EL MECANISMO. NETFLIX
La depuesta presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, advirtió el año pasado ante el estreno de esta serie que aborda la compleja trama de corrupción que involucra al sistema público y privado del gigante sudamericano, que Netflix estaba siendo utilizado políticamente y que alertaría a los líderes de la región. Aún más. Aseveró que el creador y director de El mecanismo, José Padilha (Tropa de elite), fabricaba noticias falsas con su obra. “En la apertura de cada capítulo está escrito que los hechos están dramatizados”, respondió Padilha. “Si Dilma supiera leer, no estaríamos con ese problema”.
Efectivamente se trata de una serie de ficción, pero no hay que ser muy suspicaz para descifrar que la presidenta Janete es Dilma, Joao Higino representa a Lula y PetroBrasil equivale a Petrobras, entre otras semejanzas de personajes, empresas e instituciones brasileñas. También es cierto que el guion se tomó la libertad de atribuir al personaje de Lula una sentencia incendiaria —“parar la hemorragia” sobre las investigaciones de acuerdos bajo cuerda”—, originalmente dicha por el ministro del gobierno de Michel Temer, Romero Jucá, uno de los conspiradores en contra de Dilma.
El segundo ciclo de El mecanismo se concentra en la caída de empresarios y la manera en que el cerco se cierra sobre el gobierno de Janete, gracias a las investigaciones de Marco y Verena, el expolicía y la agente en ejercicio que colaboran quijotescamente para enfrentar a los mayores poderes de “la séptima economía del mundo”, como repiten varias veces en la serie. La factura y las actuaciones siguen impecables para una trama oscura y seductora porque siempre sabes que aquí no hay coincidencias, sino una manera de explicar cómo Brasil se ha convertido en sinónimo de corrupción.