Con la mancha y el trazo como parte de su sello personal, acaba de exponer Disolución y nacimiento, que habla de su mundo interior como artista. A través de catorce obras de gran formato y un par de series, dice que esta exposición es el reflejo de sus últimos cinco años de trabajo, “una obra reflexiva y carente de adornos, fluida y desbordante de contenido. Un viaje interior para dejar de manifiesto lo verdadero”.
Por Macarena Ríos R./ Fotografías gentileza entrevistada
Dueña de un estilo libre y resuelto, sus obras se han paseado por el mundo. Algunas son parte de importantes colecciones internacionales: Luciano Benetton, Giancarlo Meroni, el Banco Mundial en Washington D.C. Otras descansan en casas, hoteles y galerías.
Para Francisca, ser artista es la manera de expresar sus emociones. “Cada vez que pinto siento diferente, pero cuando estoy ahí, en el taller, rodeada de naturaleza y termino de crear, quedo más liviana, más plena”.
El hilo conductor siempre fue el arte. Creció rodeada de pinceles y bastidores, de una creatividad inagotable que le llamó la atención desde niña. “En mi familia era algo importante, había mucha gente talentosa y mucha valoración del arte”.
Al principio fueron rostros, pero la abstracción es parte de su proceso. “Partí pintando en forma más realista, porque me salía natural y me generaba un reconocimiento. Quería mostrar la parte más bonita de este mundo, pero luego me di cuenta de que para mí era importante no solo mostrar la parte luminosa, sino también la oscura, porque así es esta vida. Me interesa más la verdad”.
¿Cuál dirías que es tu proceso creativo?
Parto dibujando para luego dar paso a la mancha y el trazo fuerte. Todos mis cuadros tienen una base figurativa. Ahora trabajo con una paleta restringida haciendo que cada color se exprese de diferentes maneras y que se muestre en muchos matices distintos: brillante, opaco, transparente.
¿Cuáles son tus colores favoritos?
Yo paso por épocas en que me quedo masticando mucho tiempo con un color y todos sus matices. Me fascinan los colores, pero encuentro que pierden fuerza cuando pones tantos colores en el mismo cuadro.
“Siempre me estoy desafiando a cosas nuevas. Hago varias series de cuadros al mismo tiempo para no obsesionarme con uno en particular y de esa manera voy avanzando. Me gusta la técnica del dripping, que es poner grandes telas en el piso y trabajar sobre ellas en el bastidor”.
¿Cómo enfrentas un lienzo en blanco?
Mi fórmula es no tener fórmula. Me enfrento muchas veces de distintas maneras al lienzo en blanco. A veces, dibujo; otras, pinto en el piso varios cuadros. Empiezo a experimentar en forma bastante libre y veo hasta dónde me lleva
Admiradora de los expresionistas alemanes, dice que le gusta mucho Bacon, Giacometti, Kiefer, Rembrandt y Velázquez. “El trazo suelto y la mancha muestran mejor mi sensación más profunda. Me inspiran muchas cosas y situaciones, las vivencias diarias y el dejarme tocar por lo que va aconteciendo”.
Disolución y nacimiento nace luego de varios años de trabajo. ¿Está reflejada la pandemia de alguna manera en él?
Sí, porque siento que todos los días son un recomenzar y tratar de vivirlo de la mejor manera porque no sabemos si va a llegar mañana. Yo creo que todos hemos sentido de diferentes maneras la fragilidad de esta vida, bastaría un soplo para dejar de existir. Quisiera quedarme con lo importante y que no se me vaya la vida en miles de pequeñeces urgentes.
¿La mejor hora para crear?
Me gusta mucho llegar a mi taller muy temprano y cuando me puedo quedar hasta tarde, siempre aparecen cosas que me sorprenden.
¿Cuánto te demoras en una obra?
Pinto varios cuadros a la vez, pero cada uno lo voy tomando en diferentes momentos, madurándolo, avanzo un poco y voy trabajando por capas, tratando de que cada capa se vea.
Justamente de eso se trata su último trabajo: una pintura que da cuenta de un proceso más personal e íntimo de la propia experiencia de la artista frente a la pintura, que muestra sus pentimentos, como si la vida misma fuera un lienzo y se transformara en el propio soporte. “Al enfrentar mi obra aparecen miles de sutilezas, se ven distintas capas y se puede observar claramente los matices del color según el tratamiento, hay una experiencia muy personal frente a mi mancha, cada persona tendrá una interpretación diferente, sensaciones, recuerdos”.
¿Cómo ves el mercado del arte en Chile?
Creo que en Chile, en general, somos bien “rebaño”. Es poca la gente que realmente valora el arte en forma libre sin dejarse influenciar por lo que está de moda. No son muchos los que se dejan tocar por lo que les llega del arte. Algunos buscan por el nombre, otros para que les combine y algunos por amor al arte.