En el camino costero entre Las Salinas y Reñaca se ubica la emblemática “Virgen Negra”, quien para creyentes y no creyentes es, indudablemente, un hito identitario del lugar, a tal punto que se ha transformado en un punto de referencia que todos entienden, sin importar la confesión religiosa o convicción que se tenga.
En realidad, dicha imagen religiosa representa en la tradición católica a la Virgen Stella Maris, es decir, la Estrella del Mar, protectora de los navegantes, que en otras tradiciones, como la española, se le conoce también como María del Mar, bello nombre que tan famosa ha hecho a la basílica de Santa María del Mar en Barcelona, histórico templo gótico de la ciudad condal.
Volviendo a nuestra “Virgen Negra”, esta gruta se construyó en la década de 1940 gracias a la iniciativa de Eugenio de la Fuente Morel, quien fue propietario de la imponente casa que está casi al frente, y que durante mucho tiempo se conoció como Cura-Nurin, dado que ahí funcionó, años más tarde, un pub que alcanzó mucha fama.
En cuanto a la historia que se cuenta sobre las razones que movieron a De la Fuente a levantar la ermita y poner dicha imagen devocional, habitualmente se recurre a una leyenda en la cual una desconocida gitana le habría dicho al propietario de la casa–castillo, que el día que finalizara las obras de construcción de su vivienda, sería también el día de su muerte. Esto habría motivado al propietario a levantar la pequeña ermita donde se emplazó la imagen, iniciándose una peregrinación devocional que, con el paso de los años —y muy silenciosamente— se hizo muy popular, a tal punto que los exvotos, los famosos mensajes de gratitud, se han multiplicado de tal forma que dejan en evidencia la vigencia de la llamada “religiosidad popular”.
Posiblemente la historia de la gitana nada tenga que ver con la realidad, pero lo cierto es que el emplazamiento de la imagen se transformó en un punto de referencia de todo el borde costero del gran Valparaíso, es decir, un topónimo patrimonial inconfundible para habitantes y visitantes habituales.
Lamentablemente, dicha importancia no ha ayudado a la preservación del entorno arquitectónico, o al menos, no se le ha podido sacar más partido al patrimonio histórico de Reñaca, que tiene en ese punto un espacio de oportunidades. La referida casona–castillo construida por De la Fuente es una edificación que merecería una buena conservación, al igual que la bella casa construida por el gran arquitecto Arnaldo Barison —el mismo que hizo el palacio Baburizza— y que hoy se encuentra en estado ruinoso.
Además, sobre la ermita, en la parte alta del cerro, se encuentra la batería Sirena, una defensa costera de fines del siglo XIX, que aún conserva un imponente cañón Krupp de 280 mm (originalmente había dos), testigo histórico de lo que fue el gran conjunto fortificado de toda la bahía de Valparaíso. Sería óptimo integrar dicha batería a un circuito turístico de Reñaca.
En definitiva, la bella imagen de la “Virgen Negra” es un patrimonio silencioso de Reñaca que, más allá de un tema confesional, su emplazamiento, entorno e importancia para tantas personas, la hace merecedora de una protección que posibilite su continuidad en el tiempo. Ojalá las autoridades municipales de Viña del Mar y la comunidad reñaquina se anticipen a futuras dificultades, como por ejemplo, una posible ampliación del camino costero, obra que haría desaparecer irremediablemente la ermita y su entorno.