Reconocidos como el primer centro de flotación de la región de Valparaíso, y pioneros en Chile en el uso de realidad virtual y oxinoterapia en sus sesiones, Float Nation ha logrado múltiples beneficios para la salud mental y física de sus usuarios. Desde deportistas a personas que sufren estrés crónico, insomnio, depresión o fibromialgia, son cada vez más lo que se atreven con esta innovadora terapia.
Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés.
El floating —también conocido como tanque de aislamiento— es una práctica muy popular, alrededor de todo el mundo, que consiste en sumergirte en una cápsula de privación sensorial de veinticinco centímetros de agua con sal Epsom (sulfato de magnesio), que permite que tu cuerpo flote sin problemas, mientras te relajas o te desconectas del entorno.
“Todas las fuerzas de la gravedad sobre el sistema músculo esquelético y el sistema nervioso se eliminan, así que imagina un espacio donde no sientas, veas ni escuches nada. El entorno de la cápsula está diseñado para permitir que una cantidad mínima de información sensorial ingrese a tu sistema nervioso. Este entorno tiene una gran cantidad de beneficios y aplicaciones para la salud, el desarrollo personal, la espiritualidad y el bienestar”, cuentan los socios Christopher Muñoz (38) y Ángel Naranjo (41), quienes, en septiembre de este año, abrieron Float Nation en Viña del Mar (ubicado en 12 norte 610), pero su historia empresarial viene de mucho más atrás.
“Entre mis veinte y treinta años me dediqué a viajar mucho y tuve la suerte de vivir en países como Canadá y Japón, que si bien son muy diferentes, tanto en su cultura como idiosincrasia, en ambos el floating era una terapia muy usada y valorada. Siempre he sido escéptico y reconozco que dudé en probarlo, pero me di cuenta in situ de sus beneficios. En ese tiempo no había centros de flotación en Chile, y aunque no lo había pensado como un negocio propio, siempre estaba en mí la constante búsqueda de aportar con un granito de arena, de generarle un bienestar a otros”, cuenta Christopher.
Entonces, ¿cuándo decides emprender?
C: Mi formación es la Ingeniería en Transporte y también estudié Economía, al regresar a Chile trabajé por mucho tiempo en una naviera. Un rubro muy exigente y donde se acostumbran malas prácticas en que la gente “pasa de largo” en sus turnos, descansar una o dos horas se decía que era suficiente. Una vez me tocó trabajar tres días seguidos, sin dormir, y me dio una parálisis facial. Ese episodio me marcó profundamente. Lo primero que pensé es que podía llegar a dañar a otros. Ahí recordé que una cámara de flotación me hubiera ayudado, y también a mis compañeros, a sobrellevar este tipo de carga laboral desmedida. Lamentablemente, esta es una realidad normalizada, de la que no se habla, pero en Chile sigue ocurriendo.
“Renuncié, pero años después decidí emprender, quería hacer algo que significara tanto para mí como para otros. Así abrí el primer centro de flotación de la región en Valparaíso en 2019, pues en ese tiempo sólo había uno en Santiago. El problema es que lo inauguré en la misma semana del Estallido Social, a pasos de la Plaza Sotomayor… y luego vino la pandemia”.
Fue un gran desafío…
C: Sí, pero no quise desistir, yo sabía que existía una necesidad. Muchos trabajadores buscan un descanso efectivo o reponedor, otros tienen dolencias que no los dejan vivir tranquilos, exceso de estrés, enfermedades mal tratadas… pero uno siempre se posterga, por el mismo trabajo, los hijos, los compromisos. Es importante tener un tiempo para cuidarse. Estuve meses “comiéndome mis ahorros” y cuando pensé que ya no iba a funcionar llegaron los primeros clientes. Sobre todo muchos médicos que necesitaban descansar de los largos turnos de la pandemia. Así se empezó a correr la voz.
SALUD FÍSICA Y MENTAL
La terapia de flotación es una práctica que alivia el estrés crónico; dolores como el de espalda, cuello y el causado por artritis, tendinitis y bursitis; las inflamaciones, el insomnio y el dolor psicosomático. También aumenta la función inmunológica, mejora la circulación de las extremidades, rejuvenece y relaja, entre otros.
Fue así que por una dolencia en el cuello generada por estrés laboral, que lo tenía medio inmovilizado, llegó Ángel Naranjo, actual socio de Float Nation. “Siempre he trabajado mucho, como ingeniero en transporte marítimo mi proyecto profesional era ser gerente de una naviera, iba encaminado para ello. Entre medio me fui a Nueva Zelanda, trabajé en exportaciones, en SOQUIMICH… pero mi sueño era emprender. Mi papá marino mercante y mi mamá comerciante, dejaron en mí esa inquietud. El 2011 fui papá y ahí me di cuenta de que cada vez tenía menos tiempo para mí y sobre todo para él; me estaba perdiendo momentos claves en su vida… me convertí en una persona irritable, no era feliz. Y eso no me gustó, no era yo”, recuerda.
¿Cuándo sales de tu zona de confort?
A: El 2014 armé un emprendimiento, llamado Laveco, con mi hermano. Partimos limpiando vehículos y hoy tenemos como clientes a cadenas de supermercados, condominios, entre otros. Después el 2015 se me ocurrió abrir un hostal, Casa Lastra, en Valparaíso. Con el apoyo mi mamá como socia, compramos y remodelamos una casona preciosa. Pero el proyecto no sobrevivió la pandemia. El 2018, también desarrollé con un amigo una aplicación para apoyar a las personas que sufren crisis de pánico. Y así me fui interesando en la importancia de la salud mental en Chile y en temas de bienestar, todos mis negocios han ido siempre conectando con ello. También intenté abrir una clínica estética en Concón, pero no prosperó… hasta que llegué a estas cámaras de flotación que para mí marcaron un antes y un después. Me sentí renovado, fue una experiencia no sólo terapéutica, sino que mágica, pues mi cuerpo logró recuperar todo el cansancio acumulado. Y quise ser parte de este proyecto.
¿Por qué deciden trasladarse a Viña del Mar?
Al asociarnos decidimos hacer crecer el negocio y buscamos, por mucho tiempo, un lugar estratégico, espacioso y cómodo para incorporar más servicios. A Viña del Mar han llegado los mismos clientes de Valparaíso. Gracias al “boca a boca” y sobre todo por las redes sociales muchos se han motivado. Por eso, el próximo proyecto es expandirnos. Nos gustaría continuar en Concón, Los Andes, pero no sólo en esta región, sino que también en Santiago a través de una franquicia, porque desde allá han llegado varios clientes.
¿Quiénes son sus principales clientes?
Llegan muchas mamás, porque las personas que viven esta terapia a la primera persona que piensan regalarle este servicio es a sus propias madres, como agradecimiento y cariño. También atendemos a embarazadas, deportistas, pacientes con fibromialgia o enfermedades crónicas que deben medicarse diariamente y han logrado aminorar sus síntomas. Nuestros clientes más frecuentes son los que tienen dolor muscular, estrés, con altas demandas laborales y problemas personales que les generan trastornos del sueño y quieren regular sus ciclos. Muchos psicólogos han derivado pacientes con depresión, crisis de pánico y adolescentes en terapia (el floating se recomienda desde los doce años). Y es muy interesante conocer las historias y vivencias en la cápsula de cada uno… algunos llegan a un estado meditativo, incluso sienten experiencias extrasensoriales, como si levitaran o giraran en el agua, pero es tu cerebro el que genera esa sensación.
REALIDAD VIRTUAL
“Uno de los servicios que nos diferencia es que somos pioneros en Chile en el uso de realidad virtual dentro de las cápsulas, lo que está recomendado, especialmente, para las personas claustrofóbicas o que se sienten muy nerviosas. A través de los visores se puede vivir una experiencia muy entretenida y también relajante. Además, acabamos de inaugurar un bar de oxígeno, que ayuda a expulsar las toxinas de tu organismo, aumentando el volumen de oxígeno en la sangre, promoviendo la circulación y activando las células de tu piel”.
¿Cómo es una sesión en Float Nation?
Las personas reciben una charla de inducción, les indicamos las posiciones más beneficiosas para flotar y luego los llevamos a la cápsula. También pueden agregar, previamente, un masaje en nuestro sillón con el visor 3D o usar el bar de oxígeno. La sesión de floating dura sesenta minutos, como mínimo, y esta equivale a tres días de buen sueño de ocho horas. No hay ningún lugar en la naturaleza que te permita disminuir las sensaciones al mínimo, ni en el bosque ni la playa. Este ambiente te obliga a la desconexión total del exterior (la media es a los veinte minutos) y a llegar al estado Theta.
¿Cómo es la limpieza de las cápsulas?
Para nosotros es uno de los temas más importantes, pues las cápsulas quedan impecables tras cada sesión. Contamos con un filtro especial para el agua, rayos UV y todo el ambiente se limpia con ozono.
¿Qué novedades tienen para el 2024?
Nos encanta innovar, por eso estamos trabajando con evidencia científica desde España para medir el nivel de cortisol, pero de manera no invasiva como lo es una muestra de sangre (probablemente a través de la saliva). Es decir, si llegas con estrés podemos medir tu cortisol de ingreso y de salida tras haber usado la cápsula. Por otro lado, somos centro de práctica del DUOC y de la Universidad Andrés Bello, pues nos interesa mucho que se siga estudiando en Chile los beneficios de este servicio. Y otro de nuestros proyectos es unirnos a causas sociales para ofrecer el servicio de manera gratuita a alguna fundación u organización que lo necesite. Que el floating llegue a más personas que logren la sanación que experimentamos nosotros mismos.
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