Es fundamental que, desde que nacemos, nos entreguen las herramientas necesarias para descubrir quiénes somos y en qué nos deseamos convertir
¿Alguna vez soñaste con ser una princesa de cuento? Como Cenicienta, Blanca Nieves, Aurora… ¡Debo confesar que yo sí! Soñaba que un hombre fuera mi héroe, que llegara para convertirme en princesa, que cambiara mi vida, que nos enamoráramos; viviríamos en un gran palacio, yo bella, delgada, glamorosa, siempre feliz, casada, con unos hijos bellos. Así como yo, hay muchas niñas que se identifican con las princesas, que quieren tener las muñecas más preciosas y esforzarse en ser como ellas, pero al ir creciendo, me di cuenta de los estereotipos y sesgos que marcaban estas historias como:
Blancanieves: su madrastra la mandó a matar porque era más hermosa (falta de sororidad), el cazador por pena no mató a Blancanieves (ella demostró poco carácter). Continuando el cuento… los enanos pusieron como condición para que Blancanieves se quedara en su casa: limpiar, cocinar, tender la cama, lavar, coser y tejer (desigualdad de género), por último, debió esperar a que el príncipe la besara para ser salvada (el príncipe fue el héroe).
La misma historia se repite con Aurora, Ariel, Cenicienta… que dependen de un hombre para ser felices.
Pero también hay que considerar que existen princesas de cuentos que son una inspiración, por su gran poder interior, verdaderas princesas guerreras como:
Tiana: se esforzó para cumplir sus sueños.
Jazmín: luchaba por su pueblo.
Mérida: defendió su ideal, reconoció y enfrentó sus errores.
Mulán: se unió al ejército para reemplazar y salvar a su padre. Entregó honor a su familia.
Moana: salvó a su pueblo.
Bella: descubrió la belleza interior de las personas, protegió a su padre, no le importaron las críticas de la sociedad.
Estas historias las vemos desde muy pequeñas y nos entregan mensajes que influyen en nuestra identidad, describen un rol en la sociedad, prototipos de belleza y definen hasta dónde podremos llegar. Por esto es muy importante que, desde pequeñas, entendamos que no dependemos de otras personas para ser felices, que las niñas tenemos los mismos derechos, que somos capaces de gobernar nuestro propio reino.
Es fundamental que, desde que nacemos, nos entreguen las herramientas necesarias para descubrir quiénes somos y en qué nos deseamos convertir, para entender que cada una de nosotras es distinta, pero con un gran poder, que nos llevará a convertirnos en grandes personas.