a nuestra gente. En este sentido, puedo señalar que trabajaré incansablemente por mayor empleabilidad para quienes viven en nuestra región, combatir la conmutación, favorecer la contratación de empresas de nuestra región, y abrir mayores espacios para que nuestras mujeres puedan hacer florecer su aporte desde las distintas posiciones de la sociedad, velando también por hacer más inclusivas y respetuosas las interacciones entre quienes amamos esta región. Somos una región grande y fuerte; y nuestra mayor fortaleza radica justamente en el temple de nuestra gente, por lo que puedo afirmar que lograremos cada cosa que nos propongamos; unidos, lo lograremos.