En lo profundo de Limache, una huerta teñida de verde alberga una variedad inmensa de plantas y hierbas, que más tarde serán usadas con fines medicinales y gourmet. Melisa, menta, manzanilla, romero, boldo, y muchas más abren sus hojas al sol, al viento y a los humores del clima a la espera de convertirse en medicina naturista bajo el ojo curtido de esta periodista, quien después de mucho andar encontró una razón poderosa para aportar a este mundo. “En este emprendimiento yo vendo vida, vendo verdad, vendo salud. El poder curativo de las hierbas es impresionante”.
Por Macarena Ríos R. /Fotografía Javiera Díaz de Valdés
Los sábados, impajaritablemente, son días de producción. La tienda-taller está dentro de un contenedor frente al cerro La Campana. Y es ahí donde se produce la alquimia. En los estantes conviven todo tipo de hierbas esperando convertirse en aliños, especias, infusiones, aceites corporales, sales de baño y un largo etcétera, con la ayuda de Mitzi, su amiga y asistente. “Trabajo con hierbas de la zona porque también hay un principio de sustentabilidad, de apoyar la producción local y de respeto por la naturaleza”.
Una Javiera espigada, rubia albina, pañuelo en la cabeza que deja entrever su pelo en perfecto desorden, deja la bicicleta a un costado y se aboca, en cuerpo y alma, a lo que viene haciendo hace muchos años. Arte, intuición y naturaleza forman parte de su emprendimiento que ya tiene miles de seguidores y un pequeño espacio en el programa Síntoma Chilensis de 13C que la llena de orgullo, porque significa una oportunidad real para expandir el tremendo poder de sanación que tienen las plantas.
“Cuando llevas tanto tiempo trabajando en esto, observando, escribiendo, estudiando, asimilando y, sobre todo, practicando y experimentando, te das cuentas de que sabes cosas que no entiendes por qué las sabes y eso es muy choro y no me termina de sorprender”, explica. “Este verano mi mamá tuvo dos picadas alérgicas de abeja y araña de rincón. Como ayuda de emergencia, e intuitivamente, usé la flor del ulmo. Una vez en Santiago me puse a investigar y lo poco que descubrí, aparte de que no se sabe mucho de ella, fue que la usé exactamente para lo que la necesitaba y fue increíble. Siento que la naturaleza te va guiando, que hay una sabiduría ahí que se va despertando, las plantas te dan cierta capacidad de leerlas; su color, su aroma, su textura, su temperatura, su forma, el tipo de crecimiento, todo eso te da información que uno después lee con mucha facilidad”.
¿Cuándo partió tu interés por las plantas?
Desde siempre.
HIERBATERÍA PARA CUERPO Y ALMA
“Desde que tengo recuerdos las hierbas han estado cerca de mí, en mis veranos en el sur, en los jardines que fueron creando mis padres. Me acuerdo de ellos podando, trasplantando, hablando de las plantas, y yo acompañándolos mientras inventaba mis pócimas y jugaba a hacer colonias con lavanda y comidas con hierbas. Siempre estuve muy vinculada a este mundo vegetal. Crecí acompañada de plantas, los balcones rebosantes de ellas, la mala madre en mi pieza, en mi baño, mi gusto por las suculentas”.
A los catorce años pidió de regalo un invernadero. A los dieciocho comenzó a practicar yoga, dejó la carne y se asomó al maravilloso mundo de las plantas medicinales, primero en forma autodidacta, leyendo los libros de hierbas y medicina alternativa que le regalaba su papá, y más tarde estudiando medicina herbolárea, cursos terapéuticos y de biomagnetismo. “Siempre fui muy lectora, y me gustaba mucho la investigación. Con la llegada de internet pasaba horas leyendo e investigando. Ahora tengo una gran biblioteca virtual. Eso de observar, de llevar bitácoras siempre estuvo en mí. Tengo miles de cuadernos, apuntes y registros. La curiosidad, así como el gusto por la naturaleza, también fue heredada”.
¿Cómo nace @de_las_hierbas?
Partió de forma muy intuitiva, pero siempre como una especie de actividad secundaria. Hoy @de_las_hierbas es un regalo maravilloso y un deber. De ahí nace mi veta terapéutica y mi trabajo con el equilibrio energético de las personas. Yo ahora realizo todo lo que aprendí a través de los años. Hago gestión, hago magia, hago relaciones públicas, y todo en función de mi marca, de mis hierbas y de mi terapia.
Además de aceites corporales medicinales, aceites reconstituyentes en modo roll-on, sales de baño y para hacer vahos de vapor, Javiera tiene una gran línea de infusiones para necesidades específicas: energizantes, relajantes, antiinflamatorias, para desintoxicar el cuerpo y digestivas. “También se pueden mandar a hacer compuestos especiales”.
¿Algún descubrimiento sobre las hierbas?
Miles. ¿Sabías que las plantas tienen todo lo que nosotros necesitamos? Proteínas, minerales, calcio, aminoácidos, antioxidantes, betacarotenos, vitaminas, es increíble. A mí no me deja de sorprender la cantidad de funciones y de propiedades que tienen las plantas y cómo operan en los distintos órganos. Otra cosa muy interesante es que la planta tiene algo que se conoce como “efecto séquito”, en que las diversas partes de una planta cumplen funciones distintas y complementarias y es una de las razones por las que las hierbas tienen tan pocos efectos secundarios.
“Siempre me pregunté qué había venido a aportar al mundo. Y esto es lo que vine a hacer. Me considero una servidora de la naturaleza y lo digo con mucha humildad. En este emprendimiento yo vendo vida, vendo verdad, vendo salud. Me emocionan los guasap de mis clientes. Tengo mucho público fiel y eso me hace profundamente feliz. Me doy el tiempo de contestar todas las preguntas que me hacen. Estoy feliz de poder ayudar y ser un aporte”.
Hace una pausa. “De las hierbas significa, después de mi familia, todo. Es parte de mi vida”.
¿Cuál es el poder curativo de las hierbas?
El poder de sanación es tan grande que de ahí sale cerca del setenta por ciento de los medicamentos alópatas. La mayor parte de los remedios que tomamos son de origen vegetal, porque la ciencia descubrió lo que nuestros ancestros habían probado y explorado durante milenios, que es la tremenda capacidad que tienen las plantas de ayudar al cuerpo a reparar, sanar y prevenir.
“El estado natural del ser humano es estar sano. Lo que tenemos que hacer, cuando se produce algún tipo de alteración en nuestro cuerpo, es observar y darle al cuerpo y al ser espiritual, la posibilidad de autorepararse porque biológicamente estamos diseñados para la autosanación, por ejemplo, cuando te haces una herida, un corte o una quemadura. Las plantas despiertan y potencian las capacidades propias del ser humano de sanarse, de mejorarse y de mantenerse en un estado de salud, en un equilibrio. Y lo hacen en forma integral”.
¿De qué manera influye el estilo de vida?
Es decidor. Ese poder inmenso que la naturaleza nos ofrece tan a la mano, para que pueda operar, tiene que ir acompañado de otros factores integrales, porque no sacamos nada con tomar medicinas naturistas, hierbas e infusiones, homeopatías y cataplasmas, baños de sales, de manos, tomar aceites esenciales, si no nos ayudamos con otro tipo de cosas que nos mantienen sanos, como el pensamiento positivo, la alimentación saludable y la actividad física.