Javiera Klug y @lalocadelasplantas: el vivero urbano que inspira sustentabilidad

En pandemia creó un Instagram donde hablaba del cuidado de las plantas. La comunidad creció tanto que decidió abrir su propia tienda con un fuerte sello colaborativo y sustentable. Desde ahí, en medio de maceteros, pedestales de madera, sustratos y fertilizantes, organiza talleres y asesorías personalizadas con el propósito de concientizar, acercar la naturaleza a las personas y contribuir al cuidado del medio ambiente.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías Javiera Díaz de Valdés

A veces, las revoluciones comienzan con una semilla. En el caso de Javiera Klug, la semilla fue literal: una lechuga que germinaba en el patio de la casa de sus padres, en Limache, mientras el mundo entero se encerraba. Corría el 2020 y la pandemia llevó a esta ingeniera en diseño de productos a dejar Santiago para refugiarse en la parcela familiar.

Su coqueteo con las plantas había partido antes —“un amigo me decía Jumanji, porque mi departamento estaba lleno de plantas” —, pero allá se hizo viral.

En sus videos mostraba cómo hacer compost, cómo se formaban las semillas de las lechugas, el paso a paso de las frutas que cosechaba. Lo hacía sin plan ni estrategia. Solo con la necesidad genuina de compartir. “Fui una privilegiada, más que un encierro me conecté profundamente con la naturaleza, creamos un huerto y cosechamos tomates. Fue una época bien reflexiva también, porque el nivel de desconexión que tenemos con el planeta es feroz”.

En dos meses, su cuenta de Instagram —@lalocadelasplantas— tenía más de diez mil seguidores que le escribían agradecidos: “Gracias por ayudarnos, me siento menos encerrada”.

Ese impulso la llevó a renunciar a su trabajo y crear su emprendimiento.

Lo primero que hizo cuando renunció a su trabajo fue armar cajas con productos de otros emprendedores locales sustentables: cepillos de dientes de bambú, pétalos desmaquillantes de algodón, jabones de aceite reciclado, lufa. Entremedio, partió a hacer un curso de arte a España y estando allá planificó lo que sería @lalocadelasplantas. “Allá hay muchas tiendas de plantas de distintos estilos, es muy común y quise replicarlo acá”.

Arrendó una casa con un antejardín y se tiró a la piscina. Pintó la fachada, hizo el letrero, diseñó los muebles y armó su propio reino, donde las plantas de interior y las suculentas conviven con maceteros de greda, abonos naturales y productos de otros emprendedores sustentables.

¿Qué aprendiste en el proceso?

Fue todo un desafío, aprendí que las cosas se pueden hacer, es cuestión de proponérselo. Trabajar, gestionar, hacer. Literalmente, yo me fui a vivir al segundo piso de la tienda durante el primer año. Eso fue clave para poder armar el proyecto y una linda etapa.

TRABAJAR CON SENTIDO

“Buscaba que mi emprendimiento fuera un aporte real, que generara conciencia sobre cómo consumimos y se transformara en una tienda colaborativa que apoya el comercio local”, dice. “Descubrí que lo que me motivaba en la vida también podía ser vendible. En la carrera siempre nos instaban a descubrir nuestro propósito y ser un aporte al mundo”.

¿Qué te motiva a seguir, incluso en los días en que el cansancio pesa más que el entusiasmo?
Aprendí a convivir con el cansancio, el sistema es duro, es difícil, hay que trabajar para ganarse las cosas; es difícil emprender, pero creo en este proyecto.

¿Qué productos podemos encontrar en tu tienda?
Todo lo que esté relacionado con las plantas: maceteros, pedestales de madera, colgantes de macramé, sustratos, abonos, semillas, tijeras, guantes, fertilizantes, bioestimulantes, productos para el control de plagas, todo.

El espacio es un verdadero oasis en medio de la jungla de cemento. Tiene una gran variedad de plantas de interior, cactus y suculentas, hierbas medicinales, sahumerios y cosmética natural.

¿Qué sueñas para @lalocadelasplantas en los próximos años?
Seguir creciendo orgánicamente y, ojalá, tener varias tiendas e ir contagiando a la gente de este mundo de las plantas, la naturaleza y la sustentabilidad. Me gustaría dejar un mundo mejor con pequeños cambios. Ojalá esta tienda sea un granito de arena en ese sentido.

¿Qué has aprendido en todo este tiempo?
El mundo de las plantas es infinito, he aprendido muchísimo. Hay que ser muy valiente para atreverse. Esa resiliencia que se desarrolla cuando uno tiene un emprendimiento es un aprendizaje invaluable.

Si pudieras dejar una semilla —una idea o enseñanza— en quienes te siguen, ¿cuál sería?
Definitivamente atreverse, lanzarse, ser valiente, la vida es una, hacer las cosas bien, planificarlas. Tener conciencia, de repente siento que nos vamos al chancho con el consumo excesivo sin sentido, con el uso del plástico.

Si tu vida fuera un jardín, ¿qué plantas no podrían faltar?
Tiene que haber de todo un poco, tiene que haber un equilibrio de especies y diversidad como en la naturaleza misma, que es compleja y diversa. En esa diferencia está la riqueza, la belleza, todo. En el jardín de mi casa tiene que haber de todo un poco: familia, amor, amigos, diversión, trabajo y deporte.