Chocolates, golosinas y caramelos artesanales a la antigua, creados a través del cariño que evocan los recuerdos de infancia y el oficio caramelero, es el sello de este especial emprendimiento familiar. Con esencias y colorantes cien por ciento naturales, libres de gluten, veganos, sin alérgenos; y también con opciones sin azúcar, Mandrágora Chocolatería logró unir lo mejor de dos mundos.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés
Al entrar a Mandrágora Chocolatería, en el barrio residencial de Recreo, de inmediato hay un viaje al pasado. El olor del caramelo saliendo de la olla, los dulces de anís en frasquitos de vidrio, el jardín de la abuela lleno de plantas muy bien cuidadas y, por supuesto, la emoción de encontrar las golosinas o chocolates de tu niñez.
Este emprendimiento femenino lo creó la repostera autodidacta y caramelera, Alison Fuentes Hidalgo (37), quien desde muy pequeña se hizo famosa en su colegio vendiendo galletas, alfajores, malvas, cocadas y cuchuflíes. Un oficio que mantuvo en la universidad y luego en su trabajo como docente, y que sin saberlo se transformaría en un emprendimiento familiar que abrió sus puertas oficialmente el 2018. Junto a ella, su hermana Carolin y su mamá Sandra han sido parte fundamental de la historia.
“El negocio ha pasado por altos y bajos en estos casi cinco años, tan locos y complejos y con una pandemia incluida, pero siempre rescato lo bueno de la vida como lo es Mandrágora para mí. He tenido un camino de mucho aprendizaje y crecimiento, no sólo profesional, sino que personal. Pero la base de todo ha sido mi familia, por eso nuestra frase es: “todo hecho con amor” y creemos que es la clave porque nuestros clientes regresan y les gusta tanto lo que hacemos”.
Es como negocio de barrio a la antigua, muy cercano…
Sí, y el contacto con la gente es una de las cosas más gratificantes para nosotras. Entregarles productos que los hagan sonreír es maravilloso, como cuando los niños ven las paletas gigantes de caramelo llenas de color en la vitrina y empiezan a saltar de alegría o los adultos jóvenes y mayores a quienes les trae recuerdos de infancia probar uno de nuestros caramelos de violeta.
“En Recreo hay una bonita comunidad y mucho apoyo entre los emprendedores y familias que nos visitan. A veces nos llegan mensajes por las redes sociales preguntando si tenemos otro local en el centro de Viña del Mar; también nos aconsejan que deberíamos cambiarnos, pero hay mucha gente que agradece que estemos acá, en un ambiente más familiar y tranquilo”.
ARTE EFÍMERO
Artista y profesora de artes visuales, ha sido muy importante para Alison experimentar con el color y las texturas y es algo que ha aplicado en cada rincón de Mandrágora. “Cuidar los detalles, hacer algo visualmente atractivo, que impacte y deje huella, es un arte efímero que desaparece, pero aunque medio metafórico, queda ese amor adentro, dando vueltas”.
¿Por qué el nombre Mandrágora?
Tenía la idea de colocarle algún día Alma Dulce, pero al momento de formalizar lo cambié a Mandrágora, una figura que estaba dibujando mucho en mi etapa universitaria. La imagen y figura de la mandrágora me cautivaba, una planta mágica, asociada a mucha mitología y poderes curativos ocultos, lo que para mí muestra, figurativamente, la unión hermosa y necesaria entre el ser humano y la naturaleza.
¿Qué significa tu familia para ti?
Todo, mi mamá y hermana son un apoyo fundamental, me han ayudado en distintas etapas de mi vida y del negocio, trabajamos muy bien juntas y nos complementamos en distintas tareas. Nuestra chocolatería se encuentra en la antigua casa de mi abuela materna, que fue pasando de generación en generación hasta mi madre. Esta es una casona de más de ciento veinte años y aquí vivimos con mis hermanos toda nuestra infancia. Tenemos muchos recuerdos y una gran conexión con el lugar, los vecinos y el barrio. Además, mi abuela fue una gran inspiración, mujer emprendedora y muy trabajadora.
Años después, de estudiar otra carrera y ejercer como profesora, Alison recibió una propuesta de trabajo que le hizo mucho sentido. “Un amigo me avisó que estaban buscando licenciados en artes visuales para trabajar en Cerro Alegre, Valparaíso. Se trataba de La Dulcería, un emprendimiento de caramelos artesanales, inspirado en un modelo internacional muy exitoso. Trabajé ahí durante dos años y fui una de las pocas mujeres carameleras que aprendió el oficio”.
Fue una escuela…
Totalmente, llegué cuando llevaba poco tiempo abierta la tienda. Ayudé a sacar productos, crear caramelos (tronquitos y paletas), diseños y nombres. Después el equipo de carameleros lo formaron sólo hombres debido a los kilos que se manejaban. En un momento subió mucho la producción, partimos con cuatro o seis kilos, pero llegó hasta catorce. Entonces me dediqué a elaborar gomitas y calugas. Fue muy interesante aprender este lindo oficio, éramos todos artistas, y entre nosotros estaba el cocinero Brandon Villarroel, caramelero y una de las personas más talentosas de Chile en el área, él me enseñó todo lo que sé.
“Yo sabía repostería, siempre hice pies de limón, tortas y tiramisús en mi casa, tenía todo el conocimiento en chocolatería, pero esta nueva herramienta, que es mucho más artística, me permitió incorporar el color a través de los caramelos. Pero mi motivación era tener algo con mi sello. Aprendí la técnica y pronto comencé a investigar cómo mejorar ciertos elementos y proponer algo novedoso. Lo lindo es que hoy hay muchos más carameleros y se está volviendo a traspasar un antiguo oficio que antes también estaba en Chile, pero de manera mucho más artesanal. Los más típicos eran los tronquitos tricolores de los circos o paletas de dos colores. La incorporación de diseños más elaborados y complejos, colores y sabores rupturistas, sin duda es lo novedoso de esta época”.
EXPLOSIÓN DE SABORES
“Sólo usamos esencias y colorantes cien por ciento naturales en nuestros productos, y todos los caramelos son libres de gluten, veganos y sin alérgenos, pues entendemos que hoy las personas tienen distintas necesidades alimentarias. Por otro lado, también elaboramos tabletas de chocolates sin azúcar (60% cacao) y caramelos sin azúcar a base de maltitol, aditivo endolcorante que permite tomar las características cristalinas del azúcar y hoy es el más aceptado por la Asociación de Diabéticos de Chile, aunque, si tienes diabetes, su consumo debe ser moderado”.
¿Cuáles son los productos estrella?
Los alfajores, tenemos once variedades, incluyendo una vegana y sin azúcar. Desde los tradicionales manjar chocolate de leche o chocolate blanco, coco, naranjitas confitadas, Oreo, Nutella, crema de Bon o Bon, mantequilla de maní y confitura de frambuesa, entre otros. Los conitos, volcanes de manjar, brownies y gomitas veganas. También los dulces de violeta o anís, las malvas, cocadas o calugas manjar nuez que evocan una época. Nuestro sello artesanal y hogareño está en todo lo que hacemos. Para este año volveremos a hacer nuestros famosos cuchuflíes (manjar, Nutella y mantequilla de maní), ya que estamos buscando maquinaria especial para elaborarlos a gran escala.
¿Y de los caramelos?
Por la gran variedad de sabores que tenemos es difícil saber cuál es el favorito (frutos rojos, cherry, maracuyá, naranja, limón, pomelo, mora, piña, chirimoya alegre, violeta, calafate, tutti frutti, pisco sour, etc.), pero a la gente les gustan mucho los mix. Como novedad vendemos los caramelos de mayor gramaje en frascos de vidrio. Las tapas las pintamos a mano, tienen entretenidas figuras de superhéroes, animales, dinosaurios, etc. que son súper bonitas para regalo o para un detalle especial. Y en línea de cuidar el medio ambiente, son envases reutilizables que puedes venir a la tienda a recargar por un menor precio. También puedes personalizar tus propios caramelos con diseño, colores y sabores para eventos como matrimonios, bautizos, cumpleaños, aniversarios, etc.
“Un proyecto que nos tiene muy emocionadas este año es inaugurar una cafetería al paso para que la gente pueda comprar trozos de torta o pie de limón y disfrutarlo con un rico té o café. Eso se complementa con los helados artesanales que vendemos actualmente y que son de una marca emprendedora de Pirque. Dentro de las ideas está incorporar submarinos de chocolate para la leche y cucharitas de caramelo, con flores y hierbas para infusionar. También queremos que vuelva nuestra famosa torta Mandrágora que hoy solo estamos haciendo para el Día de la Mamá o para cumpleaños. Hay muchos sueños, cuando se abrió la chocolatería una gran ayuda fue haber ganado un Capital Abeja y la idea es seguir postulando a ese tipo de fondos para ir creciendo, ir a más ferias y seguir haciendo lo que amamos. La idea es ir mejorando cada día”.
Habana 579, Esquina Madrid, Recreo, Viña del Mar
www.instagram.com/mandragorachocolateria